Miembros del equipo de trabajo para ‘reinventar’ la Iglesia dicen que el ‘verdadero reto’ es la transformación

El Consejo escucha un informe sobre la labor del TREC y discute supuestos fundacionales

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Oct 18, 2013
Katy George una de los co-coordinadores del Equipo de Trabajo para ‘Reinventar’ la Iglesia Episcopal ofrece una actualización de la labor del grupo a los miembros del Consejo Ejecutivo reunidos en chicago. El Rdo. The Rev. Dwight Zscheile, miembro del equipo, a la derecha, también participó en el informe y en la discusión con el Consejo. Foto de Mary Frances Schjonberg para ENS.

Katy George una de los co-coordinadores del Equipo de Trabajo para ‘Reinventar’ la Iglesia Episcopal ofrece una actualización de la labor del grupo a los miembros del Consejo Ejecutivo reunidos en chicago. El Rdo. The Rev. Dwight Zscheile, miembro del equipo, a la derecha, también participó en el informe y en la discusión con el Consejo. Foto de Mary Frances Schjonberg para ENS.

[Episcopal News Service – Chicago, Illinois] Una de los co-coordinadores del Equipo de Trabajo para ‘Reinventar’ la Iglesia Episcopal le dijo al Consejo Ejecutivo el 15 de octubre que el equipo de trabajo se proponía “no sólo un éxito legislativo”; es decir, que la Convención General de 2015 aceptara sus recomendaciones.

“El verdadero reto no es realmente el éxito legislativo; el verdadero reto es convertir las propuestas en una acción genuina y en una forma sostenida de trabajar a través de la Iglesia de un modo que en verdad cumpla con todos nuestros sueños y visiones de lo que la Iglesia debe ser”, dijo Katy George.

La labor del Equipo de Trabajo para ‘Reinventar la Iglesia Episcopal” (TREC por su sigla en inglés) comenzó en julio de 2012, cuando la Convención General, por medio de la Resolución C095, solicitó que un equipo de trabajo “presentara a la 78ª. Convención General un plan para reformar las estructuras, el gobierno y la administración de la Iglesia”.

George y el Rdo. Dwight Zscheile, miembro del equipo de trabajo, actualizaron a los miembros del Consejo sobre la labor del grupo y les orientaron en una discusión sobre algunos de sus empeños hasta el momento.

El TREC ya ha recibido muchísimas reacciones de algunos miembros de la Iglesia, desde “los detalles más minuciosos hasta la más amplia perspectiva”, dijo George.

Los 24 miembros del TREC, agregó George, saben que la Iglesia ya está cambiando y, por consiguiente, la labor del grupo “no consiste en modificar un enfoque actual, para hacerlo tan sólo un poco más eficiente como si fuera todo lo que se necesita”.

“Entendemos que el papel de la Iglesia, el papel de la religión, el papel de la Iglesia Episcopal ha estado cambiando radicalmente en nuestra sociedad”, añadió.

“Vemos eso en la disminución de la asistencia a la iglesia y en la disminución de los recursos de la Iglesia, y por tanto estamos muy conscientes de que no se trata de hacer de nuestra Iglesia actual un poquito más eficiente —aunque sería bueno si eso pasara— sino que en verdad deberíamos poner en marcha una visión para ayudar a cohesionar la Iglesia en torno a lo que ella puede ser en el siglo XXI: una Iglesia pujante y vital que atraiga a la gente y ejerza una maravillosa influencia en nuestro mundo”.

El equipo de trabajo sabe que, en tan importante labor de cambio, la estructura “nunca es el punto de partida correcto y nunca es la respuesta integral”, le dijo George, una asesora gerencial, al Consejo.

En lugar de eso, tal labor es realmente acerca de lo que se sabe que es la cultura de la organización, cuál es “el grado de alineamiento que existe en torno a la visión”, cómo todo en la organización labora en pro de esa visión al tiempo que discierne si la organización cuenta con los recursos necesarios para llegar allí, dijo ella.

George agregó que el TREC limitaba su campo de acción al quehacer de la Convención General, el Consejo Ejecutivo, la Obispa Primada, la presidente de la Cámara de Diputados, el personal del centro denominacional y los comités, comisiones, agencias y juntas de la Iglesia.

El equipo de trabajo no está contemplando la labor de la Iglesia en sus nueve provincias, sus diócesis, congregaciones y otros organismos eclesiásticos, aunque George reconoció que las decisiones que se hayan tomado respecto a las actividades de esas personas y agrupaciones de la “lista dentro de su campo de acción” sin lugar a duda influirán la estructura y la labor de las entidades de la segunda lista. Esos posibles cambios podrían ser “una adecuada actividad de seguimiento para el próximo trienio”, afirmó George.

Posteriormente, en la discusión del Consejo, el miembro Steve Hurtchinson se preguntó si el deseo de la Convención General de recibir un informe en 2015 era un reto al verdadero compromiso en todas las facetas de tal labor. Y el miembro del Consejo John Johnson instó al TREC a correr riesgos y ser audaz en sus recomendaciones a la Convención de 2015.

El Consejo dedicó casi una hora a discutir con George y Zscheile algunos de los principios incluidos en un Informe de trabajo inicial sobre identidad y visión que el TREC publicó semanas atrás. El informe —sobre el cual la Cámara de Obispos quedó impuesta y los miembros de la Cámara de Diputados que integran el equipo de trabajo enviaron una carta a sus colegas— resumía la labor del equipo de trabajo al buscar respuestas para las siguientes preguntas:

  • ¿Quiénes somos como episcopales? ¿Cuál es nuestra particular identidad?
  • ¿Cómo se expresa y se renueva la identidad episcopal en el contexto del siglo XXI?
  • ¿Cómo ha evolucionado nuestra organización denominacional? y ¿es el actual paradigma el mejor sostén de nuestra identidad y llamado en el contexto de hoy?
  • ¿Qué necesitamos de una organización denominacional en la actualidad y en el futuro?

En el informe, el equipo de trabajo dijo que “un nuevo paradigma para la organización de la Iglesia Episcopal debe arraigarse en nuestra identidad”,  al que llama su “principio organizacional global”, en el sentido que “la estructura debe fomentar una identidad compartida y un sentido de comunidad, al tiempo que resiste los intentos de limitar excesivamente la vida y el testimonio de la Iglesia”.

El informe mencionaba “cuatro papeles específicos que la organización denominacional podía y debía desempeñar”, entre ellos los de “catalizadora, relacionadora, capacitadora y coordinadora”.

“En verdad estamos en busca de un compromiso sustantivo con esas ideas”, le dijo George al Consejo, añadiendo que el equipo de trabajo es “muy receptivo” a revisar su labor respecto a esas ideas a lo largo del próximo año hasta que le toque hacer público su informe a la Convención General a fines de 2014.

George y Zscheile instaron a los miembros del Consejo a alentar la participación y el comentario para ayudar a ese perfeccionamiento. Relacionado con eso, el día de la presentación del TREC al Consejo, el grupo anunció sus planes de “seguir comprometiendo a la Iglesia en todos los niveles en un diálogo permanente respecto a la manera en que podemos ‘reinventar’ nuestras estructuras, gobierno y administración de tal manera que respondan lo mejor posible al llamado de Dios en este momento en nuestra vida, y contribuyan con la mayor fidelidad a vivir en la Iglesia que Dios nos llama a convertirnos en el futuro”, dicho en las palabras del Rdo. Craig Loya, otro co-coordinador del TREC.

La llamado “carpeta de participación” [Engagement Kit], que incluye resúmenes, normas de participación, notas del facilitador y otros materiales, puede descargarse tanto en formato de PowerPoint como de PDF en el cibersitio del equipo de trabajo aquí.  La carpeta, dijo Loya, está concebida para que se use en cualquier reunión local, diocesana o denominacional.

Hay también una oportunidad para la participación virtual, que es una serie de cuatro preguntas.

Los materiales se proponen abordar en parte con la realidad de que, si bien la Resolución C095 le pedía al equipo de trabajo que celebrara una “reunión especial” para recibir respuestas a cualesquiera recomendaciones propuestas que estuviera contemplando presentar a la Convención General de 2015, la Convención no le dio al equipo de trabajo los $450.000 que se calcularon que costaría organizar tal reunión. La convención aprobó (el renglón 282 aquí) $200.000 específicamente para la reunión.

Además, el equipo de trabajo se habrá reunido tres veces durante dos días cada vez, para fines de 2013 (el TREC se reúne nuevamente el 6 y 7 de diciembre). Cada una de estas reuniones también cuesta dinero. La Convención asignó $630.449 a repartirse entre todos los comités, comisiones, agencias y juntas de la Iglesia, incluido el equipo de trabajo.

El equipo de trabajo pidió y recibió una subvención de $150.000 de la iglesia de La Trinidad en Wall Street. “También hablamos acerca de otros medios de reunirnos…”, le dijo Loya a ENS en julio, que podría ser una manera útil de crear nuevos modelos para que la Iglesia se reúna”.

George dijo que el TREC estaba contemplando ahora un plan para celebrar una reunión denominacional en julio de 2014, financiando lo que pueda del costo total de su presupuesto y pidiéndoles a las provincias y los individuos que  sufraguen su participación.

La Rda. Gay Clark Jennings, presidente de la Cámara de Diputados, se refirió a las implicaciones de la cambiante naturaleza de la Iglesia Episcopal durante sus palabras iniciales.

“Entiendan que nuestra identidad como promotores del evangelio nos exige echar a un lado, una vez más, nuestra vieja identidad establecida como Iglesia del poder y del privilegio”, afirmó. “Ya se trate del Congreso o de las grandes empresas, lo que transitan por los pasillos del poder de este mundo no están obligados a seguirnos escuchando —si es que alguna vez lo hicieron. Pero eso no significa que debemos dejar de hablar, no porque seamos culturalmente poderosos, sino porque somos cristianos llamados por Dios a alzar nuestras voces por aquellos que no tienen voz”.

La obispa primada Katharine Jefferts Schori señalaba también en sus palabras de apertura la naturaleza cambiante de la Iglesia, y en consecuencia la labor del Consejo, haciendo notar que los miembros tenían “una importante labor que hacer en comenzar a configurar un marco misional para la misión y el ministerio de toda la Iglesia en el próximo trienio”.

El subcomité de presupuesto del Consejo ha recibido reacciones de la Iglesia, dijo ella, que apuntan a mantener las Cinco Marcas de la Misión “como el marco de referencia deseado, así como su foco de atención en la evangelización, en el desarrollo de nuevas y existentes comunidades de fe en la tradición episcopal y en la convicción de que la estructura denominacional debe concentrarse en la interconexión y en la participación de los recursos”

La cobertura de ENS sobre la labor inicial del TREC se encuentra aquí.

—La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service.