Miembros del CCA llegan a la conclusión de que ‘la Comunión realmente funciona’

Concluye la reunión del Consejo con impresiones favorables de cooperación y relaciones

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Nov 9, 2012

Los miembros del Comité Permanente de la Comunión Anglicana, incluidos los nuevos, oran el 7 de noviembre (hora local) mientras el arzobispo de Cantórbery Rowan Williams los comisiona durante la Eucaristía de clausura del CCA. Ellos son, de izquierda a derecha, Katharine Jefferts Schori, obispa primada de la I.E.; Eraste Bigirimana, obispo de Muyinga en Burundi; Paul Kwong, arzobispo de Hong Kong; James Tengatenga, obispo de la Diócesis de Malawi del Sur; Elizabeth Paver, de la Iglesia de Inglaterra; Helen Biggin, de la Iglesia de Gales; Juanildo Barrity, de la Iglesia Episcopal Anglicana del Brasil; la Rda. Sarah Macneil, de la Iglesia Anglicana de Australia; David Chillingworth, primado de la Iglesia Episcopal Escocesa e Ian Douglas, obispo de la Diócesis de Connecticut. Samuel Mukunya, de la Iglesia Anglicana de Kenia y Louisa Mojela, de la Iglesia Anglicana de África del Sur, no estaban presentes. Foto para ENS de Mary Frances Schjonberg

[Episcopal News Service — Auckland, Nueva Zelanda] Uno de los titulares de la reunión de 12 días del Consejo Consultivo Anglicano que concluyó aquí el 7 de noviembre (hora local) debía ser, en palabras de uno de sus miembros, “la Comunión Anglicana realmente funciona”.

“Está en perfecto estado, plena de entusiasmo, concentrada en su misión… En honor a la verdad, esta vez estamos reamente unidos”, dijo Suzanne Lawson, de la Iglesia Anglicana del Canadá, durante una sesión para reflexionar inmediatamente antes de terminar la reunión.

La Rda. María Cristina Borges Álvarez, de Cuba, dijo al Consejo que el mensaje que ella llevara de regreso a su país es acerca “del gran compromiso que la Comunión Anglicana tiene respecto a la justicia de género, la eliminación de la violencia y también la justicia medioambiental”.

El consejo aprobó resoluciones relacionadas con cada uno de esos temas durante su reunión del 27 de octubre al 7 de noviembre en que sesionara fundamentalmente en la catedral de la Santa Trinidad de esta ciudad.

Y si bien el Muy Rdo. Herman Browne, de la Iglesia de la Provincia de África Occidental, dijo que él creía que el CCA “se estaba convirtiendo cada vez más en un foro donde las auténticas diversidades pueden oírse y valorarse”, el Ven. Canónigo Moses Chin, de la Iglesia de la Provincia del Sudeste de Asia, observó “el mucho tiempo que lleva ponerse de acuerdo en algo”.

Stephen Lyon, del personal de la Oficina de la Comunión Anglicana, tuvo a su cargo dirigir la sesión de reflexión, en la cual llamó primero a los miembros laicos, luego a los clérigos, y luego “descendiendo en el orden jerárquico”  preguntó “¿hay —pregunta estúpida— algunos obispos que quieran decir algo?” Pregunta que respondieron con risa estentórea y aplausos.

El arzobispo Ikechi Nwachukwu Nwosu, de la Provincia de Aba, de la Iglesia en Nigeria, dijo que, conociendo los retos que enfrenta su diócesis y su provincia, “le preocupa el proyecto de mantener el CCA y su sostenibilidad en el futuro”.

James Tengatenga, obispo de la Diócesis de Malawi del Sur y presidente del CCA,  concluyó la sesión diciendo “hubo un grado de profundidad y de sinceridad que no había visto en mucho tiempo, que no era simulado”.

En una sesión informativa de prensa entre el final de la reunión y la Eucaristía de clausura del CCA, el arzobispo de Cantórbery Rowan Williams dijo que la labor del Consejo respecto a la violencia de género, la crisis medioambiental y el testimonio cristiano en un mundo plural “ha sido fundamental para nuestra tarea”.

Esos problemas “son en verdad interrogantes sobre qué clase de humanidad buscamos promover y servir, lo cual es el asunto más profundamente cristiano”, dijo él.

La gente se cuestiona estos problemas y se pregunta qué tiene la Iglesia que decir sobre ellos y “creemos que, como Iglesia, tenemos recursos sin paralelo para enriquecer la humanidad de las personas de esa manera”, afirmó Williams.

“Me siento muy complacido de que hayamos llegado hasta aquí. Hemos permanecido unidos, hemos encontrado muchísimas cosas que hacer mutuamente y muchísimas cosas que decirnos los unos a los otros”.

En uno de sus últimos actos oficiales, el CCA-15 aprobó una resolución con el fin de disipar las impresiones después de uno de los pocos ejemplos durante la reunión de lo que uno de los miembros llamó un “tirijala a favor y en contra”.

La Resolución 15.39 observa la adopción de la 15.21 sobre el proyecto de Indaba Continuo de la Comunión el día anterior y llega a decir que el Consejo “entiende que Indaba sea un proceso de conversación sincera que labora en pro del desarrollo de la comunidad, energiza la misión y proporciona un contexto en que pueden resolverse los conflictos”.

Durante el debate del 6 de noviembre tocante a la primera resolución, el obispo keniano Samson Mwalunda sugirió añadir que Indaba Continuo debería ser un proceso para afianzar todas las conferencias pananglicanas.

El Consejo debatió añadir texto a la 15.21 en el que decía que el proceso debería usarse “con vistas a alentar la solución de problemas en disputa”. Nwosu apoyó esa adición que finalmente fue rechazada.

Él luego le dijo a Episcopal News Service que, si bien está de acuerdo con todo respecto al proyecto de Indaba, “sólo quería que se añadiera un poquito más en esa dirección”.

El 7 de noviembre, al arzobispo Thabo Makgoba, de África del Sur, se le permitió que le presentara al Consejo la Resolución 15.39, aunque ya había pasado la fecha tope para la presentación de resoluciones.

La resolución se proponía afirmar que “Indaba no rehúye la solución de problemas” y reconoce “su importancia en mantenernos unidos mediante el don del Espíritu Santo porque creemos en la Comunión” y como Anglicanos recibimos parte de su identidad a través de la Comunión, dijo Makgoba.

Él reconoció que los procesos de Indaba se han usado en diferentes lugares con resultados mixtos. En Zimbabue “no ha producido resultados positivos”, pero “ha aliviado las tensiones y el conflicto” en otras partes.

En definitiva, agregó Makgoba, “no queríamos que la moción de ayer terminara en un tirijala de pros y contras”.

Stephen Cottrell, obispo de la Iglesia de Inglaterra (Diócesis de Chelmsford) apoyó la nueva resolución “como una última palabra en el intento de querer ser una Iglesia que aborde mutuamente los problemas, que esté energizada por la misión y que sí procure resolver sus conflictos, por difícil que sea”.

David Chillingworth, primado de la Iglesia Episcopal Escocesa, y secretario del grupo de referencia del proyecto, le dijo al Consejo que “nunca fue nuestra intención sugerir que Indaba Continuo no estaba dispuesto a ayudar en la resolución de problemas”.

“De otro modo, sería simplemente hablar sin ningún propósito”, prosiguió. “La preocupación era que no debería verse fundamentalmente como una herramienta para resolver problemas, porque creemos que lo que resulta importante es que establezcamos las relaciones dentro de las cuales los conflictos puedan resolverse”.

Chillingworth dijo que la Resolución 15.39 “haría patente a las personas a través de la Comunión que Indaba Continuo es lo que hemos establecido como parte del proceso por el cual nuestros problemas más profundos pueden resolverse”.

Hubo una resolución el 7 de noviembre sobre la cual no hubo ningún debate. La Resolución 15.40, que da gracias a Dios por la fidelidad y el ministerio del arzobispo de Cantórbery Rowan Williams,  expresa hondo aprecio por su liderazgo como presidente del CCA-13, 14 y 15 y desea las bendiciones de Dios para él, Jane Williams [su esposa] y sus hijos, Rhiannon y Pip, en el momento en que él está por acogerse a la jubilación. Fue aprobada por todos los miembros del CCA con una ovación de pie, después de la cual Williams subió al podio para hacer saber que él se había abstenido de votar.

– La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducido por Vicente Echerri.