El Papa es argentino

Por Monica Vega
Posted Jun 24, 2013

Todos conocemos y nos reímos a menudo de esta inveterada y aparente rivalidad entre argentinos y brasileños, catalizada en el futbol, la religión, los estilos y lo que a uno se le pueda ocurrir.

Es por eso que elegí esas palabras para enmarcar unas simples líneas de reflexión sobre los eventos que se están dando en Brasil y el lugar de la iglesia en este proceso. Y porque creo que  Brasil no solo exporta futbolistas, carnaval y música, sino también sólida democracia.

Los Paulistanos salieron hace apenas unas semanas, a las calles para manifestar en contra de un aumento del 7% en el transporte publico. Lo que parecía una protesta totalmente local, se replico en otras ciudades y lo que parecía un tema puntal, se transformo  en la punta de un iceberg de la situación del pueblo brasileño. De inmediato todo esto se transformo en noticia internacional que es y sigue estando cubierto por muchos medios y redes sociales. Profundicemos un poco mas en este iceberg.

Lo que estas manifestaciones hacen evidente es que hay un descontento generalizado sobre la narrativa que se ha construido en los últimos  10 años en Brasil. Una narrativa de una economía competitiva que ha hecho que el país  se convierta en miembro de BRIC, en la 5 economía del mundo, adoptara políticas de inclusión que se materializarían con los 40 millones de personas que se “sumaron” a la clase media, políticas de afirmación, la inclusión de afrodescendientes e indígenas. Es claro que esta narrativa se desacelero y hasta podríamos decir se paro.

Y se suma también que Brasil será la anfitriona de dos mega eventos, el Mundial de Futbol en 2014 y las Olimpiadas en 2016, sin contar con algo menos mega pero que igualmente incurrirá en enorme gastos como la Jornada Mundial de la Juventud, en un mes, terminamos teniendo una combinación de variables que hace que el pueblo brasileño exprese  su insatisfacción frente a lo que no pareciera tan evidente: las dos Brasil que conviven y que son consecuencia de esta narrativa.

Las formas de democracia participativa, otra narrativa en la que tanto trabajo y esfuerzo de articulación ha puesto el pueblo brasileño desde hace 20 años, también se ven en peligro, al encontrarse cooptadas por megaproyectos e infraestructuras inverosímiles. El racismo continua presente de modo encubierto y se visibiliza con la culpabilización de los lideres indígenas como obstáculos para el “progreso” y quizás la muestra mas indudable del desmantelamiento de este logro del pueblo brasileño, es que la Comisión Nacional de Derechos Humanos, no parece abocarse a la defensa y protección de derechos y libertades que sufren muchísimos hijos de la tierra  en nombre de la incontrolable producción de soja y los agrocombustibles y la cría de ganado que son los motores y sostenedores de esta economía competitiva y feroz. Hoy la Comisión de Derechos Humanos esta en manos de un pastor que esta obsesionado con la “cura gay”. Que mas añadir?

Es indiscutible que como Iglesia, como pueblo de Dios peregrino en Brasil estamos invitados a volver a nuestra vocación profética. Esta realidad nos cuestiona y nos obliga a tomar partido, porque Dios toma partido, porque Jesús toma partido.

Esta vocación profética es un llamado a testimoniar con nuestras vidas la Alianza entre Dios y su pueblo. Una Alianza que establece una nueva economía, una economía (administración de la casa) que tiene como eje la ley de la fraternidad y la sororidad.

Hoy estamos invitados como Iglesia, como bautizados, como creyentes, a participar activamente en demostraciones populares que tienen lugar en las distintas ciudades, a  salir a las calles de Sao Paolo, Recife, Rio, Curitiba, Joao Pessoa. Estamos invitados predicar desde nuestros pulpitos que creemos en la  Resurrección de Cristo, que la Resurrección trajo un nuevo orden de justicia, que la Resurrección no es darle vida a un cadáver sino justicia a las victimas. Y así, luchar porque todos tengan acceso a la salud, a la educación, a una retribución justa por un trabajo cumplido, a luchar para que el Reino se instaure aquí y ahora.

Hoy estamos invitados también a seguir caminando los estrechos corredores de los asentamientos mas pobres de nuestras ciudades, en Goaina, Las Palmas, Rio, Santa María, las polvorientas y calurosas calles de Porto Velho, Belem, Campo Grande, Linea 40 en la Amazonia,  a seguir visitando, compartiendo las alegrías y las tristezas, los anhelos y esperanzas de  la gente, sirviendo y poniendo la mesa para nuestros hermanos mas pobres que ven desde lejos esta bonanza no estén mas esperando de las migajas que caen del banquete.

Hoy mas que nunca estamos invitados a construir esa economía del reino, economía a partir de los pobres y excluidos, que se construye desde el grito y el canto de nuestro pueblo, una economía de compasión solidaria con los que están al costado del camino, de indignación profética y de presencia amorosa que abraza y consuela.

Hoy mas que nunca estamos invitados a proclamar con nuestras voces, pero también con nuestros pies y nuestras manos, con nuestros corazones que Dios camina junto a su pueblo pobre, que tiene memoria del mas pequeño de su pueblo y que ha puesto su morada entre nosotros.

 — Monica Vega es una misionera en la Iglesia Episcopal.