Oran en Liberia porque ‘el ébola pase’

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Aug 20, 2014
Soldados liberianos revisan a las personas que ingresan en el condado de Bomi el 11 de agosto. Tropas liberianas han establecido puestos de control del ébola e impiden el acceso público a algunas de las ciudades más afectadas después de que el país declarara un estado de emergencia para contener el peor brote de la enfermedad que se conoce. Foto de Reuters.

Soldados liberianos revisan a las personas que ingresan en el condado de Bomi el 11 de agosto. Tropas liberianas han establecido puestos de control del ébola e impiden el acceso público a algunas de las ciudades más afectadas después de que el país declarara un estado de emergencia para contener el peor brote de la enfermedad que se conoce. Foto de Reuters.

[Episcopal News Service] El arzobispo de Liberia, Jonathan Bau-Bau Bonaparte Hart, está orando a Dios que esta [epidemia del] ébola pase” en África Occidental y su pueblo recobre pronto la salud.

Hart, que conversó con Episcopal News Service el 18 de agosto por vía telefónica desde su oficina en la catedral de La Trinidad de Monrovia, pasó el día anterior visitando iglesias de todas las denominaciones en la capital para instar a las personas a practicar las medidas preventivas que los trabajadores sanitarios y del gobierno están pidiendo que se tomen y “a abstenerse de cualquier cosa que nos traiga el ébola”.

También el 18 de agosto, Hart envío una carta de dos pliegos por correo electrónico a ENS en la que explicaba que un comunicado reciente del Consejo Liberiano de Iglesias sobre la necesidad de orar por el brote del ébola había sido alterado por una persona desconocida para incluir una referencia a la homosexualidad y divulgarlo luego en los medios de prensa. Hart es el presidente del Consejo.

El periódico Liberian Observer informó el 31 de julio que el Consejo había pedido tres días de “ayuno y oración a puertas cerradas” en toda la nación, del 6 al 8 de agosto. El periódico decía que el primer acuerdo de la resolución en la que se pedían estas jornadas de oración decía “que Dios estaba enojado con Liberia, y que el ébola es una plaga. Los liberianos tienen que orar y buscar el perdón de Dios por la corrupción y [la comisión de] actos inmorales (tales como el homosexualismo, etc.) que sigue penetrando en nuestra sociedad. Como cristianos, debemos arrepentirnos y buscar el perdón de Dios”.

En su carta a ENS, Hart escribió que el llamado a la oración surgió de una reunión del Consejo en la que los líderes de la Iglesia recurrieron a la Escritura para entender que estaban “en medio de una plaga” y que, al igual que los hijos de Israel, ellos y la nación eran llamados a orar, a ayunar y a arrepentirse.

“Según hablábamos del estado de nuestra nación y de cómo los más vulnerables de nuestra sociedad —las mujeres, los niños, los pobres, los que no son capaces de expresarse siguen sufriendo las consecuencias de una nación en postguerra que aún carece de atención sanitaria, educación y soportes económicos básicos—, nosotros, los líderes, sentimos que si Dios está enojado con nosotros, debemos haber hecho algo contra la voluntad de Dios”.

Los miembros del Consejo convinieron en que la nación necesitaba arrepentirse de “sus faltas, que incluyen avaricia, corrupción y falta de mayordomía en el cuidado de nuestra nación y de su pueblo”.

El debate durante la reunión incluyó una conversación acerca de la sexualidad humana. El Consejo es teológicamente diverso “y en consecuencia interpretamos las enseñanzas sobre la sexualidad humana en más de un sentido”, escribió Hart.

“Si bien todos estamos de acuerdo con la protección de las personas de actos de violencia sexual, algunos de mis colegas creen que la orientación sexual de nuestros hermanos [hombres y mujeres] homosexuales es contraria a la voluntad de Dios”, dijo él en su carta.

Sin embargo, no hubo ningún acuerdo de mencionar la sexualidad humana en la declaración del Consejo de Iglesias, escribió Hart y “ni yo ni mis colegas que tienen un punto de vista diferente sobre la sexualidad humana aprobamos la inclusión de la palabra ‘homosexualidad’ como algo de lo cual la nación tenga que arrepentirse”.

“Alguien decidió incluir esa palabra” en un comunicado en que él creía que todos los miembros habían estado de acuerdo, escribió Hart.

El arzobispo, inmediatamente después de la reunión, viajó a la parte sur de Liberia y —escribió— sin acceso a Internet no tuvo “manera de saber lo que decía el comunicado” hasta que regresó a Monrovia para encontrarse con llamadas de “episcopales liberianos muy enojados, tanto en Liberia como en otras partes del mundo”.

En la carta del 18 de agosto, Hart escribió que, como presidente del Consejo de Iglesias él debía haber ‘revisado personalmente la versión final del comunicado y haberla editado”.

“Lamento profundamente no haberlo hecho”, escribió él.

Hart pidió disculpas a “a todas y cada una de las personas a quienes haya lastimado esa declaración” y escribió que esperaba que los problemas del comunicado no definieran el “increíble testimonio” de su Iglesia en Liberia.

El arzobispo liberiano Jonathan Bau-Bau Bonaparte Hart

El arzobispo liberiano Jonathan Bau-Bau Bonaparte Hart

Testimonio fiel en Liberia
Ese testimonio está anclado en la fe. Los liberianos siempre han recurrido a su fe en tiempos difíciles, escribió el arzobispo, “desde la ejecución de ciertos funcionarios del gobierno, que eran algunos de nuestros feligreses y parientes, cuando el sangriento golpe de Estado militar, hasta los 14 años de insensata y cruenta guerra civil que atestiguó el peor comportamiento humano y ahora este virus del ébola”.

Hart dijo que el ébola es una guerra nueva y diferente. “A diferencia de la guerra donde sabíamos que había soldados y rebeldes armados y motivados por un profundo odio, esta nueva guerra es silente, invisible, pero igualmente devastadora”.

Los trabajadores sanitarios de Monrovia, la capital de Liberia, se sienten abrumados por su empeño de recoger y disponer adecuadamente de los cadáveres de los que han muerto de ébola, dijo Hart a ENS. A veces a la gente se le agota la paciencia de esperar y “a veces recurren a accesos de violencia para atraer a la policía”,.

La violencia del fin de semana en una clínica para exámenes y supervisión de personas que habían estado expuestas al ébola ocurrió, según lo que Hart supo, porque los residentes de la comunidad vecina pensaban que los pacientes en efecto sí tenían ébola. Atacaron la clínica “y se llevaron algunos de los materiales del centro de salud”, apuntó.

Nuevos informes del ataque ocurrido en lo que Hart llamó “uno de las peores áreas marginales” de Monrovia, daba cuenta de que las sábanas y los colchones ensangrentados también se los habían llevado y que 17 personas que estaban ingresadas en la clínica habían desaparecido. Según Hart, las personas también luchan con los sentimientos contradictorios de cuidar a los miembros de su familia enfermos y preparar los cadáveres de los que han muerto con la necesidad de no ponerse en contacto con los fluidos corporales a través de los cuales el ébola, que es un virus hemorrágico, se propaga.

Dijo además que él y otros en las iglesias y en el gobierno están instando a las personas a crear puestos para lavarse las manos y a lavarse las manos con frecuencia en agua tratada con cloro.

Además, hay personas que “aún no creen que lo que está ocurriendo es el ébola —que aún no creen que hay ébola en nuestro país”, dijo Hart.

 

Las muertes del ébola aumentan a través del África Occidental

El actual brote de ébola comenzó en Guinea en diciembre de 2013 y ahora afecta Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona, según la Organización Mundial de la Salud de las Naciones Unidas.

El 15 de agosto, la OMS dijo que del 12 al 13 de agosto, se había reportado un total de 152 casos nuevos del virus del ébola (casos confirmados en el laboratorio, probables y presuntos) así como 76 muertes reportadas de Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona. Desde que comenzara el brote, ha habido 2.127 casos confirmados en el laboratorio, probables y presuntos y 1.145 muertes entre las probadas en el laboratorio, las probables y las presuntas, dijo la organización.

“La escala, duración y letalidad del brote del ébola ha generado un alto nivel de temor y ansiedad públicos, que transcienden al África Occidental” decía otro comunicado de prensa de la OMS. “Tales reacciones son comprensibles, dada la elevada tasa de fatalidad y la ausencia de una vacuna o de una cura”.

La organización reconoció que las personas están buscando curas en todas partes y que algunos están poniendo esperanzas en productos y terapias peligrosos. “Todos los rumores de cualesquier otros productos o terapias efectivos son falsos”, dijo la OMS en el comunicado. “Su uso puede ser peligroso. En Nigeria, por ejemplo, al menos dos personas murieron después de tomar agua salada, que se rumoreaba que los protegería”.

“Las conductas personales más efectivas consisten en evitar situaciones de alto riesgo bien conocidas, reconocer los síntomas de la infección y reportarlos a tiempo para [ser objeto] de análisis y atención medica. La evidencia sugiere que la atención en las primeras etapas aumenta las posibilidades de supervivencia”, dice también el comunicado.

La organización también prevenía a las personas de no confiar en la extensa eficacia de los medicamentos experimentales para tratar el ébola, que se autorizaron la semana pasada, debido a problemas de inocuidad, dificultad de administrarlos en esos escenarios y al limitado suministro de las drogas.

La OMS ha calificado el brote como “el más extenso, grave y complejo”, desde que la enfermedad se detectó por primera vez en Zaire, ahora República Democrática del Congo, en 1976. La enfermedad causó la muerte de 280 personas durante ese brote, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.

—La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.