De regreso a su iglesia para… el cuarto domingo de Adviento

Seriamente afectada por el huracán Sandy, la congregación de ‘Todos los Santos en el Exilio’ se dispone a volver

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Dec 20, 2013
Los miembros de la iglesia episcopal de Todos los Santos en Bay Head, Nueva Jersey, estarán de regreso a su templo el 21 de diciembre por primera vez desde que el huracán Sandy afectó gravemente el edificio y sus terrenos el 29 de octubre de 2012. Los feligreses colgaron luces en el pino que se encuentra a la derecha del cartel y celebraron un “Festival de la Luz” la noche del 30 de noviembre como un aviso a la comunidad de que retornarían pronto. Foto de Mary Frances Schjonberg para ENS.

Los miembros de la iglesia episcopal de Todos los Santos en Bay Head, Nueva Jersey, estarán de regreso a su templo el 21 de diciembre por primera vez desde que el huracán Sandy afectó gravemente el edificio y sus terrenos el 29 de octubre de 2012. Los feligreses colgaron luces en el pino que se encuentra a la derecha del cartel y celebraron un “Festival de la Luz” la noche del 30 de noviembre como un aviso a la comunidad de que retornarían pronto. Foto de Mary Frances Schjonberg para ENS.

[Episcopal News Service] Luego de más de un año en el exilio, los miembros de la iglesia episcopal de Todos los Santos [All Saints’ Episcopal Church] en Bay Head, Nueva Jersey, estarán de regreso a su santuario para la Navidad.

Concretamente, los feligreses de la iglesia que el huracán Sandy inundó el 29 de octubre de 2012, estarán de nuevo en su hogar espiritual para el cuarto domingo de Adviento.

Las puertas de Todos los Santos se abrirán de nuevo el 21 de diciembre con un “Oficio de la Luz”. Al día siguiente, la parroquia celebrará su primera eucaristía dominical en la iglesia desde [el azote de] Sandy. William Stokes, obispo de la Diócesis de Nueva Jersey, volverá a consagrar el santuario y el jardín de recordación.

Serán dos días, “muy, pero muy emotivos”, predijo el Rdo. Neil Turton, rector de Todos los Santos.

“Pero, como les he estado advirtiendo en varios sermones que he predicado recientemente, no estamos volviendo de la manera que éramos cuando nos fuimos”, le dijo él a Episcopal News Service en una entrevista reciente. “Va a ser muy diferente. No hay que esperar ser lo que fuimos debido a que las circunstancias han cambiado y nos han configurado en estos últimos 15 meses”.

La iglesia de 124 años se encuentra a tres cuadras del océano y a sólo unos pies del Scow Ditch, una vía de agua que fluctúa con la marea. Sandy causó cerca de $4 millones en daños a la iglesia y la rectoría debido al agua que arrastró desde el Atlántico y la bahía de Barnegat. Y Todos los Santos aún se encuentra rodeada de casas devastadas a lo largo de una faja de la costa de Jersey donde, en otros tramos, los constructores trabajan para restaurar las comunidades que recibieron los azotes de Sandy.

“Es una renovación” dijo Mark Durham, que vive a pocos metros al sur de la iglesia, refiriendo al inminente regreso a Todos los Santos. Él y su familia han regresado a su casa desde enero, pero ha sido un año de soledad ya que pocos de sus vecinos han regresado.

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El Rdo. Neil Turton, rector de la iglesia episcopal de Todos los Santos en Bay Head, Nueva Jersey, de pie cerca de la pila bautismal de la iglesia que, debido a que estaba firmemente sujeta al suelo, ayudó a que toda la estructura se mantuviera en su lugar durante el huracán Sandy. Foto de Mary Frances Schjonberg para ENS.

Bay Head y la vecina población de Mantoloking al sur se asientan juntas en una estrecha franja de tierra entre la bahía de Barnegat y el océano Atlántico, y fueron dos de los pueblos de la zona más duramente azotados por Sandy.  Se cree que un rompeolas de 130 años haya marcado la diferencia entre las casas que se inundaron en Bay Head y las que resultaron destrozadas en Mantoloking.

El ochenta y ocho por ciento de las casas que estaban frente al mar en Bay Head se inundaron, pero sólo una resultó destruida, decía un informe. En Mantoloking el océano rompió la barrera en tres lugares, destruyó 60 casas, dejó 137 inhabitables y afecto a otras 383.

La magnitud de los estragos “ha dejado una profunda cicatriz y nosotros también resultaremos conformados por eso”, dijo Turton, añadiendo que también hay cicatrices psicológicas.

Hay “muchísima frustración y cólera, porque después de 15 meses muchísimas personas siguen sufriendo”, agregó. “Aunque ha pasado el tiempo, parece que se hubiera detenido en lo que respecta a las compañías de seguro y al gobierno” y en cuanto al modo en que las políticas y los procedimientos de las entidades han llegado a obstaculizar a veces la restauración de la costa.

Pero, afirmó Turton, “la comunidad de fe se ha mantenido increíblemente firme”.

Esa firmeza se da a pesar del hecho de que la congregación es más pequeña de lo que era antes del azote de Sandy. Algunas personas no han regresado aún a la costa de Nueva Jersey. Algunas aves migratorias nunca volvieron de la Florida esta pasada primavera. “Montones de personas se han ido”, dijo él, haciendo notar que se trata de una tendencia que está teniendo lugar, a lo largo de la costa de Nueva Jersey y en otros lugares, como secuela del Sandy.

Turton dijo que el promedio de asistencia dominical de la parroquia antes de Sandy era de 168 personas; desde Sandy, la cifra es “un poquito por debajo de 100”. La congregación de Todos los Santos ha pasado estos largos meses celebrando el culto a las 12:15 PM los domingos en la iglesia episcopal de Santa María del Mar [St. Mary’s by the Sea Episcopal Church] en Point Pleasant Beach, a unas dos millas al norte. Santa María también ofreció refugio en forma de comidas y otros suministros a centenares de víctimas a partir de la mañana siguiente al paso de Sandy.

“Nos ha dado un concepto muy práctico de lo que significa ser parte de la familia diocesana, de una manera que normalmente nunca habríamos entendido”, dijo Turton refiriéndose al tiempo que pasó la congregación en Santa María. “Es diferente de asistir a una reunión diocesana. En realidad, hemos vivido y respirado con estas personas, compartimos con ellas el culto, compartimos las comidas, compartimos historias”.

ens_122013_BayHead-3_spNo es el hogar aún. Y el oficio de las 12:15 PM resultó difícil para algunas personas, especialmente jóvenes y familias atareadas. “Sin irrespeto para [la congregación de] Santa María”, dijo Turton. “Ellos han sido estupendos, pero hemos estado en el exilio. Hemos estado en una tierra extraña”.

Con frecuencia, cuando, a lo largo de estos meses, le han pedido que se presente a sí mismo, el rector responde: “Mi nombre es Neil Turton y soy de Todos los Santos en el Exilio”.

Y ahora ese exilio está a punto de terminar. Partes del área de oficinas, fundamentalmente la oficina de Turton, faltan por acabar, pero la iglesia misma estaba casi del todo restaurada cuando ENS la visitó el 10 de diciembre. El órgano reparado debía estar de vuelta en cualquier momento y el emplazamiento del púlpito esperaba la llegada del sistema de sonido. Los bancos todavía necesitaban el portalibros y los cojines.

Esos fueron algunos de los últimos renglones de lo que ha sido una larga lista de pendientes que comenzó inmediatamente después que las aguas del Sandy—que llegaron a la altura de la cintura o más arriba a juzgar por las marcas de escombros que dejó— se retiraron. No todos los daños resultaron obvios al principio, dijo John Tym, un constructor local había terminado un trabajo de cinco años de restauración de la iglesia días antes de que azotara Sandy.

Mientras Tym y un colega recorrían Bay Head después de la tormenta para chequear el estado de las propiedades de sus clientes, su primera reacción fue de alivio cuando vieron que la iglesia seguía en pie en la esquina de la avenida Lake y la calle Howe. Pocos días después entraron en la iglesia y percibieron una capa de residuos de seis pulgadas de espesor en el piso mientras caminaban por el pasillo. Luego notaron que las paredes del santuario se inclinaban hacia adentro mientras ellos andaban.

El Rdo. Neil Turton, rector de la iglesia episcopal de Todos los Santos en Bay Head, Nueva Jersey, muestra la altura que alcanzó el agua arrastrada por el huracán Sandy en su oficina al fondo de la iglesia. El agua de Scow Ditch, a sólo unos pies de las ventanas, horadó un enorme agujero debajo de la iglesia e inundó el área de oficinas y el salón parroquial. Foto de Mary Frances Schjonberg para ENS.

El Rdo. Neil Turton, rector de la iglesia episcopal de Todos los Santos en Bay Head, Nueva Jersey, muestra la altura que alcanzó el agua arrastrada por el huracán Sandy en su oficina al fondo de la iglesia. El agua de Scow Ditch, a sólo unos pies de las ventanas, horadó un enorme agujero debajo de la iglesia e inundó el área de oficinas y el salón parroquial. Foto de Mary Frances Schjonberg para ENS.

La causa era un hueco de ocho a diez pies de ancho lleno de agua debajo del piso. La crecida provocada por la tormenta arrastró casi ocho pies del suelo en torno a los pilares de ladrillo rojo de la iglesia. La parte interior del piso nunca había estado fija a esos pilares, por consiguiente, de no haber sido por los cimientos más modernos del Bristol Hall de un lado y del nártex de los años 50 del otro, a la iglesia se la hubiera llevado el agua, dijo Tym.

Y si un predicador necesitó alguna vez una ilustración para un sermón de bienvenida, helo aquí: la otra ancla que probablemente salvó la iglesia fue la pila bautismal en el nártex cuya base de concreto atraviesa el piso y se afinca en el suelo.

Con ayuda del Seguro de la Iglesia, cuya preocupación y labor Turton calificó de “brillantes”, una compañía de restauración de desastres vino a la iglesia unos días después de la tormenta para secar el interior del edificio, mientras comenzaban las reparaciones y elevaban en dos pies el nivel del muro de contención del Scow Ditch. Este último proyecto fue financiado con $50.000 del dinero del seguro y con la donación de acciones de un feligrés que añadiría otros $30.000, según contó Turton.

Luego, hubo que extraer decenas de miles de litros de agua del subsuelo de la iglesia. Tym supervisó la colocación de cerca de 100 pilotes helicoidales en el terreno debajo del edificio para reforzar los rudimentarios cimientos. La iglesia desde entonces ha estado sujeta a esos pilares y también se han instalado bombas de extracción de agua.

Al piso de la iglesia hubo que arrancarlo y reemplazar las vigas que lo sostenían. Hubo que reemplazar también todos las tuberías sanitarias y eléctricas. El área de oficinas y el interior del salón parroquial y su cocina debieron ser demolidos y rehechos.

A todo el exterior le habían renovado las revestimiento de tablillas en los últimos cinco años aproximadamente y Tym había decidido quitar los andamios que quedaban antes de la tormenta. Luego tuvo que optar entre echar abajo las paredes interiores para llegar al aislamiento térmico que se había humedecido o arrancar las tambaleantes tablillas de cedro. Tym tuvo que irse cuando empezaron a arrancar el revestimiento del edificio porque dijo que no podía presenciarlo.

El agua de Scow Ditch, que corre a lo largo del fondo de la iglesia de Todos los Santos en Bay Head, Nueva Jersey, causó los mayores perjuicios a la propiedad de 124 años, incluidos los destrozos en el jardín de recordación. Foto de Mary Frances Schjonberg para ENS.

El agua de Scow Ditch, que corre a lo largo del fondo de la iglesia de Todos los Santos en Bay Head, Nueva Jersey, causó los mayores perjuicios a la propiedad de 124 años, incluidos los destrozos en el jardín de recordación. Foto de Mary Frances Schjonberg para ENS.

Colin Walsh, cuya compañía, C.M. Walsh Pipe Organs, de Filadelfia, estaba restaurando el órgano dañado por el agua, le dijo a Tym que ellos podían ayudarlo con otros trabajos de carpintería. Cuando resultó claro que la mayoría de los bancos, todos los cuales eran los originales del edificio, no podían salvarse, Tym le pidió a Walsh que hiciera bancos nuevos. El único problema, dijo él, fue que el primer prototipo “se veía demasiado bonito” y Tym temía que los bancos llegaran a verse fuera de lugar en la nave restaurada. Walsh trabajó con Tym para obtener el tinte que los hiciera parecer suficientemente viejos, según el constructor.

La madera de los bancos originales se usó para el revestimiento del salón parroquial y del ala de oficinas. Y con otras maderas que se rescataron se  fabricó un altar para el salón donde se celebran oficios más informales. Tym dijo que había añadido bombillos eléctricos LED (diodos emisores de luz) y otras mejoras para ahorrar energía.

“Hemos logrado una iglesia del siglo XXI en un contexto del siglo XIX”, sentenció Turton.

La pintora Erika Martínez da los últimos toques en el interior de unos armarios en el área de oficinas de la iglesia episcopal de Todos los Santos en Bay Head, Nueva Jersey. Foto de Mary Frances Schjonberg para ENS.

La pintora Erika Martínez da los últimos toques en el interior de unos armarios en el área de oficinas de la iglesia episcopal de Todos los Santos en Bay Head, Nueva Jersey. Foto de Mary Frances Schjonberg para ENS.

El seguro de la Iglesia cubrió todo menos $200.000 del trabajo de la iglesia, —según el rector y Tym— y la parroquia ha recaudado hasta ahora unos $70.000 de esa cifra. Al acuerdo con el seguro se llegó después de algunas negociaciones, pero Turton insistió que “no puedo elogiarles lo bastante” por la manera en que la compañía trabajó con ellos”.

Sandy también inundó la vecina rectoría hasta el punto de que fue menester demolerla. La construcción de una nueva rectoría comenzó a principios de este mes, un proyecto para el cual el Seguro de la Iglesia aportará los $500.000  que cuesta. Sin embargo, Turton y su esposa, Wendy, no vivirán en la nueva rectoría. La pareja se ha mudado cuatro veces desde que fueron desplazados por Sandy y no pueden enfrentarse a una quinta mudanza, explicó él.

Si bien “una o dos personas” cuestionaron la necesidad, en ese caso, de construir una rectoría, Turton dijo que la parroquia debe edificar para el futuro. “Nadie nombrado aquí [como el próximo rector] podría costearse una casa en Bay Head”, apuntó.

Entre tanto, suponiendo que la rectoría esté terminada para el próximo verano, la parroquia puede ponerla en el lucrativo mercado de alquiler del verano por “una suma espléndida”, predijo él.

Pero, por el momento, el verano está muy lejos y el invierno apenas comienza. El Oficio de la Luz del 21 de diciembre en que se celebre el esperado regreso a casa de la congregación de Todos los Santos comenzará exactamente unas seis horas después del solsticio de invierno. Mientras los feligreses y amigos se adentren en la noche más larga del año, sin duda se acordarán de esa otra larga noche: aquella cuando Sandy llegó a la costa.

—La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.