Justicia, paz y reconciliación encabezan la agenda del cristianismo mundial

La Asamblea del CMI ofrece una plataforma esencial para la fraternidad y la acción

Por Matthew Davies
Posted Nov 6, 2013
Un llamado a laborar por la justicia y la paz durante la Plenaria Asiática. Foto de Peter Williams para el CMI.

Un llamado a laborar por la justicia y la paz durante la Plenaria Asiática. Foto de Peter Williams para el CMI.

Reflexiones y cobertura adicional de la Asamblea del CMI pueden verse en vídeo aquí.

[Episcopal News Service, Busán, Corea del Sur] Ya sea abogando a favor de la igualdad sexual, denunciando la persecución religiosa, discutiendo la pobreza mundial, la discriminación, el cambio climático o muchas otras inquietudes, los temas de la justicia y la paz mundiales fueron el meollo de la 10ª. Asamblea General del Consejo Mundial de Iglesias, que ha atraído a miles de cristianos de 345 iglesias miembros en 110 países a Busán, en la República de Corea.

El tema de la reunión, que sesiona del 30 de octubre al 8 de noviembre, es “Dios de vida, condúcenos a la justicia y la paz”.

Para Jasmine Bostock, hawaiana nativa y una de los cuatro delegados oficiales de la Iglesia Episcopal a la Asamblea, el mayor don del CMI es desempeñar un papel de moderador al abordar algunos de los problemas más apremiantes del mundo. “Son la única visión panorámica… que tenemos, en un nivel ecuménico global”.

La Rda. Margaret Rose, funcionaria encargada de asuntos ecuménicos e interreligiosos de la Iglesia Episcopal, dice que el ecumenismo “nos ayuda a darnos cuenta de que no somos el centro del mundo, que todo no es acerca de nosotros… Dios es mucho más grande que nuestras propias definiciones. El ecumenismo consiste en vivir como miembro de la familia de Dios, afirmando quienes somos en contraste con los demás y en el contexto mucho mayor de la misión de Dios, que exige la participación de todos nosotros”.

Miembros de la delegación oficial de la Iglesia Episcopal a la Asamblea General del CMI examinan un documento durante una de las sesiones plenarias. Ellos son (de izquierda a derecha) la Rda. Margaret Rose, la Rda. Consuela Sánchez, el obispo Dean Wolfe y Jasmine Bostock. Foto de Matthew Davies para ENS.

Miembros de la delegación oficial de la Iglesia Episcopal a la Asamblea General del CMI examinan un documento durante una de las sesiones plenarias. Ellos son (de izquierda a derecha) la Rda. Margaret Rose, la Rda. Consuela Sánchez, el obispo Dean Wolfe y Jasmine Bostock. Foto de Matthew Davies para ENS.

Además de Bostock y Rose, los delegados oficiales de la Iglesia Episcopal son el obispo Dean Wolfe, de la Diócesis Episcopal de Kansas, y la Rda. Consuela Sánchez, coordinadora provincial para la Diócesis Episcopal de Honduras.

Ellos se cuentan entre unos 160 anglicanos y más de otros 3.000 cristianos reunidos en Busán.

Rose dijo que la reunión también le había ofrecido un importante espacio a los anglicanos para reunirse [en un evento] donde la prioridad no es interna, “sino más bien encontrar la manera en que los cristianos juntos puedan marcar la diferencia en un mundo quebrantado”.

La Asamblea es el máximo organismo gubernativo del Consejo Mundial de Iglesias y se reúne cada seis u ocho años. Ese es el momento en que la fraternidad de las iglesias miembros se congrega como un todo en oración y celebración.

El arzobispo de Cantórbery, Justin Welby, en su alocución a la asamblea, describió la reunión como “una oportunidad para el encuentro genuino, una oportunidad para aprender mutuamente sobre los demás y para aprender los unos de los otros. Renovamos nuestro compromiso con la trayectoria ecuménica y con la tarea ecuménica. Nos necesitamos mutuamente” [Un vídeo de la alocución de Welby puede encontrarse aquí].

Welby le dijo más tarde a ENS que, para él, parte del regalo que ha significado asistir a su primera Asamblea del CMI ha sido ver “la Iglesia en su acepción más amplia congregada junta, muchísimas diferencias de opinión, muchísimas faltas y flaquezas y grietas, pero juntos… Nos convertimos en una fuerza reconciliadora cuando intervenimos en la reconciliación”. [Un vídeo de los comentarios de Welby a ENS se encuentra aquí].

La dificultad para el CMI, dijo Bostock a ENS, “es que hay muchos problemas, hay muchos contextos y de qué manera uno va a llegar a hacer un juicio de valor que diga que los pueblos indígenas son más importantes que los ‘intocables’, o…que los problemas de la igualdad sexual son más importantes que el cambio climático. Uno no puede nivelar esos problemas en una escala de uno a 10 y ciertamente uno no puede hablar por todo el mundo en todos los contextos”.

Pero Bostock, de 23 años, que preside el Comité sobre el Ministerio Indígena del Consejo Ejecutivo de la Iglesia Episcopal, reconoce que hay ciertas injusticias que el CMI sí decide abordar y que “en algunos contextos eso resulta más influyente y más útil que en otros contextos. Pero, para mí personalmente, viniendo del contexto hawaiano, tiene que ver más con una toma de conciencia. Tiene que ver más con transmitirnos nuestro conocimiento de uno a otro”.

Bostock, que prestó servicios de prácticas en el CMI en 2010, también participó en un evento para pueblos indígenas anterior a la asamblea. “Lo que hace a los problemas indígenas tan apremiantes es que los indígenas tienden a ser los más afectados por problemas como el del cambio climático, el agua potable, el VIH y el SIDA”, dijo ella [Un vídeo de Bostock en el que habla sobre los problemas de los indígenas puede verse aquí].

De izquierda a derecha, Jasmine Bostock, de la Diócesis Episcopal de Hawái; Leonard Imbiri, secretario general del Consejo de Costumbres de Papúa, y Sarah Eagle Heart, misionera de la Iglesia Episcopal para los indígenas, se ayudan mutuamente a atarse un brazalete de oración por la unidad. Foto del CMI.

De izquierda a derecha, Jasmine Bostock, de la Diócesis Episcopal de Hawái; Leonard Imbiri, secretario general del Consejo de Costumbres de Papúa, y Sarah Eagle Heart, misionera de la Iglesia Episcopal para los indígenas, se ayudan mutuamente a atarse un brazalete de oración por la unidad. Foto del CMI.

Otros participantes de la Iglesia Episcopal son Sarah Eagle Heart, misionera del ministerio indígena; Emma Lee Schauf, joven adulta voluntaria en el programa de mayordomos; Rachel Cosca y Carrie Diaz Littauer, en un programa de estudios teológicos auspiciado por el Instituto Teológico Ecuménico Global y Carlin Van Schaik, voluntaria del Cuerpo de Servicio de Jóvenes Adultos que trabaja de voluntaria en el programa Hacia la Paz en Corea, que tiene su sede en Seúl.

“La fe cristiana tiene una tremenda responsabilidad de unirse en torno a problemas fundamentales —la violencia, la guerra, la pobreza—, esos son nuestros grandes problemas globales que exigirán una gran respuesta global de la Iglesia Universal”, dijo Wolfe, “y así nuestras pequeñas diferencias entre denominaciones en verdad resaltan cuando uno las compara con las enormes necesidades que hay en todas partes. De manera que la Iglesia cristiana tiene una oportunidad de coincidir en una variedad de lugares y luego llevar a cabo la obra que Cristo nos ha dado a hacer: ser restauradores, reconciliadores, a veces agitadores” [Un vídeo sobre los comentarios de Wolfe ENS puede encontrarse aquí].

El Rdo. Olav Tveit, secretario general del CMI, se dirige a la Asamblea durante su plenaria de apertura el 30 de octubre. Foto de Matthew Davies para ENS.

El Rdo. Olav Tveit, secretario general del CMI, se dirige a la Asamblea durante su plenaria de apertura el 30 de octubre. Foto de Matthew Davies para ENS.

Durante los primeros tres días de los diez que dura la asamblea, los delegados escucharon a varios oradores dirigirse al pleno sobre temas tales como el VIH y el SIDA, la persecución a los cristianos, las comunidades marginadas, la paz en la Península de Corea, y participaron en conversaciones ecuménicas, estudios bíblicos, cultos, talleres y sesiones de trabajo de comités.

Michel Sidibé, director ejecutivo de UNAIDS, exhortó a las iglesias a “proteger al vulnerable”, especialmente a las minorías sexuales, a los trabajadores sexuales y a otras comunidades que se enfrentan a la amenaza de la pandemia del VIH. También le pidió a la Iglesia que desafíe los tabúes y aliente la compasión y el apoyo para los que viven con el VIH o están afectados por el SIDA.

Corea sigue siendo una península políticamente dividida en la que muchas personas esperan que un día el norte y el sur se reunifiquen. La iglesia en Corea, junto con el movimiento ecuménico, han alentado los empeños a favor de la reunificación durante décadas.

Al preguntarle que problema en particular le gustaría que la asamblea resaltara, el Rdo. Canónigo Kenneth Kearon, secretario general de la Comunión Anglicana, dijo que las iglesias en Corea, particularmente la Iglesia Anglicana de Corea, han promovido encarecidamente la reconciliación en su patria dividida. “Las familias se dividieron cuando se produjeron las divisiones, de manera que es un problema muy personal también”, le dijo ENS. “A veces nos acostumbramos a las divisiones en el mundo, y aprendemos a vivir con ellas y tendemos a ignorarlas… De manera que me gustaría hacer ese compromiso personal de sobreponerse a las divisiones de una manera práctica” [Un vídeo con los comentario de Kearon a ENS se encuentra aquí].

El arzobispo de Cantórbery, Justin Welby (a la izquierda) y el obispo Munib Younan, de la Iglesia Evangélica Luterana de Palestina y Jordania comparten un momento luego de firmar la ratificación de los líderes de la fe a “Bienvenido el extranjero”. Foto de Matthew Davies para ENS.

El arzobispo de Cantórbery, Justin Welby (a la izquierda) y el obispo Munib Younan, de la Iglesia Evangélica Luterana de Palestina y Jordania comparten un momento luego de firmar la ratificación de los líderes de la fe a “Bienvenido el extranjero”. Foto de Matthew Davies para ENS.

Welby se unió al Rdo. Olav Tveit, secretario general del CMI y al obispo Munib Younan, de la Iglesia Evangélica Luterana de Palestina y Jordania y presidente de la Federación Luterana Mundial, en ser los primeros en firmar una ratificación de los líderes de la fe a “Bienvenido el extranjero”.  La ratificación fue iniciativa de una coalición de organizaciones de carácter religioso en respuesta a un llamado hecho en diciembre de 2012 por Antonio Guterres, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Se espera que las agrupaciones religiosas de todo el mundo utilicen las ratificaciones para fomentar en sus comunidades el apoyo a los refugiados y a otras personas desplazadas.

Durante el fin de semana, del 2 y 3 de noviembre, los participantes se diseminaron a través de Corea del Sur para varias visitas demostrativas relacionadas con asuntos de justicia y paz y para asistir a servicios religiosos en centenares de comunidades cristianas a través del país.

En los últimos días, la asamblea asumirá fundamentalmente un carácter pragmático, priorizando mensajes, formalizando declaraciones y llamados a la acción, y proponiendo lineamientos generales para el futuro trabajo programático del CMI. Un Comité Central, salido de los delegados del CMI, se dedicará en gran medida a la labor de redactar los comunicados finales.

Además de las iglesias miembros del CMI, las organizaciones asociadas y otras iglesias —tales como la Iglesia Católica Romana— tienen una notable presencia en el evento. Eso hace de una asamblea del CMI la más diversa reunión cristiana de su tamaño en el mundo. Es una oportunidad única para las iglesias de profundizar su compromiso con la unidad visible y el testimonio común.

Desde que el Consejo Mundial de Iglesias se estableciera en 1948, ésta es la primera vez que la Asamblea General se reúne en Asia. Se eligió a la República de Corea porque la Iglesia en las últimas décadas ha crecido rápidamente en este país, donde cerca del 25 por ciento de la población es cristiano.

Los asociados en plena comunión con la Iglesia Episcopal también tienen una notable presencia en la asamblea, entre ellos los representantes de la Iglesia Evangélica Luterana en América, la Iglesia Morava, las Iglesias Veterocatólicas de la Unión de Utrecht, la Iglesia Filipina Independiente y la Iglesia Siria Mar Thoma de Malabar.

El arzobispo Anders Wejryd de la Iglesia de Suecia (luterana), que se encuentra en proceso de formalizar una relación de plena comunión con la Iglesia Episcopal, dijo: “Creo que el cristianismo se hace demasiado pequeño si se limita a nosotros mismos. Uno tiene que ver otras expresiones [de fe] y ver como el cristianismo responde a otros desafíos más que a los propios”.

La obispa primada Katharine Jefferts Schori, a quien Wolfe representaba en la asamblea, ha definido la reunión como “una oportunidad de apoyar a otros con el fin de edificar una sociedad de paz con justicia”.

Ella le dijo a ENS que la participación de la Iglesia Episcopal “es nuestro acto de solidaridad, nuestra reunión con otros miembros del cuerpo de Cristo para cumplir este sueño de Dios. Oramos con nuestra presencia y con nuestras acciones, concibiendo estrategias, pensando teológicamente y creando coaliciones. Doy gracias por la disposición de nuestros representantes a participar en esta asamblea en Busán, Corea”.

– Matthew Davies es redactor y reportero de Episcopal News Service. Traducido por Vicente Echerri.