Cuatro diócesis del Medio Oeste inauguran nueva escuela de teología

Por Melodie Woerman
Posted Oct 3, 2013
El Rdo. Rob Baldwin, rector de la iglesia episcopal de La Trinidad, en Lawrence, Kansas, se vale de un banquillo de ordeño para ilustrar las “tres patas” de la teología anglicana durante una clase de identidad anglicana para los estudiantes de la Escuela para el Ministerio “Obispo Kemper”. Foto de Melodie Woerman.

El Rdo. Rob Baldwin, rector de la iglesia episcopal de La Trinidad, en Lawrence, Kansas, se vale de un banquillo de ordeño para ilustrar las “tres patas” de la teología anglicana durante una clase de identidad anglicana para los estudiantes de la Escuela para el Ministerio “Obispo Kemper”. Foto de Melodie Woerman.

[Diócesis Episcopal de Kansas] Las clases ya están en marcha en la Escuela para el Ministerio “Obispo Kemper”, la recién creada casa de estudios que ofrece educación teológica a estudiantes de las diócesis de Kansas, Misurí Occidental, Nebraska y Kansas Occidental. El primer grupo de estudiantes, 35 personas procedentes de las cuatro diócesis, se reunieron por primera vez los días 10 y 11 de agosto en Topeka.

Para celebrar la creación de la escuela, la obispa primada Katharine Jefferts Schori estará en Topeka el 5 de octubre, donde intervendrá en un foro público sobre la nueva forma de la Iglesia y el rostro cambiante del ministerio. Ella participará luego en un oficio para celebrar la apertura de la escuela y dedicará sus instalaciones, y luego saludará a las personas en una recepción pública.

La escuela lleva el nombre del obispo Jackson Kemper, el primer obispo misionero de la Iglesia Episcopal, que fue el obispo organizador cuando cada una de las cuatro diócesis se fundaron en el siglo XIX. Él también estaba comprometido con el valor de la educación teológica local para el desarrollo y fortalecimiento de la Iglesia Episcopal.

La escuela se creó a partir de los programas diocesanos existentes a fin de ofrecer educación teológica de alta calidad a personas que se preparan para la ordenación así como a líderes laicos en las congregaciones, todo ello sin tener que asistir a un seminario tradicional,  donde los costos pueden ascender a más de $30.000 por año.

Y para los obispos de las diócesis asociadas, ofrece algo fundamental: la capacidad de ofrecer un liderazgo pastoral y sacramental a sus congregaciones.

J. Scott Barker, el obispo de Nebraska, dijo que la escuela es, para su diócesis, “la respuesta a una oración”, en parte porque el currículo aborda “la singularidad de la Iglesia en el Medio Oeste”, que incluye montones de pequeñas congregaciones en ciudades y pueblos que se encuentran a muchos kilómetros de distancia.

Dean Wolfe, el obispo de Kansas, dijo que el objetivo de la escuela es formar “líderes visionarios, líderes fieles, líderes valientes” para las congregaciones, no importa la diócesis a la  cual sean asignados.

Martin Field, obispo de Misurí Occidental, dijo que la escuela proporcionará clérigos “bien formados y capaces” a congregaciones que no pueden afrontar el costo de un sacerdote formado en un seminario. Ayudará también a que esas congregaciones identifiquen a líderes naturales en su propio entorno para enviarlos a la escuela, agregó.

Por su parte, Michael Milliken, el obispo de Kansas Occidental, definió a su diócesis como una “zona rural o fronteriza” compuesta de congregaciones muy pequeñas. Esta escuela es “uno de los pocos medios con que contamos para [obtener] una estupenda educación teológica” para los líderes de esas iglesias, afirmó.

Field añadió: “Estoy entusiasmado con este proyecto como siempre lo he estado con cualquier proyecto que se emprenda para el mejoramiento de la Iglesia”.

 

Explorar la naturaleza del ministerio

El decano de la escuela, Rdo. Andrew Grosso, dijo que el beneficio de contar con cuatro asociados diocesanos es que juntos “toman seriamente el emergente carácter misional del ministerio en la Iglesia de hoy”. Explicó que, en tanto se decidía la estructura de la escuela, algunos asuntos fundamentales —la naturaleza del ministerio y la configuración de la iglesia— adquirieron una relevancia especial.

Añadió que la pregunta, ‘¿Cómo formas a un sacerdote?’ conlleva preguntar ‘¿qué apariencia tiene el ministerio cristiano en la Iglesia actual?’. Todo es parte de un contexto mayor”.

El enviar a las congregaciones un clero bivocacional y no estipendiario sólo tiene sentido si los laicos entienden que son parte del ministerio en ese lugar, afirmó. Uno de los propósitos de la escuela será “capacitar e inspirar a más personas a participar en otras formas de ministerio”.

Los empeños iniciales se han centrado en un currículo con vistas a la ordenación, ya que las cuatro diócesis cuentan con personas dispuestas a comenzar esos estudios. Pero Grosso dijo que las clases también prepararán a los líderes laicos para ser catequistas, evangelistas, ministros de los jóvenes, administradores parroquiales, ministros de servicios comunitarios, líderes del culto y predicadores laicos, entre otros ministerios.

 

Educación de alta calidad

Si bien la escuela es nueva, la mayoría de los estudiantes van a cursar segundo y tercer años. El programa para sacerdotes dura tres años, y para diáconos, dos. Cada diócesis establece sus propios criterios para poder matricularse en la escuela.

Charles Everson, estudiante del primer año de sacerdocio proveniente de la Diócesis de Kansas, descubrió rápidamente que los cursos están concebidos para hacer pensar. Luego de sólo dos fines de semanas de clases, dijo él “¡tengo ante mí una trayectoria difícil y emocionante durante los próximos tres años!”.

Bruce Bower es un estudiante de segundo año de la Diócesis de Misurí Occidental que se prepara para ser diácono. Él definió los cursos como “rigurosos” y llamó a los instructores “de primera”. Dijo que asistir a la Escuela “Obispo Kemper” “no significa que los estudiantes tengan que transarse por una educación teológica que sea de alguna manera inferior a la que podrían recibir en otra parte”.

La Rda. Carolyn Ballinger es una estudiante de la Diócesis de Kansas Occidental que están cursando su tercer año de sacerdocio y quien fuer ordenada al diaconado en mayo. Ella dijo que los cursos que ha tomado “exceden las ofertas y las demandas” que ella tenía cuando obtuvo su doctorado en humanidades.

Pero más allá de la calidad de la instrucción, los estudiantes encomian la comunidad que se ha formado entre ellos. Ballinger dijo que luego de pasar un fin de semana al mes viviendo, comiendo aprendiendo y orando juntos, ella y otros se mantienen en contacto fuera de clases, “pidiendo, dando y recibiendo amistad y aliento”.

Bower dijo que un amigo suyo asiste a un seminario episcopal tradicional y que “le había dicho que sentía envidia de la manera en que los estudiantes de la Escuela para el Ministerio “Obispo Kemper” interactuábamos y éramos capaces de desarrollar nuestras relaciones”.

Everson afirmó que el aspecto local de la escuela es de una importancia fundamental. “Hay muchos hombres y mujeres llamados al ministerio ordenado… para quienes un diploma de un seminario formal no es una opción viable”.

Alison Black, estudiante de segundo año de la Diócesis de Kansas, dijo que “siendo una madre que se queda en casa con tres hijos pequeños, no hay forma de que yo pueda asistir a un seminario tradicional en ningún momento de un futuro cercano”. Ballinger afirmó que el marco local hace la educación teológica accesible a personas de “cualquier clase social, cualquier edad, cualquier nivel de influencia económica y cualquier origen cultural o étnico”.

 

Una estructura única

Grosso dijo que él cree que la estructura de la escuela es única en su clase en la Iglesia Episcopal. La Escuela para el Ministerio “Obispo Kemper” es una corporación sin fines de lucro dirigida conjuntamente por las cuatro diócesis.

El deseo de un modelo diferente para la escuela se expresó el año pasado, mientras algunos estudiantes de Kansas Occidental, Misurí Occidental y Nebraska asistían a la Escuela para el Ministerio de Kansas. Los cuatro obispos no tardaron en ver la necesidad de una escuela de propiedad conjunta, para que le resultara posible desarrollarse más allá de lo que una sola diócesis pudiera ofrecer. La escuela de Kansas y otros programas educativos diocesanos se fusionaron en la Escuela “Obispo Kemper”.

Cada una de las diócesis hace una contribución económica al funcionamiento de la escuela. La matrícula de los estudiantes también ayuda a financiar el presupuesto de plantel, incluido un salario para el decano, los estipendios de los profesores y el reembolso por el uso de las instalaciones que la escuela utiliza.

La junta directiva, que incluye a los cuatro obispos como miembros ex officio,  es responsable de supervisar la vida de la escuela, así como el trabajo del decano y del profesorado.

 

Diez meses de clases

Los estudiantes de la Escuela “Obispo Kemper” vienen a Topeka una vez al mes durante 10 meses y toman un curso cada fin de semana. Las clases durante el actual curso académico incluyen estudios bíblicos, ministerio, teología, anglicanismo, espiritualidad, historia de la Iglesia y ética.

Los profesores provienen de las cuatro diócesis e incluyen a instructores con experiencia en un campo en particular. Muchos son clérigos ordenados.

Los estudiantes también participan en sesiones informales con clérigos experimentados para explorar el mundo real, aplicaciones prácticas de lo que están aprendiendo. También se turnan el la dirección de los oficios y en la predicación.

El costo para los estudiantes que se encaminan por la vía de ordenación es de $1.800 al año, y la escuela sugiere que se comparta por igual entre el estudiante, su parroquia y la diócesis.

 

Parte de una tendencia

La Escuela Obispo Kemper no es el único programa educacional multidiocesano de la Iglesia Episcopal. Otro es la Iniciativa Iona, cuya estructura es diferente a la de la Escuela “Obispo Kemper”. Tiene su sede en la Escuela Iona de la Diócesis de Texas, pero funciona bajo los auspicios del Seminario episcopal del Sudoeste en Austin, Texas.

La iniciativa, que se encuentra en el segundo año de un programa experimental de tres años, incluye a Texas y a otras siete diócesis.

Una vez al mes durante 10 meses, los estudiantes se reúnen a lo largo de un fin de semana en su propia diócesis donde reciben instrucción  a través de vídeos y de presentaciones en PowerPoint creadas por los profesores del seminario. Maestros locales orientan los cursos en vídeo y enseñan aspectos prácticos del programa, tales como dirigir el culto. En la actualidad sólo ofrece clases a los que aspiran a la ordenación como diáconos y como sacerdotes no estipendiarios.

Mary MacGregor, que dirige la Escuela Iona de la diócesis, dijo que programas como el suyo y como la Escuela “Obispo Kemper” son los que la Iglesia necesita. Ella hizo notar que en la Diócesis de Wyoming, una de las asociadas en Iona, el 90 por ciento de los sacerdotes son bivocacionales, y la necesidad de programas de educación locales no hará más que aumentar, afirmó.

“Éste es el movimiento que está progresando en la Iglesia. Habrá más escuelas internas en la Iglesia Episcopal”, dijo. Y si bien el contenido de calidad es esencial, no es el único requisito. “Tenemos una mezcla de calidad, accesibilidad y factibilidad”.

– Melodie Woerman es directora de comunicaciones de la Diócesis Episcopal de Kansas. Traducción de Vicente Echerri.