El Salvador: Misioneros que se adentran en el terreno y enfrentan los retos

Por Lynette Wilson
Posted Apr 19, 2013
Tom y Dianne Wilson.

Tom y Dianne Wilson.

[Episcopal News Service – San Salvador, El Salvador] Para los misioneros Tom y Dianne Wilson la parte del servicio que les ha presentado hasta ahora un mayor desafío ha sido aprender español.

La pareja, proveniente de Rutland, Massachusetts, y miembros de la iglesia episcopal de San Francisco [St. Francis Episcopal Church] en Holden, en la Diócesis de Massachusetts Occidental, llegó el 4 de marzo y ha pasado las primeras seis semanas de servicio misionero en la Iglesia Anglicana/Episcopal de El Salvador estudiando español en el Centro de Intercambio y Solidaridad y viviendo con una familia anfitriona, lo cual completa su experiencia de inmersión en la lengua española.

“El idioma es el mayor desafío”, seguido por el calor y los mosquitos, dijo Dianne Wilson, de 65 años, jubilada como asesora de impuestos del gobierno municipal.

Antes de llegar, Tom Wilson, de 50 años, dijo que “ellos tenían un millón de preocupaciones” relacionadas con ser “extranjeros en una tierra extraña”, pero que la Iglesia ha llevado a cabo con ellos una gran labor de acogida y los ha ayudado a aclimatarse.

La primera participación de los Wilson con los misioneros de la Iglesia Episcopal tuvo lugar cuando eran miembros de la iglesia de San Andrés [St. Andrew’s Episcopal Church] en Martha’s Vineyard, Massachusetts, e integraban un equipo de apoyo para un amigo que estaba prestando servicios en Kenia. Cuando se mudaron a St. Francis en 2007, la iglesia acababa de establecer una relación  con la Fundación Cristosal, explicó Dianne Wilson.

La iglesia de San Francisco se había comprometido a diezmar, a contribuir con el 10 por ciento [de sus ingresos] a la organización de desarrollo comunitario basado en derechos humanos que surge de las iglesias Anglicana y Episcopal que sirven en El Salvador, pero Cristosal no quería el dinero a menos que los miembros de la iglesia se propusieran hacer una visita, contó ella.

“Cuando llegamos allí [a la parroquia de San Francisco] acababan de planear su segundo viaje a El Salvador y yo quise ver el otro lado [el servicio misionero sobre el terreno], dijo Dianne Wilson.

Sin embargo, Tom Wilson, ex director de finanzas de una organización sin fines de lucro, no se sintió inmediatamente convencido, explicó, porque el viaje no incluía la construcción de algo. En lugar de “proyectos” de construcción, Cristosal se empeña en capacitar a los pobres a laborar en pro de la justicia y el desarrollo como ciudadanos iguales en una sociedad democrática, y Tom dijo que a él no le interesaba tener un momento “kumbaya” [una experiencia de confraternización superficial], pero al final decidió que no podía dejar que su esposa fuera a Centroamérica sola.

“El desarrollo basado en los derechos humanos es un concepto difícil, hasta que uno lo ve”, afirmó Tom Wilson, quien luego se convirtió en presidente del comité de misión de la iglesia de San Francisco. No obstante, fue la pasión de Noah Bullock, el director ejecutivo de Cristosal, lo que puso a los Wilson en la senda del servicio misionero, dijeron ellos.

Esa fue la primera de tres visitas que los Wilson hicieron entonces a Cristosal y a El Salvador. Su cuarta visita se produjo en agosto de 2012, cuando pasaron dos semanas viviendo en El Maizal, una pequeña comunidad a dos horas y media en auto de San Salvador y a 32 kilómetros de la frontera de Guatemala, donde la Iglesia tiene una casa de huéspedes y una granja. Los Wilson cumplirán su compromiso misionero en El Maizal, y se mudarán allí en los próximos días.

La primera prioridad de los Wilson, dijeron ellos, es enseñarles inglés como segunda lengua a los niños de la comunidad y a los adultos que les interese, y administrar la casa de huéspedes que, cuando esté funcionando, puede llegar a albergar 12 personas.

Hay unas 30 viviendas de bloques en el área, y también una escuela episcopal. Es una zona que fue destruida por terremotos en 2001 y reconstruida con la colaboración de Ayuda y Desarrollo Episcopales.

En los años 80, El Salvador fue víctima de una brutal guerra civil, librada sobre todo por el problema de la desigualdad [económica y social]. Y en los años que siguieron a los Acuerdos de Paz arbitrados por las Naciones Unidas en 1992, el país más pequeño y más densamente poblado de América Central ha experimentado varios devastadores desastres naturales. Tiene, además, uno de los índices de asesinatos más altos del mundo. La desigualdad aún persiste, con alrededor del 50 por ciento de la población adulta desempleada, y el 47 por ciento que vive en la extrema pobreza.

Los Wilson se han comprometido con tres años de servicio, pero entienden que el trayecto a recorrer no será fácil.

“Esta es una vida dura, para no mencionar lo que a uno le tocará presenciar: personas que viven en una pobreza abyecta”, dijo Dianne Wilson. “Es una vida increíblemente difícil: Nosotros estamos visitándola, ellos la viven”.

Los Wilson están compartiendo su experiencia en un blog que pueden visitar aquí.

– Lynette Wilson es redactora y reportera de Episcopal News Service. Se encuentra actualmente radicada en San Salvador, El Salvador.

Traducción de Vicente Echerri