Colombia: Iglesia Episcopal celebra 50 años

Infraestructura, prioridades principales del clero para crecimiento de tiempo completo, sostenibilidad

Por Lynette Wilson
Posted Jun 11, 2014
La Diócesis  Episcopal de Colombia se reunió recientemente en la convención y celebró 50 años. Foto: Lynette Wilson/ENS

La Diócesis Episcopal de Colombia se reunió recientemente en la convención y celebró 50 años. Foto: Lynette Wilson/ENS

[Episcopal News Service – Bogotá, Colombia] Lo que se inició como una capilla donde se habla inglés donde los diplomáticos expatriados británicos, canadienses y estadounidenses se reunieron a principios y mediado del siglo 20, cuando el Catolicismo Romano era la religión del estado, se ha convertido, en el último siglo, en la Iglesia Episcopal Colombiana.

“Hoy celebramos 50 años de vida comunitaria… ustedes son el apoyo de esta familia, la familia que es el fruto de la semilla plantada por aquellos que vinieron antes que nosotros”,  dijo el Obispo de la Diócesis de Colombia Francisco Duque Gomez durante su discurso en la convención diocesana en la Catedral de San Pablo en Bogotá afines de mayo.

Al igual que las otras diócesis de la IX Provincia, Colombia está trabajando para lograr la auto-sostenibilidad   financiera mientras equilibra el crecimiento.

En 1963, la Diócesis de Colombia se separó de la Diócesis de Panamá  para formar su propio distrito misionero. Medio siglo después, la diócesis es una iglesia a  nivel nacional con 35 parroquias y misiones, presentes en las zonas urbanas y rurales que cubre alrededor de 439,000 kilómetros cuadrados de montaña, selva  y regiones de llanuras tropicales.

Para mantener y avanzar su ministerio y para que la misión cumpla con las necesidades espirituales de crecimiento, sociales e humanitarias en la comunidad que sirve, la iglesia necesita una infraestructura permanente y más clero que trabaje a tiempo completo, dijo Duque en una conversación en su oficina después de la convención.

“Hay una necesidad de programas de atención infantil y desarrollo y para atención a las personas mayores, para programas después de la escuela para niños de padres que trabajan y de madres solteras… así como atención a las personas que fueron desplazadas, y para esto necesitamos espacio”, dijo Duque.

Veinte de las 35 parroquias y misiones tienen edificios en la iglesia; otros se reúnen en Iglesias casas. Hay seis sacerdotes a tiempo completo de los 36 que existen, diáconos y laicos evangelizadores. La mayor parte de los clérigos son profesionales con carreras en derecho, educación, negocios, administración; otros son policías jubilados y trabajadores del gobierno.

Colombia es un país de ingreso medio, pero el 33 por ciento de su población de  47.7 millones de  personas  viven en o debajo del umbral de la pobreza. Colombia es el segundo país más poblado en América del Sur después de Brasil, y el cuarto más grande geográficamente.

La mayor parte de los colombianos viven en áreas urbanas: Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena. Muchos han huido de la violencia asociada con la guerra civil continua de 50años y el tráfico de narcóticos .La violencia ha desplazado alrededor de 4.7 millones de personas y cerca de medio millón  se han convertido en refugiados.

Obispo Duque Gomez de la Diócesis de Colombia dio su discurso en la Convención. Foto: Lynette Wilson/ENS

Obispo Duque Gomez de la Diócesis de Colombia dio su discurso en la Convención. Foto: Lynette Wilson/ENS

Bajo la administración de Duque, la diócesis ha desarrollado programas sociales que incluyen micro-finanzas, preescolares, servicios para las personas de edad avanzada y varios programas para los pobres y desplazados colombianos. Estos incluyen la fundación  de La Trinidad en  Cali, que administra un programa de mico-finanzas; un programa de alimentación para las personas de edad avanzada; y un programa que proporciona servicios a 70 niños indígenas, apoyado por  Ayuda y Desarrollo Episcopal.

Otras misiones con sede en Bogotá  incluyen la Misión del Espíritu, el cual proporciona espacio para un programa de respaldo para la Organización de Salud Mundial para fortalecer a las madres solteras y a las mujeres  sin hogar y ayudarles a obtener una educación y atención de salud. La Misión del Divino Salvador proporciona alimentos y refugio para personas de edad avanzada que no tienen hogar y un programa para después de la escuela en uno de los vecindarios más pobres de la ciudad. La Catedral San Pablo administra un programa de desarrollo y liderazgo juvenil. La Iglesia San Pablo tiene un evangelismo financiado por la subvención y el programa de alcance comunitario.

El Rdo. Ted J. Gaiser, es el director de la diócesis de misión para desarrollo y un misionero asignado por la Iglesia Episcopal que se encuentra ahora en su Segundo años de servicio, y ha estado trabajando para promover la misión de alcance comunitario y la auto-sostenibilidad en toda la diócesis.

Gaiser, quien tiene una maestría en administración de empresas y un doctorado en Sociología con énfasis  en justicia social, escribió un programa de formación de desarrollo de proyecto y administración dirigido a dotar a las parroquias con las habilidades para desarrollar proyectos y programas bien organizados, incluyendo vivienda a bajo costo, escuelas de propiedad de la iglesia, oportunidades de empleo y vivienda para las personas de edad avanzada que han sido desplazados internamente.

El entrenamiento, que utiliza un  enfoque de desarrollo comunitario basado en los activos para evaluar los recursos existentes, e incluye un análisis del proyecto, financiación y presupuesto, ha sido realizado en toda la diócesis para ayudar a alcanzar la meta de auto-sostenibilidad financiera para el 2021.

Además, Colforpaz, una organización sin fines de lucro ha sido fundada para poyar la misión y la sostenibilidad de la diócesis.

La diócesis en los últimos años ha establecida su presencia en Cúcuta a lo largo de la frontera norte con Venezuela, donde refugiados que huyen de la guerra civil de Colombia cruzaron la frontera hacia Venezuela,  y donde  los venezolanos huyen de la violencia y los problemas sociales y económicos en su propio país ahora y cruzan a Colombia en busca de refugio. Y en Pasto,  una ciudad al noreste de la frontera con  Ecuador  en el camino a Tulcán, el alto Comisionado de los Refugiados de las Naciones Unidas tiene una oficina local para solicitantes de asilo.

“En estas dos ciudades importantes está en marcha la construcción de nuestros propios templos que nos permitirá desarrollar el trabajo [social] permanente y una presencia pastoral estable”, dijo Duque.

Llamado Vocacional’

El catolicismo romano fue la religión oficial del estado hasta que la Constitución de Colombia establece la protección para la libertad religiosa en 1991. Ahora, el  93 por ciento de la población es cristiana con más del 80 por ciento de ellos identificados como Católicos Romanos.

La mayor parte los sacerdotes y diáconos activos en la diócesis asistieron a los seminarios católicos romanos, y fueron sacerdotes en la Iglesia Católica Romana antes de unirse a la Iglesia Episcopal, y muchos ven el sacerdocio como un “llamado vocacional” en vez de una carrera, dijo Gaiser.

Tener una congregación activa, incluyendo el de alcance comunitario, es un requisito para ser sacerdote en la diócesis. El “proceso” explicó Gaiser, funciona de la siguiente manera: Los aspirantes, con el apoyo de un sacerdote o diácono en su área, empiezan a construir una comunidad de servicio de adoración. La ordenación al diácono y un largo período de Anglicanización” sigue antes de la ordenación al sacerdocio.

La formación Anglicana-Episcopal  va más allá del clero. En los últimos años, la diócesis se ha comprometido a “ensenar, bautizar y formar a los nuevos creyentes”, que es la segunda de las Cinco Marcas de la Misión, y el Rdo. Alberto Pinzón, de la iglesia San Pablo en Bogotá, está trabajando para implementar un programa de evangelización diocesano amplio para invitar, inspirara y transformar personas, y desarrollar parroquias.

“Ellos [la gente que se une a la Iglesia Episcopal] necesita entender lo que significa ser anglicano”, dijo Duque.

Dada la geografía del país y el costo asociado con las reuniones, el clero, laicos, y líderes diocesanos se reúnen típicamente dos veces al año. Además de proveer un lugar para que las elecciones y debates sobre el presupuesto, la convención brinda tiempo para talleres centrados en continuar el desarrollo de la educación  y el liderazgo. La convención diocesana más reciente  incluyo talleres sobre género y sobre la inclusión plena no solo de las personas LGBT pero además de los desplazados y otros grupos marginados; historia de la iglesia; y la auto-sostenibilidad.

El Obispo Carlos López-Lozano, Obispo de Iglesia Episcopal Española Reformada, viajo desde Madrid para asistir a la convención. En más de dos sesiones, él dio una historia de la iglesia, incluyendo la historia de sostenibilidad de la iglesia reformada.

En su mayor parte, él dijo, la Iglesia Episcopal en España empezó como una iglesia indígena y por tal motivo no recibió apoyo del exterior, con la excepción de un período  posterior a la Guerra Civil Española cuando la iglesia pago a sus sacerdotes salaries con fondos del Consejo Mundial de Iglesias.

“Cuando terminó la iglesia necesitaba reorganizar las cosas”, dijo Lopez. “Cuando se tiene dinero, uno no piensa en la auto-sostenibilidad”.

Es importante que la gente en la iglesia entienda que la iglesia necesita dinero para llevar a cabo su misión, y que en la campaña de mayordomía todos participen, él dijo. En solidaridad, las iglesias más grandes ayudan a las iglesias más pequeñas con su misión.

“Se trata de cambiar la manera de pensar sobre lo que somos capaces de hacer”, dijo  Lopez.

Duque y otros obispos de la IX Provincia se han dado cuenta de que las circunstancias regionales imperantes exigen una nueva dirección, dijo. “En virtud de ello, hemos decidido adoptar una estrategia de desarrollo de sostenibilidad integral en cada una de nuestras diócesis”.

El Rdo.  Donald Vinson, Canónigo para la misión y transmisión en la Diócesis de Virginia Occidental, en su discurso en la convención de la Diócesis de Colombia. Colombia y Virginia Occidental tienen una relación de compañerismo largo.  Foto: Lynette Wilson/ENS

El Rdo.  Donald Vinson, Canónigo para la misión y transmisión en la Diócesis de Virginia Occidental, en su discurso en la convención de la Diócesis de Colombia. Colombia y Virginia Occidental tienen una relación de compañerismo largo.  Foto: Lynette Wilson/ENS

La Iglesia Episcopal históricamente ha apoyado a las iglesias de la IX Provincia mediante el programa de subvenciones en bloque, el cual proporciona a las diócesis con fondos de operación por un valor de $2.9 millones en el trienio actual. Colombia recibe la cantidad de $127,400 anuales para su presupuesto de $241,250.

Durante una reunión en Julio de  2013 de laicos y líderes ordenados de la IX Provincia, y el personal de la oficina principal de la Iglesia Episcopal, el consenso fue que la “relación actual entre las Diócesis de la IX Provincia y el resto de la Iglesia  Episcopal está influenciado por la naturaleza de las subvenciones en bloques  que establecen una relación de dependencia. Esto no es espiritualmente saludable, ni para el ‘dependiente’ o para del que se depende’”, de acuerdo a un documento que fue publicado después de la reunión. El documento creado por el grupo de la Misión 2 nación de una larga conversación que se he inició en marzo del 2011 con una conferencia en Tela, Honduras.

En febrero, por recomendación del grupo de trabajo de la Segunda Marca de la Misión (un grupo convocado por el personal de la Sociedad Misionera Nacional y Extranjera), el Consejo Ejecutivo de la Iglesia Episcopal acordó  un plan de18 años para la “auto-suficiencia” para llegar a obtener la sostenibilidad de la misión y del ministerio de la IX Provincia.

Las otras iglesias de la IX Provincia, están en América del Sur, el centro de Ecuador Litoral y Venezuela; en el Caribe, República Dominicana y Puerto Rico; y en América Central, Honduras.

 – Lynette Wilson es una editora/reportera para  Episcopal News Service. 


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