Un hospital de Gaza sigue sirviendo a los pobres a pesar de sus dificultades económicas

Por Lynette Wilson
Posted Jan 14, 2013
Una mujer musulmana y su bebé esperan por una revisión médica en el hospital Al Ahli Arab de la Ciudad de Gaza el 2 de enero. El hospital dirige un programa de tres meses para niños desnutridos. Foto de Lynette Wilson para ENS.

Una mujer musulmana y su bebé esperan por una revisión médica en el hospital Al Ahli Arab de la Ciudad de Gaza el 2 de enero. El hospital dirige un programa de tres meses para niños desnutridos. Foto de Lynette Wilson para ENS.

[Episcopal News Service] En un reciente día soleado en Gaza, un grupo de madres con sus hijos esperaban sentadas en los bancos del cuidado exterior del hospital  Al Ahli Arab para recibir atención médica de un programa que ofrece tres meses de servicios a 750 niños de 0 a 5 años.

El programa de nutrición es sólo uno de los muchos servicios de consulta externa que el hospital público y sin fines de lucro, administrado por la Diócesis Episcopal de Jerusalén ha seguido prestando mientras se convierte en un hospital especializado y capea las dificultades económicas exacerbadas por una reciente pérdida de financiación.

“Es nuestro testimonio como cristianos servir a los pobres”, dijo Suhaila Tarazi, la directora del hospital. “Con todo lo que está pasando en Egipto [la agitación política] y en Siria [la guerra civil] mantener un lugar como éste, un lugar cristiano como éste, es importante”.

El hospital emplea a 110 personas, el 30 por ciento de ellas mujeres, y atiende a unos 30.000 pacientes al año, 6.000 de ellos en la misión médica gratuita, agregó.

El 2 de enero, la obispa primada Katharine Jefferts Schori y el obispo anglicano en Jerusalén, Suheil Dawani, entraron en Gaza desde Israel por el Cruce del Erez en el norte para ver el hospital, reunirse con el personal y celebrar la eucaristía en su capilla.

La obispa primada Katharine Jefferts Schori y Suheil Dawani, el obispo anglicano en Jerusalén, escuchan a una mujer musulmana hablar sobre la importancia del hospital Al Ahli Arab el 2 de enero. Foto de Lynette Wilson para ENS.

La obispa primada Katharine Jefferts Schori y Suheil Dawani, el obispo anglicano en Jerusalén, escuchan a una mujer musulmana hablar sobre la importancia del hospital Al Ahli Arab el 2 de enero. Foto de Lynette Wilson para ENS.

La obispa primada visitó Israel y los Territorios Palestino durante la Navidad y el Año Nuevo a invitación de Dawani. Además del obispo, la acompañaron a Gaza el Rdo. Canónigo Robert Edmunds, encargado de la Iglesia Episcopal para el Oriente Medio y antiguo capellán de Dawani; Alexander Baumgarten, director Relaciones Gubernamentales de la Iglesia Episcopal con sede en Washington, D.C., y el Rdo. Canónigo John Organ, actual capellán de Dawani.

Después de cruzar la frontera, el grupo fue recibido por Tarazi y su chofer, que los llevó a través de las atestadas calles de la Ciudad de Gaza, frente a sus tiendecitas, en muchas de las cuales venden artículos baratos hechos en la China o reparan automóviles, hasta llegar al hospital que, con su arquitectura colonial inglesa, se destaca en medio de la calamidad de las calles.

Unos niños le sonríen a la cámara durante una visita al hospital Al Ahli Arab el 2 de enero. Foto de Lynette Wilson para ENS.

Unos niños le sonríen a la cámara durante una visita al hospital Al Ahli Arab el 2 de enero. Foto de Lynette Wilson para ENS.

El hospital Al Ahli Arab es algo más que una anomalía arquitectónica y una instalación médica; es un símbolo de esperanza para una población que viven en condiciones desesperadas y que contempla un futuro incierto.

“La gente considera este lugar como un sitio seguro, un oasis”, dijo Tarazi. “La gente no puede entender que este hospital carezca de recursos. La gente nos relaciona con Occidente, somos aquí las piedras vivas” [1 de Pedro 2:5].

El hospital de Gaza es una de las 35 instituciones sanitarias y docentes que dirige la Diócesis Episcopal de Jerusalén en cinco países del Oriente Medio. Es una de las tres organizaciones cristianas —las otras dos son una escuela ortodoxa griega y otra católica romana— y uno de los 21 hospitales de atención primaria que funcionan en Gaza.

En junio de 2012, luego de una alianza de dos décadas, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA, por su sigla en inglés), anunció que le pondría fin a su apoyo económico del hospital, lo cual reduciría el presupuesto de la institución en $1 millón, o casi la mitad, a mediados de año. En julio, la agencia, que proporciona ayuda, protección y promoción social a unos 5 millones de refugiados palestinos en el Oriente Medio, dio a conocer que extendía su financiación hasta el 31 de diciembre de 2012.

“Desde el primer momento el obispo Suheil dijo que [el hospital] debía continuar; no era una situación fácil para nosotros”, explicó Tarazi.

Luego de la decisión de la UNRWA de ponerle fin a la financiación del hospital, la diócesis se comprometió a encontrar una financiación transitoria en 2013 y contrató a un asesor de fuera para que llevara a cabo un estudio de viabilidad a fin de evaluar las opciones para el futuro.

La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) está financiando la construcción de un centro de diagnóstico de tres plantas en los terrenos del hospital, el cual se espera que abra en abril, y el hospital también tiene planes de añadir una unidad de quemados.

Proyectándose hacia el futuro, y en dependencia del resultado del estudio de viabilidad, el plan es que el hospital se especialice en cáncer, urología, neurología y oftalmología, dijo Dawani.

“Esperamos poder hacer algo para aliviar el sufrimiento”, afirmó Dawani durante un almuerzo con médicos y otros profesionales luego de la visita al hospital.

El hospital ofrece también atención completa para mujeres, muchas de las cuales carecen de seguro y padecen de cáncer, hipertensión y diabetes. El cáncer es la primera causa de muerte entre las mujeres de Gaza, un lugar donde las mujeres no tienen los mismos derechos que los hombres.

Dado el alto índice de cáncer, el hospital comenzó un programa de detección del cáncer para mujeres —de las que se sometieron al examen, el 30 por ciento requirió pruebas adicionales. Muchas de las mujeres provienen de pequeñas aldeas cerca de la frontera, fuera de la Ciudad de Gaza, y para algunas, dijo Tarazi, es la primera vez en años que salen de la aldea.

“El pueblo gazano espera que el hospital se quede; todo el mundo sabe que es un hospital cristiano que brinda mucho amor a las personas necesitadas”, dijo el Dr. Maher E. Ayyad, cirujano y director médico del hospital, el 2 de enero. “No queremos convertirnos en historia”.

“Por favor, mantengan el hospital funcionando todo el pueblo de Gaza necesita este lugar. Cuando uno salva a una mujer, no sólo salva su vida, sino a su familia”.

Aunque el número de cristianos en Gaza no llega a 2.000 —de una población que se calcula entre 1,8 y 2 millones de personas, el 99,3 por ciento de la cual es musulmana sunita— su presencia y misión son apreciadas por una sociedad donde más del 40 por ciento de las personas están desempleadas y alrededor del 38 por ciento vive en la pobreza en una franja de terreno de 40 km. de largo y entre 5,6 y 12 km. de ancho, bordeada por Israel, Egipto y el Mar Mediterráneo.

Los cristianos son vistos en Gaza como “parte integrante de la sociedad”, y son “muy respetados y altamente apreciados por sus servicios”, dijo el Muy Rdo. Hosam Naoum, deán de la catedral de San Jorge [St. George’s] en Jerusalén, en una entrevista en el patio de la hostería de San Jorge.

Además de la decisión de la UNRWA, la situación política de Gaza, la crisis económica mundial y la escasez de medicamentos y combustible, todo ello ha contribuido a los recientes conflictos del hospital, dijo Naoum.

“En estos casos la Iglesia siempre se encuentra a sí misma en un lugar donde tiene que actuar. Tenemos que hacerle frente [a esos problemas] lo mejor que podamos. Y a Dios gracias la Iglesia tiene su voz y sus amigos alrededor del mundo y personas que se preocupan por la gente de esta zona, especialmente los necesitados y los que sufren”, dijo Naoum el 1 de enero, al día siguiente que cesara la financiación de la UNRWA.

Los Amigos Americanos de la Diócesis Episcopal de Jerusalén, una agrupación que ha apoyado las instituciones diocesanos durante mucho tiempo, envió $75.000 al hospital luego del anuncio de la UNRWA.

La 77ª. Convención General, que sesionó en julio de 2012, aprobó la Resolución B017 que llama a la Iglesia Episcopal a apoyar al hospital Al Ahli Arab mediante recaudación de fondos y promoción. La resolución fue propuesta por el obispo Jon Bruno de la Diócesis Episcopal de Los Ángeles, que comparte una relación de compañerismo con la Diócesis Episcopal de Jerusalén.  La diócesis de Los Ángeles recaudó $40.000 para el hospital Al Ahli en 2012.

“Ahora, en 2013, contemplamos el futuro de manera que podamos administrar el hospital por nuestra cuenta, sin contar ya más con la ayuda de la UNRWA”, agregó Naoum.

Fundado como misión de la Iglesia Anglicana en 1882, el primer dispensario se construyó en 1904 y posteriormente fue destruido por los británicos durante la primera guerra mundial. Los británicos reconstruyeron el hospital en 1924 y se convirtió en un ministerio de la diócesis en 1982.

“El hospital es un profundo símbolo curativo en Gaza”, dijo Jefferts Schori luego de la visita del 2 de enero al hospital. “Sigue siendo una fuente no sólo de curación física, sino de restablecimiento emocional y espiritual, de alivio de comunidades”.

Refiriéndose a una conversación con una musulmana conservadora en el patio del hospital horas antes ese día, Jefferts Schori dijo: “Ella tiene una claro sentido de la misión de esta institución curativa, y que es para todo el mundo, y que produce una comunidad más integral”.

La vez anterior que la obispa primada visitó el hospital de Ahli Arab antes de ahora fue en marzo de 2008, antes de que estallara el último gran conflicto entre israelíes y palestinos, cuando a fines de diciembre de ese mismo año los israelíes lanzaron un asalto de tres semanas por aire y tierra en respuesta a repetidos misiles disparados [contra territorio israelí] por los palestinos de Gaza. Mil cuatrocientas personas murieron en esos ataques.

Su última visita a Israel y los Territorios Palestinos se produjo más de un mes después de la más reciente escalada de violencia entre las fuerzas israelíes y Hamás, el partido palestino de militantes islamistas que ha controlado Gaza desde 2007.

El 14 de noviembre, Ahmed al-Jabari, jefe del ala militar de Hamás y el hombre responsable del secuestro del soldado israelí Gilad Shalit, fue asesinado por un misil israelí mientras viajaba en un automóvil en Gaza. Los ataques israelíes se produjeron en respuesta a más de 750 misiles disparados contra Israel desde el sur de Gaza en 2012, según informes de prensa.

El asesinato puso en marcha una campaña aérea israelí de ocho días contra Gaza. En respuesta, Hamás lanzó, en 24 horas, 250 misiles contra Israel, incluidas las ciudades de Tel Aviv y Jerusalén. En total, murieron 161 palestinos, entre ellos 71 civiles, así como dos soldados israelíes y cuatro civiles, y decenas de otros resultaron heridos por los misiles disparadas contra zonas residenciales.

“La última guerra fue muy temible y destructiva, todo tuvo lugar detrás de las paredes”, dijo Tarazi, añadiendo que ella tuvo que ser evacuada para la casa de un primo cuando un misil destruyó una estación de policía a unos 500 metros de su casa.

A pesar de estos desafíos, Tarazi y todo el personal del hospital siguen comprometidos a servir a los más necesitados.

“Shalom” y “salaam” significan lo mismo: una comunidad de paz con justicia”, dijo Jefferts Schori. “Y si [el hospital] deja de funcionar o de existir, esa fuente de misericordia y de integridad se perderá. Esa clase de agua viva se necesita en el desierto que es Israel-Palestina”.

– Lynette Wilson es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducido por Vicente Echerri.