Agrupaciones de la Iglesia se movilizan para hacerle frente al brote del ébola en África Occidental

Liberianos y sierraleoneses en la diáspora encabezan los esfuerzos para ayudar a sus países de origen

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Aug 18, 2014
Unos voluntarios sepultan un cadáver —preparado conforme a normas de enterramiento seguras para garantizar que no presente riesgos de salud para otros y que interrumpa la cadena de transmisiones de una persona a otra— en una tumba de Kailahún, Sierra Leona. Foto de Tarik Jasarevic/Reuters/OMS.

Unos voluntarios sepultan un cadáver —preparado conforme a normas de enterramiento seguras para garantizar que no presente riesgos de salud para otros y que interrumpa la cadena de transmisiones de una persona a otra— en una tumba de Kailahún, Sierra Leona. Foto de Tarik Jasarevic/Reuters/OMS.

[Episcopal News Service] Dos sacerdotes episcopales con profundas raíces personales y profesionales en dos de los países que están siendo devastados por el ébola dicen que los empeños por contener la propagación del virus mortal están siendo obstaculizados por la lentitud de la respuesta, la falta de suministros médicos, el analfabetismo, la pobreza y la desinformación.

“El problema que hemos tenido es que los liberianos no toman medidas preventivas”, dijo el Rdo. James Tetegba Yarsiah a ENS el 13 de agosto, añadiendo que hasta hace unas pocas semanas los liberianos no le estaban prestando atención a esta “enfermedad mortal”.

“Es ahora que lo están tomando muy en serio”, dijo Yarsiah, que es el capellán y vicario de Voorhees College donde también ejerce de profesor auxiliar de religión y filosofía. Él es también un líder de la Comunidad Episcopal Liberiana en los Estados Unidos de América.

Los padres, hermanos y suegra de Yarsiah, además de otros parientes y amigos suyos, viven en Liberia, que junto con Sierra Leona y Guinea se encuentra en el centro del peor brote de ébola de la historia. Él les ha instado a que tomen medidas preventivas para protegerse del virus, según dijo.

Ellos “se sienten aterrados y horrorizados por la manera en [el ébola] ha asolado y causado la muerte a la población de África Occidental, de manera que están llegando al convencimiento de que es muy peligroso”.

“Y también ven el sufrimiento que le ha traído a la región”, agregó.

James Yarsiah

 

Hasta hace muy poco, la Iglesia Episcopal de Liberia, que tiene sus raíces en la Iglesia Episcopal en Estados Unidos y que ahora es parte de la Iglesia Anglicana en la Provincia de África Occidental, no ha estado haciendo mucho respecto al ébola, agregó Yarsiah.

“Y la razón para eso es que esto es algo que ha tomado a todo el país por sorpresa, y que ha avanzado con mucha rapidez y ha causado mucho caos y muerte”, explicó, añadiendo que La Iglesia Episcopal de Liberia no cuenta con los materiales necesarios, las instalaciones y los suministros médicos que se necesitan. La Iglesia, sin embargo, está intentando educar a la gente, especialmente en las zonas rurales, respecto a la manera de protegerse.

El arzobispo Jonathan Bau-Bau Bonaparte Hart, que fue electo en 2008 como obispo de Liberia y que se convirtió el mes pasado en el arzobispo de la Provincia Interna de África Occidental en la Iglesia de la Provincia de África Occidental, le estuvo contando a Yarsiah del sufrimiento y el miedo que él presencia en Liberia.

“Él teme por sus fieles a través de la diócesis”, apuntó Yarsiah.

Ministrar una zona afectada por una enfermedad como el ébola, dijo Yarsiah, constituye “una carga para él y todo el clero y para toda la Iglesia”.

Agregó que ha tenido noticias de algunos colegas suyos, graduados como él de la Universidad de Cuttington, fundada en 1889 en el sur de Libera por la Iglesia Episcopal de EE.UU., que han perdido a miembros de su familia debido a este virus. Algunos enfermeros profesionales que se graduaron en Cuttington han muerto.

Ese tipo de noticias hace que el ébola “toque de cerca” a los [africanos] que viven en Estados Unidos, señaló él. Hace que la gente tema que no tardará en recibir malas noticias sobre sus seres queridos que se quedaron allá.

Yarsiah cree que si bien muchas iglesias episcopales en Liberia se han visto afectadas por el ébola, la mayoría sigue funcionando. “Este es un momento en que las iglesias deben abrir sus puertas y ayudar a la información de las personas, ayudar a consolar y aconsejar a la gente”, afirmó.

En un llamado a la oración por la población de África Occidental hecho el 8 de agosto, la organización misionera anglicana Us., conocida anteriormente como la Sociedad Unida para la Propagación del Evangelio (USPG por su sigla en inglés) informaba que [el obispo] Hart le había dicho al personal de su diócesis que “hemos unido fuerzas con el Consejo de Iglesias, el gobierno y otras organizaciones en la lucha contra el ébola. Las iglesias están instruyendo a nuestros miembros a que eviten el contacto con personas infectadas, a que se laven las manos con cloro y a que no entren en pánico”.

“Instamos al público a que mantenga su medioambiente limpio”, dijo Hart, añadiendo que la Iglesia está repitiendo el mensaje de las autoridades sanitarias al pedirles a los episcopales que “evitan darse la mano y, en la medida en que sea posible, rehúsen cualquier innecesario contacto corporal”.

“Necesitamos guantes quirúrgicos desechables, cloro y útiles de higiene como salvaguarda contra el ébola”, le dijo Hart a Us.

Yarsiah contó que la Comunidad Episcopal Liberiana en los Estados Unidos de América está tratando de ayudar a la Iglesia a reunir esos suministros, valiéndose de una lista proporcionada por el Consejo Liberiano de Iglesias, del cual Hart es el presidente, y de otra lista que publicara en su página web la embajada liberiana en Washington, D.C.

Se puede obtener más información sobre esta iniciativa en la página web de la organización.

A fines de julio, El Consejo Liberiano de Iglesia pidió tres días de “ayuno y oración de puertas cerradas”, del 6 al 8 de agosto. El llamado, que se divulgó en los periódicos de Liberia, comenzaba por decir que “Dios estaba enojado con Liberia y que el ébola era una plaga. Que los liberianos tienen que orar y buscar el perdón de Dios por la corrupción y actos inmorales (tales como homosexualismo, etc.) que siguen penetrando en nuestra sociedad. Como cristianos, debemos arrepentirnos y buscar el perdón de Dios”.

 

El ébola en Sierra Leona

En la Diócesis de Texas, el Rdo. Johannes George, natural de Sierra Leona, dijo haber escuchado otro tipo de información acerca del ébola.

George ha estado en contacto diariamente con amigos y familiares en busca de actualización. Junto con su congregación en la iglesia episcopal de Cristo el Rey [Christ the King Episcopal Church] en Houston, George reunió a un gran grupo de africanos del sudoeste de Houston para orar y recaudar dinero a fin de ayudar [en esta crisis], informó la diócesis el 12 de agosto. Él también hace contacto por Internet cada sábado con musulmanes y cristianos de todo el país para orar por las víctimas y por los trabajadores sanitarios en África.

George contó que había hablado con personas de su pueblo natal de Kenama, el cual se encuentra en cuarentena.

“Nadie confía en nadie. No confían en los trabajadores sanitarios; ni siquiera confían en su propia familia”, dijo George durante la entrevista en vídeo de la Diócesis de Texas.

“Hay un conflicto entre los trabajadores sanitarios y la gente tradicional”, agregó, que parte de la tradición de la gente de lavar y ungir a los muertos y de “darles un último abrazo” antes del entierro, y el empeño de los trabajadores médicos de evitar que las personas tengan tales contactos con los muertos del ébola.

Las personas, añadió, deben ser sensibles al hecho de que deben comportarse de manera diferente durante una epidemia. Este hecho alguna gente lo pierde de vista, especialmente en aldeas rurales, dijo George.

“No creen que es algo que proviene del interior [de su sociedad], señaló. “La creencia es que proviene de afuera, que viene de Occidente y que Occidente está infectándonos con esto”.

No entienden que el ébola proviene de comer mono, insectos y otros “animales salvajes” que dice George que las personas comen por falta de otros alimentos. El diseminar información acerca del ébola y cómo se propaga resulta difícil porque muchas personas son analfabetas. La mayoría no tiene radio ni televisión, añadió.

 

 

Un informe reciente del New York Times mostraba un cuadro sombrío de la propagación del virus en Njala Ngiema, donde George una vez prestó servicios y predicó. La aldea de 500 habitantes ha perdido más del 10 por ciento de su población, muchos de los cuales son agricultores de subsistencia.

George teme que la cuarentena impuesta para prevenir la propagación de la enfermedad afecte a una población víctima de la pobreza al reducir los pocos suministros de alimento y comida de que disponen los miembros de la aldea. Recurrirán a beber de las aguas contaminadas y a comer más animales salvajes, expresó.

El Times informaba que los expertos reconocen que cualquier cordón sanitario debe permitir que el alimento, el agua y la atención médica lleguen a los de adentro.

Ade Renner-Thomas, canciller de la Diócesis de Freetown, en Sierra Leona, dijo a Us. El 8 de agosto que el gobierno de Sierra Leona ha declarado un estado de emergencia sanitaria pública, lo cual significa que hay cuarentenas en las zonas más afectadas. Se han restringido los movimientos en ciertas zonas y las reuniones de más de cinco personas están prohibidas.

“Cuando nos hemos reunido en una iglesia, no hay estrechones de mano al compartir el rito de la paz, etc.”, dijo él a Us. “Necesitamos tanta oración como ustedes puedan ofrecer”.

Ayuda y Desarrollo Episcopales labora con sus asociados, tanto en Liberia como en Sierra Leona, en apoyo a las campañas por crear conciencia y proporcionar equipo de protección personal y desinfectantes a hospitales y clínicas de escasos recursos en las zonas afectadas, según un comunicado de prensa del 6 de agosto.

La extensión del brote

El actual brote del ébola comenzó en Guinea en diciembre de 2013 y ahora afecta a Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona, según una declaración de la Organización Mundial de la Salud de Naciones Unidas.

 

El 14 de agosto, la OMS dijo que había 1.975 casos de ébola y 1.069 muertes reportadas en Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona.

La OMS ha calificado el brote como “el mayor, más grave y más complejo” desde que la enfermedad se detectó por primera vez en Zaire, ahora República Democrática del Congo, en 1976. La enfermedad mató 280 personas durante ese brote, según el Centro para Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.

En su entrevista con la Diócesis de Texas, George pidió que las drogas experimentales se pusieran inmediatamente a disposición [de los que las necesitaran]. Y el 13 de agosto, la Organización Mundial de la Salud aprobó tal uso, con precauciones.

El respaldo de la organización se produjo después de que ésta reunió a un grupo de especialistas en cuestiones éticas para considerar las implicaciones de responder al uso de tales medicamentos para salvar la vida de pacientes y frenar la propagación de la epidemia, aunque aún su inocuidad y eficacia en seres humanos no hubiese sido evaluada.

“Hubo un acuerdo unánime entre los expertos de que en las circunstancias especiales de este brote del ébola, es ético ofrecer intervenciones no registradas como tratamientos potenciales o de prevención”, dijo Marie-Paule Kieny, subdirectora general de la Organización Mundial de la Salud.

Si los medicamentos han de aplicarse a los pacientes y en qué momento “existe la obligación moral de recoger y compartir todos los datos que se generen”, dijo el organismo en un resumen del 12 de agosto de su debate del día anterior.

“Hubo un acuerdo unánime de que existe un deber moral de evaluar también estas intervenciones (para el tratamiento o la prevención) en los mejores experimentos clínicos que permitan las circunstancias a fin de probar definitivamente su inocuidad y eficacia o arrojar pruebas para detener su utilización”, dijo la institución.

La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.


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