Los que siguen siendo episcopales en Carolina del Sur ‘miran al futuro’

Por Mary Frances Schjonberg and Sarah Moïse Young
Posted Nov 22, 2012

[Episcopal News Service] Los episcopales de Carolina del Sur se sintieron  “entristecidos” cuando otros miembros de esa diócesis ratificaron el 17 de noviembre una decisión tomada anteriormente por el liderazgo diocesano de abandonar la Iglesia Episcopal, pero dijeron sentirse también “alentados de que muchas personas, clérigos y laicos, habían optado por quedarse”.

El Foro Episcopal de Carolina del Sur expresó también en una declaración de su presidente, Melinda A. Lucka, una abogada de la zona de Charleston, que “la Diócesis Episcopal de Carolina del Sur sigue en plena comunión con la Iglesia Episcopal”.

Dos días antes de la reunión del 17 de noviembre, la obispa primada Katharine Jefferts Schori dirigió una carta pastoral a los episcopales de la diócesis en la que ofrecía oraciones y apoyo a los que deseaban permanecer en la Iglesia Episcopal, y advertía que la diócesis “sigue siendo una parte integrante de la Iglesia Episcopal, incluso si varios de sus líderes la han abandonado”.

Jefferts Schori no ha hecho ninguna declaración después de la reunión del 17 de noviembre.

Se ha creado un comité directivo “para guiar y asistir en la reorganización de la diócesis”, según una lista de sus miembros que aparece aquí. El obispo John Clark Buchanan, que vive en Mount Pleasant, Carolina del Sur, y el obispo Charles von Rosenberg de Daniel Island, ambos obispos jubilados de la Iglesia Episcopal, aparecen como asesores del comité directivo.

Hillery Douglas, empresario de Charleston y guardián mayor de la iglesia episcopal de San Marcos [St. Mark’s] en esa ciudad, preside el comité directivo. El comité espera “garantizar que todos los episcopales de la diócesis puedan permanecer en la Iglesia Episcopal”, dijo Douglas después de la reunión del 17 de noviembre.

Pese a las votaciones del mes pasado y del 17 de noviembre, añadió él, “los episcopales seguirán adorando juntos en esta diócesis” .

Tom Tisdale, un ex canciller diocesano que, en el pasado, ha trabajado para la obispa primada en la diócesis, estuvo de acuerdo. “La invitación a volver siempre estará vigente sin condiciones”, dijo. “Pero estamos mirando al futuro”.

La diócesis que continúa [leal a la Iglesia] ha creado una página web, que incluye una lista de 12 parroquias y congregaciones en las cuales la mayoría de los miembros ha dicho que ellos siguen siendo parte de la Iglesia Episcopal. Hay 78 congregaciones en la diócesis.

Lawrence y los líderes diocesanos que le son leales han emprendido una serie de medidas para distanciar la diócesis de la Iglesia Episcopal, medidas que parten de los desacuerdos sobre problemas de sexualidad humana e interpretación teológica. Esas medidas alcanzaron un punto crítico después que Jefferts Schori restringió el ministerio de Lawrence el 17 de octubre, luego de que la Junta Disciplinaria para los Obispos le hubiera certificado que él había abandonado la Iglesia Episcopal “por una abierta renuncia de la disciplina de la Iglesia”.

La junta citó tres ejemplos, incluido el apoyo de Lawrence a las resoluciones de la convención diocesana en 2010 que tenían la intención de rechazar la mayor parte de la adhesión de la diócesis a la Constitución y Cánones de la Iglesia, su decisión de enmendar los estatutos de la diócesis al eliminar todas las referencias a la Iglesia y la obediencia a su Constitución y Cánones y sus instrucciones al canciller de la diócesis Wade Logan de enviar una escritura de renuncia a todas las parroquias de la diócesis. Una escritura de renuncia transfiere por lo general la propiedad de la parte que emite la escritura a aquella que la recibe. El “Canon Dennis” (Canon 1.7.4) dice que una parroquia tiene su propiedad en fideicomiso de la diócesis y la Iglesia Episcopal.

El mismo día en que la junta disciplinaria se pronunció, el Comité Permanente de la diócesis anunciaba que la decisión de la junta “había provocado la activación de dos preexistentes resoluciones corporativas de la diócesis, las cuales simultáneamente desafiliaban a la diócesis de la Iglesia Episcopal y convocaban a una convención especial”.

Durante esa convención el 17 de noviembre, Lawrence solicitó y recibió ratificación de sus decisiones y de las del Comité Permanente respecto a desafiliar la diócesis.

La convención aprobó tres resoluciones. La primera resolución ratificaba las medidas tomadas por Lawrence y por el Comité Permanente, las cuales rompían cualquier relación con la Iglesia Episcopal.  La resolución también había hecho que la convención declarase que Lawrence era el “legítimo obispo” de la diócesis y “declara que  así como Dios ha enviado al obispo Lawrence a ser nuestro obispo, sólo él [Dios] tiene la autoridad para declarar lo contrario”.

La segunda resolución enmendaba la constitución diocesana al eliminar toda mención de la Iglesia Episcopal o de su Convención General. Esta resolución exige técnicamente una segunda lectura y aprobación. La tercera resolución eliminaba todas las referencias a la Iglesia Episcopal de los cánones diocesanos.

Las primeras dos se aprobaron por aclamación, en tanto la tercera resultó aprobada por el 96 por ciento del orden del clero (71 votos a favor y 3 abstenciones) y el 90 por ciento del orden del laicado (47 a favor con 5 abstenciones), según información que puede encontrarse aquí.

Cuarenta y dos parroquias asistieron a la convención especial junto con 12 misiones [organizadas] que enviaron un total de 170 delegados laicos.

Durante la votación de las resoluciones, el Rdo. Daniel Hank, de Barnwell, que se abstuvo, dijo que a pesar del conflicto personal con la Iglesia Episcopal, “la unidad de la Iglesia no es la obra de manos humanas ni de mentes humanas, sino la obra del Espíritu Santo que se realiza a través de los sacramentos”.

“La Iglesia madre es la carne que nos da la vida, que nos forma en el mundo como cristianos”, dijo él. “yo he escudriñado diligentemente en las Escrituras y en el libro de oración y no he encontrado ninguna ceremonia en la que uno pueda divorciarse de su madre”.

Aquí aparecen copias de las resoluciones.

La Diócesis de Carolina del Sur ha fijado su próxima convención anual para el 8 de marzo de 2013, y la diócesis que continúa leal [a la Iglesia Episcopal] se propone adherirse a esa fecha. Los puestos del liderazgo se cubrirán y se tomarán otras medidas para llevar adelante la reorganización. Entre tanto, el comité directivo, si bien no tiene ninguna autoridad eclesiástica en la diócesis, servirá como un vehículo a los episcopales de Carolina del Sur para comunicarse con la Iglesia Episcopal y tomar otras medidas que le permitan a la diócesis reorganizarse y funcionar, según una sección de preguntas y respuestas que aparece en la página web de la diócesis ininterrupta.

El comité directivo está trabajando a través de varios subcomités, entre ellos un subcomité de cuidado pastoral para laicos y clérigos, un subcomité de la convención para prepararse para la convención de marzo,  un subcomité de comunicaciones, un subcomité del clero para ayudar a los sacerdotes con sus ministerios actuales y un subcomité administrativo para ocuparse de lo relacionado con recursos humanos.

“Las personas tienen interrogantes, pero una vez que entienden lo que está pasando, hemos visto una enorme cantidad de apoyo para seguir siendo la diócesis episcopal”, dijo Holly Behre, presidente del subcomité de comunicaciones. “Ahora mismo, estamos trabajando en nuestra infraestructura para lograr tener una voz alternativa  allí [en la convención diocesana] para los episcopales leales”.

El Rdo. Wilmot T. Merchant II, presidente del subcomité administrativo, dijo que él intentaba proseguir en la misión de la Iglesia.

“Yo no estoy preparado para irme, porque uno siempre tendrá desacuerdos de familia”, dijo. “Nunca ha habido una época en que la Iglesia haya estado libre de polémicas, especialmente en lo que se refiere a la interpretación bíblica. La Iglesia Episcopal ha respaldado históricamente a personas [que han estado] en diferentes posiciones respecto a los asuntos [en discusión], y hemos sobrevivido”.

El obispo von Rosenberg auspició una jornada del clero dos días antes de la reunión del 17 de noviembre. Esa jornada estuvo abierta a todo el clero diocesano, y alrededor de 70 personas se reunieron para adorar juntas y hacerle preguntas al comité directivo. Algunas de esas preguntas se interesaban en los elementos esenciales del proceso de reorganización, tales como el nombre de la diócesis, la posesión de las propiedades, el estatus del dinero de las promesas, a quién habría que someter las solicitudes para el reconocimiento de nuevas congregaciones y sí la Iglesia Episcopal apoyaba al comité. Los clérigos también preguntaron cómo atender pastoralmente a los feligreses a los que les habían dado lo que algunas personas consideraban información incorrecta acerca de los acontecimientos en torno a la desafiliación y quienes querían seguir siendo episcopales, y cómo ayudar a las congregaciones cuyos miembros estaban divididos, pero querían adorar juntos.

El Rdo. Marshall Huey, rector de la Antigua Parroquia de San Andrés [St. Andrew’s Parish Church] en Charleston, dijo durante la jornada del clero que él apreciaba que “no haya habido ningún comentario desdeñoso hacia nuestros hermanos y hermanas que han elegido un camino diferente”.

“Tenemos una parroquia que crece y estamos unidos en nuestra determinación de asimilar tanta información como podamos antes de tomar una decisión sopesada”, dijo él. “Me siento como un niño que presencia una pelea de sus padres en el proceso de divorcio. Estoy lastimado y dolido por ello. Es lesivo para nuestro testimonio cristiano”.

Von Rosenberg le aseguró a los que participaron en la reunión del clero que “la Iglesia saldrá bien y que hasta podemos llegar a prosperar”.

“En la Iglesia Episcopal, estamos relacionados con personas solidarias y con instituciones de apoyo más allá de Carolina del Sur”, afirmó.

El obispo instó a los clérigos a cuidar de sí mismos en este momento de confusión y estrés.

“Los clérigos activos en las parroquias son los que están en el frente en este momento de confusión”, subrayó él. “De manera que estamos tratando de ser cuidadores pastorales de personas que están confundidas… Mantengan ardiendo el fuego de ese primer amor por el ministerio. Que sean otros los que les recuerden el porqué empezaron por meterse en todo esto”.

Cómo la diócesis llegó a este punto
Lawrence y el liderazgo diocesano han estado distanciándose de la Iglesia Episcopal durante tres años por lo menos, incluidas las acciones citadas por la junta disciplinaria. Sin embargo, se suscitaron dudas sobre las intenciones de Lawrence desde el momento en que lo nominaron en 2006 para convertirse en el 14º. obispo de la diócesis.

Cuando Lawrence fue elegido obispo por primera vez en septiembre de 2006, tuvo que responder a numerosas preguntas respecto a si él intentaba convencer a los episcopales de la diócesis de que abandonaran la Iglesia. En una carta dirigida a toda la Iglesia el 6 de noviembre de 2006, él escribió “que se esforzaría en mantener a la Diócesis de Carolina del Sur en la Iglesia Episcopal tanto como mis hermanas y hermanos obispos se esfuerzan en mantener a la Iglesia Episcopal en una relación pactada con la Comunión Anglicana en todo el mundo”.

Lawrence no recibió los consentimientos requeridos para su consagración en 2007 porque algunos formularios de consentimiento de comités permanentes eran canónicamente impropios. Fue reelecto subsecuentemente, recibió los consentimientos que se exigen para todos los obispos electos y fue consagrado el 26 de enero de 2008.

En octubre de 2009, la diócesis autorizó a Lawrence y al Comité Permanente a comenzar a retirarse de los organismos denominacionales que consientan en “acciones consideradas contrarias a la Sagrada Escritura, la doctrina, disciplina y culto de Cristo como esta Iglesia los ha recibido, las resoluciones de la Conferencia de Lambeth que han expresado el sentir de la Comunión, el Libro de Oración Común y nuestra Constitución y Cánones, hasta que tales organismos muestren una disposición a arrepentirse de tales acciones”.

Esa autorización se produjo en respuesta a dos resoluciones de la Convención General aprobadas dos meses antes y que se centraban en la sexualidad humana y reafirmaban el compromiso de la Iglesia Episcopal con la Comunión Anglicana. La Resolución D025 afirmaba “que Dios ha llamado y puede llamar” a personas homosexuales [hombres y mujeres] “a cualquier ministerio ordenado en la Iglesia Episcopal”. La Resolución C056 pedía que se colectaran y desarrollaran materiales teológicos para la bendición de relaciones [conyugales] de personas del mismo sexo y que se les permitiera a los obispos ofrecer “una generosa respuesta pastoral a las necesidades de [algunos] miembros de esta Iglesia”.

Un informe noticioso diocesano por esa época decía: “estas resoluciones [diocesanas] buscan proteger a la diócesis de cualquier intento de intrusión inconstitucional en nuestra vida corporativa en Carolina del Sur y se produjeron en respuesta a las revisiones al Título IV [disciplinario] de los Cánones de la Iglesia Episcopal”.

Lawrence y la mayoría de la diputación de la diócesis abandonó la Convención General el 11 de julio,  por objetar la aprobación de resoluciones que —dijeron— violaban la doctrina, disciplina y culto de la Iglesia Episcopal.

Las resoluciones en cuestión fueron la A049, que permite el uso opcional y provisional de un rito para bendecir relaciones [conyugales] de personas del mismo sexo, y la D002 y D019, que ratifican la plena inclusión de transexuales en la vida de la Iglesia (incluido el proceso de ordenación).

Sin embargo, el Muy Rdo. John B. Burwell, el único diputado clerical de Carolina del Sur que permaneció [en la Convención], dijo a Episcopal News Service en una entrevista después de la última sesión de la Cámara de Diputados el 11 de julio, que “no estamos abandonando la Iglesia Episcopal”. Y Lawrence lo esclareció al día siguiente, haciendo notar que “una diputación a la Convención General no tiene autoridad para tomar esa decisión”.

Poco después de la Convención, Lawrence añadió la C029 a la lista de resoluciones consideradas objetables. La resolución tenía en su forma original un llamado al “estudio de la teología subyacente al acceso al Santo Bautismo y a la Santa Comunión” y finalmente quedó enmendada para decir que “el bautismo es el punto de partida antiguo y normativo para recibir la Santa Comunión”. Otra resolución (C040), que habría permitido a personas no bautizadas recibir la Comunión, no pasó del comité.

Lawrence dijo que la resolución C029 enmendada “aún lleva a la Iglesia a alentar la comunión de los no bautizados, lo cual se distancia de dos mil años de práctica cristiana” y “pone en peligro espiritual a la persona de poco criterio”.

Lawrence expresó que las resoluciones acerca de personas transexuales conducirían a un abandono de normas porque “el género puede ser enteramente autodefinido, autoelegido” y en consecuencia “nos condena, a nosotros, a nuestros hijos y nietos como a las generaciones futuras a una total anarquía sexual”.

“Mientras yo sea obispo de esta diócesis, no abandonaré a su pueblo a tales tinieblas”, prometió.

Un resumen de los sucesos en torno a las últimas medidas tomadas en Carolina del Sur puede encontrarse aquí en un volante informativo del 9 de noviembre publicado por la Oficina de Relaciones Públicas de la Iglesia.

– La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Sarah Moïse Young es una reportera independiente radicada en Charleston, Carolina del Sur. Traducido por Vicente Echerri.