Siguen festejando la igualdad matrimonial y los fallos judiciales a través de la IglesiaPosted Jul 5, 2013 |
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El obispo Andrew M.L. Dietsche, de la Diócesis Episcopal de Nueva York, sostiene una pancarta desde la plataforma de una carroza durante el Desfile del Orgullo Homosexual en Nueva York. Margaret, su esposa, aparece a su izquierda. Foto de Sharon Sheridan para ENS.
[Episcopal News Service] Una gardenia blanca en el ojal y un anillo de diamante en el meñique de Steve Price fueron tributos agridulces en medio del multitudinario regocijo de la “Celebración de la igualdad” en la pro catedral de San Juan [St. John’s Pro-Cathedral] el 27 de junio en Los Ángeles.
De Los Ángeles a Nueva York, los feligreses se reunieron a lo largo y ancho de la Iglesia para celebrar, de manera muy pública y también muy personal, después que el Tribunal Supremo de EE.UU. derogara la Ley en Defensa del Matrimonio (DOMA por su sigla en inglés) y declarara inconstitucional la prohibición del matrimonio de parejas homosexuales en California (Proposición 8).
Los fallos del tribunal extendieron muchos beneficios federales, que anteriormente les habían sido negados, a parejas del mismo sexo casadas en los estados de EE.UU. que permiten tales uniones y allanaron el camino para que se reanuden los matrimonios de homosexuales en California.
“He estado librando esta batalla durante 30 años”, dijo Price, cofundador de la naciente Comunidad Episcopal del Espíritu Santo en Silver Lake, California.
Al tiempo de celebrar el poder “experimentar el amor de Dios en este momento los unos con los otros”, Price dijo que su gardenia era un tributo a “los espíritus de todas las personas que no pudieron llegar a la meta”. El diamante era una herencia familiar que él convirtió en un anillo del meñique. Habría sido un anillo de boda, pero su compañero “murió de SIDA, no está aquí para la ocasión”.
Otras personas en la celebración llevaban camisetas del orgullo homosexual con la divisa que nos resulta tan familiar: “la Iglesia Episcopal te da la bienvenida”.
Mary Glasspool, obispa sufragánea de la Diócesis de Los Ángeles, suscitó exuberantes vítores y un prolongado y estruendoso aplauso —de parte de unos doscientos feligreses que asistían al oficio en Los Ángeles el 27 de junio— tan sólo con sus palabras iniciales: “Han ocurrido muchísimas cosas esta última semana”.
“Es interesante advertir cuántas cosas parecen ocurrir a finales de junio”, añadió Glasspool, que en 2009 se convirtió en la primera sacerdote abiertamente homosexual y con pareja en ser electa obispa en la Iglesia Episcopal.
Por ejemplo, dijo ella, el 28 de junio es el 44º. aniversario del comienzo de los disturbios de Stonewall, “esa serie de eventos que, para muchas personas, marcó el comienzo del movimiento por los derechos de los homosexuales en este país”.
Y “el 24 de junio fue el 40º. aniversario del incendio deliberado de UpStairs Lounge en Nueva Orleáns, donde murieron 32 personas y que suscitó tan poca atención en su momento e incluso una vergonzosa falta de respuesta de cualquiera que ostentara alguna autoridad, incluidos los líderes de las instituciones religiosas”, añadió.
Ella le dijo a la jubilosa asamblea que había elegido una de las lecciones de la noche (Romanos 8:35-39) “porque fue el único pasaje de la Escritura que me mantuvo en la Iglesia cuando yo le buscaba solución a mi propia sexualidad y creía que tal vez Dios me odiaba por ser lesbiana”.
Pero añadió que, de tener nuevamente la oportunidad, podría haber elegido la parábola de los obreros de la viña (Mateo 20:1-16) porque “dice algo respecto a la irresistible gracia de Dios dada a todo el que quiere recibirla, y a nuestra humana y muchas veces destructiva dificultad en celebrar los dones que otro recibe, en celebrar nuestra diversidad”.
Ella exhortó a los presentes a pasar de “la igualdad a la solidaridad”, a aprender a regocijarse genuinamente con los dones que otros reciben. “¿Cómo podemos trabajar juntos para promover el reino de Dios?”.
En muchos lugares de Estados Unidos también se estaba festejando la Semana del Orgullo Homosexual. Muchas celebraciones de la semana se fusionaron con las que provocaron los fallos del Tribunal Supremo.

El obispo J. Jon Bruno, de la Diócesis de Los Ángeles, asistido por la diácona Margaret McCauley y la arcediana Joanne Leslie, preside la eucaristía el 27 de junio flanqueado por dos parejas de homosexuales en un oficio en la pro catedral de San Juan “para celebrar la igualdad”. Foto de Janet Kawamoto.
En la ciudad de Nueva York, más de 100 personas comenzaron el día en la Misa del Orgullo disco, en la iglesia de San Marcos en el Bowery [St. Mark’s Church-in-the-Bowery]. El oficio comenzó la interpretación de “Sobre el arco iris” [Over the Rainbow] por Earl Giaquinto, que iba ataviado con los colores del arcoíris [representativos del movimiento gay], y terminó con una danza debajo de una luz estroboscópica y reflectores de colores.
Con música en vivo que sonaba a sus espaldas, la Rda. Stephanie Spellers, canóniga para la vitalidad misional de la Diócesis de Long Island, celebró la eucaristía llevando puesta la casulla verde de Barbara Harris, la obispa sufragánea de Massachusetts, ya jubilada, y la primera mujer en ser ordenada al episcopado en la Comunión Anglicana.
La segunda lectura del día fue un fragmento del falló del Tribunal Supremo que derogaba partes de la DOMA.
“Tenemos muchísimo que celebrar hoy”, dijo en su sermón la Rda. Winnie Varghese, rectora de San Marcos. “Cuando el gobierno actúa a favor del pueblo, se percibe como una liberación”.
Cuando Jesús afirmó su rostro para subir a Jerusalén, se dirigió hacia el centro del poder, lo mismo que hicieron los profetas, como Eliseo, para “proclamar lo que es justo en las ciudades del rey”, dijo ella. Varghese instó a los fieles a celebrar, pero también a continuar ese papel profético de luchar por los derechos de todas las personas.

La Rda. Megan Sanders, rectora interina de la iglesia de San Andrés en Staten Island, reparte la comunión el 30 de junio en la eucaristía ofrecida por el capítulo de Integrity del área metropolitana de Nueva York a los manifestantes del Desfile del Orgullo Homosexual que no tenían oportunidad de asistir a la iglesia antes de participar en el evento a lo largo de la Quinta Avenida. Foto de Sharon Sheridan para ENS.
En la calle 38 de Manhattan, la Rda. Megan Sanders, rectora interina de la iglesia de San Andrés [Church of St. Andrew] en Staten Island, celebró una eucaristía programada por el capítulo de Integrity del área metropolitana de Nueva York para los manifestantes que no podían asistir a la iglesia antes de participar en el desfile a lo largo de la Quinta Avenida. Sanders, que se casó recientemente con Kristin Robyn, dijo que había “llorado en mi auto durante todo el trayecto camino al trabajo” cuando oyó la noticia del fallo del Tribunal Supremo. “Estaba muy emocionada, pero también insegura de lo que esto significa y de qué manera protegemos a las personas que no están casadas”.
En el desfile, los episcopales de las diócesis de Nueva York y Newark portaban estandartes de la Iglesia delante de una carroza. Andrew M.L. Dietsche, el obispo de Nueva York, y su esposa Margaret saludaban desde la carroza a la multitud que se alineaba a lo largo de las calles y que los vitoreaban y bailaba al son de la música de la carroza. Una pareja de dos hombres, vestidos de blanco, se encontraban [entre los espectadores] debajo de un cartel que decía “Recién casados hoy”. Uno de los novios expresó las palabras “gracias” al paso de la carroza. En varios lugares, entre ellos la iglesia episcopal de la Ascensión [Episcopal Church of the Ascension], hubo voluntarios que les ofrecieron agua a los manifestantes.
“Me siento feliz de estar aquí” dijo Dietsche, haciendo notar el apoyo de la diócesis a la igualdad matrimonial y a la plena inclusión de las personas LGBT [homosexuales, bisexuales y transexuales] dentro de la Iglesia. “Creo que la gente percibe [la llegada de] un nuevo día en Estados Unidos, y sólo aspiramos a ser parte de él y celebrar”.
Luego del desfile, Dietsche participó y habló brevemente en las Vísperas del Orgullo [Homosexual] en la iglesia de San Lucas del Campo [St. Luke in the Fields].
“Estamos presenciando, como personas de fe, un cambio monumental en los corazones y mentes de la gente… a una velocidad pasmosa”, afirmó.
La carroza de la Iglesia “es de enorme importancia”, agregó. “Dice que la Iglesia Episcopal te da la bienvenida y ése es un mensaje en extremo importante de la Iglesia a la comunidad LGBT, porque no siempre lo hizo. Tal vez estamos empezando a sanar algo del daño que la Iglesia cometió en el pasado”.
La Rda. Barbara Lundblad, pastora luterana y profesora de homilética en el Seminario Teológico de la Unión, en Nueva York, predicó sobre el pasaje de la viuda y el juez injusto del evangelio de Lucas.
“Tenemos que seguir importunando hasta que todas las personas del país tengan el derecho al voto y tengan el derecho a casarse y tengan el derecho a ser bien tratadas, incluso las personas solteras”, dijo. “Es posible celebrar y seguir importunando. Puede ser la única manera leal de celebrar en esta época de nuestra historia”.
![Llevando una estola que hizo para oficiar en su primera boda [de una pareja] homosexual, la Rda. Susan Copley, rectora de la iglesia episcopal de Cristo y de la misión de San Marcos en Tarrytown, Nueva York, participa en el Desfile del Orgullo Homosexual en Nueva York el 30 de junio. Foto de Sharon Sheridan para ENS.](https://www.episcopalnewsservice.org/wp-content/uploads/2013/07/ens_070113_pride4_sp.jpg)
Llevando una estola que hizo para oficiar en su primera boda [de una pareja] homosexual, la Rda. Susan Copley, rectora de la iglesia episcopal de Cristo y de la misión de San Marcos en Tarrytown, Nueva York, participa en el Desfile del Orgullo Homosexual en Nueva York el 30 de junio. Foto de Sharon Sheridan para ENS.
Las campanas de la catedral repicaron al mediodía “como señal de unidad con la comunidad LGBT”, según un comunicado de prensa de la catedral. Centenares de personas se reunieron en la catedral para celebrar los fallos del Tribunal Supremo.
Más de cien personas asistieron a un foro de “elementos esenciales” en la catedral de Santa Margarita [St. Margaret’s Church] en Palm Desert, California, en la Diócesis de San Diego, según el Rdo. Lane Hensley, rector de la misma.
Hensley, quien dijo que tiene programado oficiar en la boda de una pareja del mismo sexo en septiembre, explicó que el foro tenía por objeto comenzar un diálogo respecto a la viabilidad de vivir conforme a los fallos del tribunal.
El 30 de junio, el obispo Mark Holmerud, del Sínodo de la Sierra del Pacífico de la Iglesia Evangélica Luterana en América, predicó en una eucaristía al aire libre del Desfile del Orgullo Homosexual, justo antes de su 43ra. celebración anual. El principal oficiante de esta eucaristía fue el obispo Marc Andrus, de la Diócesis Episcopal de California.
El día de los fallos del Tribunal Supremo, Andrus escribió en su blog que estar en la ciudad de San Francisco desde temprano en la mañana a la espera del anuncio de Washington D.C. “bajo la mirada de la estatua y el espíritu del martirizado supervisor de San Francisco, Harvey Milk, como hizo notar David Chiu, el actual presidente de la Junta de Supervisores, era un modo de mostrar gratitud por la obra, el testimonio y el sacrificio de todos los presentes, de todos aquellos en muchos otros lugares, y de aquellos cuya labor echó las bases sobre las que ahora nos alzamos”.
Andrus le dio las gracias al clero y a los laicos de la Diócesis de California “que han sido tan fieles en su lucha, durante décadas, por hacer realidad este momento” y a los obispos de las diócesis episcopales de California y a los obispos episcopales de 22 diócesis que se le unieron en la firma de dos testimonios de apoyo [amicus curiae] que se presentaron ante el tribunal en ambos casos.
–La Rda. Pat McCaughan y Sharon Sheridan son corresponsales de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.
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