La Iglesia y la Obispa Primada responden a renuncias en la UTO

De la redacción de ENS
Posted Sep 12, 2013

[Episcopal News Service] La obispa primada Katharine Jefferts Schori emitió una declaración el 6 de septiembre respecto a la reciente renuncia de cuatro miembros de la junta directiva de la  Ofrenda Unida de [Acción de] Gracias [UTO, por su sigla en inglés] en respuesta al anteproyecto de una revisión de los estatutos de esa organización.

“Las renuncias de varios miembros la junta de la Ofrenda Unida de Gracias en los últimos días me aflige profundamente. Al parecer responden a una grave sospecha y la atribución de motivos inapropiados y de poco provecho”, dijo la Obispa Primada.

“La Sociedad Misionera Nacional y Extranjera [DFMS, por su sigla en inglés] y su dirigencia electa y oficial… no tienen ninguna intención de despojar a la Ofrenda Unida de Gracias de sus fondos ni de aplicar excesivos controles a sus tareas. Nuestro objetivo es el mismo que se ha mantenido desde el comienzo de la Ofrenda Unida: mitigar el sufrimiento y ayudar a crear una serie de ministerios que ‘proclamen el año agradable del Señor’”, añadió.

La declaración de la Obispa Primada se produjo después de que dos de los miembros de la Junta que renunciaron —Robin Sumners y Barbi Tinder— hicieron una declaración pública el 3 de septiembre en la que decían que conforme a los nuevos estatutos propuestos ellas creen que “el liderazgo de la Iglesia Episcopal dejará a la Ofrenda Unida de Gracias impotente y muda”.

“El abuso de poder resulta asombroso. Con la revisión de los estatutos escritos por el liderazgo de la DFMS, que se espera se presenten en la reunión del Consejo Ejecutivo de la Iglesia Episcopal en octubre de 2013, la junta actual de la Ofrenda Unida de Gracias, que representa 125 años de servicio, cesará de existir”, decía la declaración.

La Obispa Primada, en su declaración, procuró esclarecer que la Ofrenda Unida de Gracias es “un ministerio de toda la Iglesia, y ha estado supervisada desde sus inicios a través de las Mujeres Episcopales y el personal de la misión de la DFMS. No es, y nunca ha sido, una corporación independiente, y el actual estado de derecho en Estados Unidos (donde la DFMS se encuentra incorporada) exige relaciones de responsabilidad con la corporación que mantiene un estatus de entidad sin fines de lucro. Esa realidad suscitó una clarificación de relaciones entre la Ofrenda Unida de Gracias y la DFMS, cuya tarea se inició en el Consejo Ejecutivo en 2008”.

Esa labor ha continuado, añadió la Obispa Primada, y las conversaciones más recientes se han centrado en “poner los procedimientos operativos en conformidad tanto con las leyes federales como con las políticas de la DFMS, y crear un acuerdo entre ambos cuerpos. Esa labor no ha concluido y, desafortunadamente, la reciente renuncia de varios miembros de la junta directiva de la Ofrenda Unida de Gracias afirmaba que esas conversaciones habían concluido. Prevemos una continua labor de desarrollo en esos acuerdos y procedimientos, y esperamos proseguir estas conversaciones con los restantes miembros de la junta, y los nuevos miembros, cuando estos se nombren. El objetivo de toda esta larga labor es la continua existencia y crecimiento del ministerio de la Ofrenda Unida de Gracias. Oramos fervientemente  por un mundo restaurado, y la Ofrenda Unida de Gracias es una manera importante de seguir proclamando el año agradable del Señor”.

Jefferts Schori convocó una reunión de los miembros de la junta de la UTO y el personal de la DFMS el 15 de julio en el centro denominacional de la Iglesia Episcopal en Nueva York, durante la cual ella nombró un comité para trabajar con Tinder, que en ese momento era la presidenta de la junta de la UTO, y otros tres miembros de la junta para revisar los estatutos de la UTO aprobados por el Consejo Ejecutivo en octubre de 2011 y adoptados por la Convención General en 2012.

“Mientras nos preparábamos para la reunión conjunta convocada por la obispa Katharine en julio, comenzamos a revisar todos los documentos pertinentes para entender la presente estructura mediante la cual funciona la junta de la UTO”, dijo Paul Nix, consejero legal de la Iglesia Episcopal y miembro del comité nombrado por Jefferts Schori.

“La revisión de los estatutos suscitó varias interrogantes respecto a cláusulas que no parecían reflejar la verdadera estructura de la junta tal como ha estado, y está al presente, funcionando. Había también disposiciones que simplemente debían discutirse para mejor comprensión de lo que se proponían y cómo iban a llegar a aplicarse. Por consiguiente, pusimos un tema de discusión sobre los estatutos en la agenda de la primera reunión. También previmos que era necesario redactar un nuevo memorando de convenio, de manera que eso también lo pusimos en la agenda”.

También participan en el comité junto con Nix, el obispo Stacy Sauls, director de operaciones de la Iglesia; Heather Melton, que ha servido, desde junio, de coordinador de la UTO en la DFMS y Steve Hutchinson, que preside el Comité Permanente conjunto sobre Gobierno y Administración para la Misión del Consejo Ejecutivo y quien también es canciller de la Diócesis de Utah.

Además de Tinder y de Sumners, el 15 de julio escogieron a Georgie White y a Dena Lee para representar a la junta de la UTO.

“Todas parecían bastante deseosas de participar”, dijo Nix. “Al final de nuestra segunda sesión en agosto, Robin Sumners convino en servir como mi principal punto de contacto en el empeño de intentar llegar a un acuerdo mutuo respecto a la revisión de los estatutos y el memorando de acuerdo creado a tiempo para que la junta de la UTO lo aprobara en su reunión del 26 de septiembre. Esta aprobación le permitiría luego al Consejo Ejecutivo revisar los documentos para una posible aprobación final en su reunión de octubre que ha de tener lugar en Chicago.

La segunda reunión del comité y de los miembros designados de la junta de la UTO se celebró en el centro denominacional el 1 de agosto y fue “una sesión para aportar ideas”, dijo Sumners, que renunció a la junta de la UTO el 3 de septiembre y que sirvió de coordinadora de comunicaciones durante una entrevista telefónica con ENS el 6 de septiembre.

Durante la reunión del 1 de agosto, agregó Sumners, los miembros de la junta de la UTO afirmaron la importancia de la autonomía y de que la UTO mantuviera el control de sus comunicaciones, del otorgamiento de subvenciones y de la supervisión de sus fondos.

El 29 de agosto, Sumners recibió un borrador de los estatutos revisados por Nix. Ella los compartió con el resto de la junta de la UTO.

El borrador de los estatutos revisados ponía a “la junta de la Ofrenda Unida de Gracias enteramente bajo el control del Director de Operaciones de la DFMS y eliminaba todo el funcionamiento autónomo de la junta”, dijo ella, añadiendo que eliminaría la supervisión de fondos de parte de la junta, su responsabilidad en las comunicaciones y disolvería la relación entre la UTO y las Mujeres Episcopales.

Sumners se sintió traicionada, dijo, cuando recibió el borrador de los estatutos revisados y por esa razón ella y los demás renunciaron en protesta.

Los otros dos miembros de la junta que renunciaron son Georgie White, que sirvió de coordinadora del comité de revisión continua y que representaba a Asia y el Pacífico, y la secretaria Renee Haney, que representaba la VII Provincia, explicó Sumners. (La junta directiva de la UTO consta de un miembro por cada una de las nueve provincias de la Iglesia Episcopal, más tres miembros adicionales nombrados).

Una explicación más detalladas de los hechos se incluye en un documento adicional preparado por el personal del centro denominacional que se publicó el 6 de septiembre junto con las declaraciones de la Obispa Primada.

El documento explica que “no hay ahora, ni ha habido nunca, un intento de ‘apoderarse’ de la Ofrenda Unida de Gracias o de romper sus nexos con las Mujeres Episcopales”. El documento subraya que la UTO es un ministerio de vital importancia, acalla cualquier rumor de que haya habido mala utilización de fondos, y que “el 100% de los donativos anuales de las personas de la Iglesia seguirán siendo usados para hacer subvenciones… Ninguno de estos fondos fueron confiados nunca a la junta de la UTO o al comité que la precedió. La DFMS está a cargo de la supervisión fiduciaria de esos fondos para beneficio de la Ofrenda Unida de Gracias, no su junta, y está legalmente obligada a no disponer de esos fondos para ninguna otra finalidad.  Nunca lo ha hecho y nunca lo hará”.

Y finalmente, decía el documento, “es necesario que la DFMS, más que la junta, cumpla con ciertas obligaciones, porque la junta no es una corporación y no puede asumir ninguna responsabilidad legal. Esa [responsabilidad] le corresponde por entero a la DFMS, sus funcionarios y su junta directiva, el Consejo Ejecutivo.

Estas obligaciones incluyen la administración del personal y las responsabilidades fiduciarias para el debido uso de los fondos en fideicomiso, como ya se dijo. La junta y la DFMS estaban estudiando los nuevos estatutos y un memorando de acuerdo para reconocer y poner en práctica estas responsabilidades legales”.

A la UTO se le considera una junta incluida en los Comités, Comisiones, Agencias y Juntas (CCABs). De la Iglesia. La UTO se creó en 1889 como la Ofrenda Unida por la Rama Auxiliar de Mujeres para la Junta de Misiones y apoyaba fundamentalmente la labor de las misioneras. Posteriormente, la UTO amplió sus objetivos para darle cabida a todas las áreas de la obra de la Iglesia.

La UTO sugiere que las personas deben orar y ofrendar diariamente en reconocimiento de su diario agradecimiento por lo que Dios les ha dado. Con frecuencia, las personas a las que la UTO llama “dadores agradecidos” suplementan sus contribuciones diarias antes de enviar el dinero a la UTO, ya sea individualmente o mediante un proceso conocido como la reunión diocesana interna. La UTO cree que la espiritualidad de la acción de gracias une a los dadores con las personas que se benefician de sus dádivas.

Desde las renuncias del 3 de septiembre, los principales líderes de la Iglesia —entre ellos la presidente de la Cámara de Diputados, Rda. Gay Clark Jennings, el Director Ejecutivo de la Convención General, Canónigo Michael Barlowe, y Sauls— han estado en contacto con la junta de la UTO a través de su nueva presidente, Barbara Shafer, y con las Mujeres Episcopales a través de su presidente, Nancy Crawford, para hacer consultas acerca de las renuncias y otros asuntos de interés respecto al funcionamiento de la junta, al menos durante el liderazgo saliente, según un documento adicional preparado por el personal de la DFMS y publicado junto con la declaración de Jefferts Schori el 6 de septiembre.

La discusión se remonta a 2008
En octubre de 2008 se creó un grupo de estudio para llevar a cabo un estudio “serio y extenso” de la UTO. La solicitud del Consejo dio lugar a una serie de conversaciones que comenzaron  en enero de 2009 y se centraron en la necesidad de esclarecer la relación legal de la Sociedad Misionera Nacional y Extrajera con la UTO. (La DFMS es la entidad legal corporativa de la Iglesia).

El Consejo Ejecutivo, en su reunión de octubre de 2011 acogió con beneplácito un informe del grupo de estudio de la UTO diciendo que el grupo y la UTO habían desarrollado una relación de trabajo mucho más estrecha y habían resuelto muchas de las inquietudes que suscitaron el estudio.

Mark Harris, que presidió el grupo de estudio y era miembro del Consejo Ejecutivo, dijo en ese momento: “Descubrimos que, en el proceso de hacer esta labor, rehicimos la confianza entre las dos organizaciones”. Harris añadió que una nueva serie de estatutos aprobada por la junta de la UTO en septiembre de 2011 “arreglaba la mayoría de los problemas que tenían que ver con la estructura de manera que satisfacía tanto a la UTO como a la DFMS”

Esa labor fue el resultado de un esfuerzo de dos años para esclarecer la relación de la organización con la Iglesia, explorar medios de aumentar las donaciones a la UTO, medios de dar a conocer mejor la UTO a otros en la Iglesia y medios de expandir el enfoque de la organización de financiar actividades de la misión.

— Traducción de Vicente Echerri.