Resumen del Consejo Consultivo Anglicano: 2 de noviembre

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Nov 5, 2012

[Episcopal News Service – Auckland, Nueva Zelanda] Muchas cosas suceden cada día durante la 15ª. reunión del Consejo Consultivo Anglicano (CCA). Además de los otros informes de Episcopal News Service, he aquí algunas otras cosas que tuvieron lugar el 2 de noviembre (hora local), el séptimo día de la reunión que se extiende desde el 27 de octubre hasta el 7 de noviembre.

La Biblia en la vida de la Iglesia, proyecto de tres años de duración que aspira a “una lectura bíblica más amplia y más plena” ha encontrado “algún descenso en la lectura bíblica”  en el ámbito de la Comunión Anglicana, pero “sobre todo encontró el espíritu de entusiasmo, descubrimiento y desafío que provoca la lectura de las Escrituras en colectivo”, según un informe discutido el 2 de noviembre.

“Compromiso profundo, descubrimiento nuevo” [Deep engagement, Fresh Discovery] explora la manera en que el compromiso con la Escritura y la interpretación de la misma se ven en diferentes partes de la Comunión Anglicana. El CCA solicitó el proyecto en su 14ª. Reunión en 2009 por vía de la Resolución 14.06. El informe, con materiales para el estudio bíblico, puede encontrarse aquí.

El proyecto creó una red de grupos regionales a través de la Comunión para explorar cómo las diferentes regiones abordaban e interpretaban la Biblia. Revisó lo que la Comunión Anglicana ya ha dicho respecto a la Escritura a través de las resoluciones de la Conferencia de Lambeth, los informes oficiales y los informes de diálogos ecuménicas. Comisionó una investigación basada en varios estudios ya existentes para explorar como “los anglicanos ordinarios” ven y entienden la Biblia, e hizo acopio de toda una gama de materiales para dedicarse más profundamente al estudio de la Escritura.

El arzobispo de Cantórbery, Rowan Williams, escribió en el informe del proyecto que él espera que aportará a la Comunión una “lectura bíblica más amplio y más pleno, en la cual resultarán claros los esbozos del singular relato de la creación y la redención”.

“Ser una Iglesia bíblica es sin duda ser una comunidad que vive esta extraordinaria historia día por día y la recomienda a diario a las personas como la mayor verdad posible acerca de la naturaleza de Dios y del mundo de Dios”, escribió él.

David Moxon, arzobispo de la Iglesia Anglicana en Aotearoa, Nueva Zelanda y Polinesia, que presidía el comité gestor, dijo que el proyecto es la primera vez en la historia de la Comunión Anglicana en que las iglesias han lanzado deliberadamente una mirada a “la manera en que los anglicanos alrededor del mundo se acercan a la Biblia”.

Moxon hizo notar que un resumen del proyecto describe un importante hallazgo, “inquietante tal vez” de que “la manera en que los anglicanos se relacionan con la Biblia resulta ser tan importante como su contenido”.

La afirmación, dice el resumen “no impugna el lugar y la autoridad singulares que la Escritura tiene en la vida anglicana, pero sí destaca la importancia, tal vez ignorada hasta ahora, de los contextos en los cuales, y de los procesos a través de los cuales, se escucha y se lee”.

Stephen Lyon, coordinador del proyecto, le pidió a los miembros que divulguen ampliamente el informe “de manera que podamos encontrar vías de penetrar en el torrente sanguíneo de la Comunión Anglicana”.

“Nuestra esperanza es que esto se convierta en un cuaderno de trabajo, más bien que un simple informe” que se engavete y se olvide, afirmó.

Ian Douglas, miembro del CCA y obispo de la Diócesis de Connecticut, llamó al “Proyecto la Biblia en la vida de la Iglesia” uno de los acontecimientos más fascinantes e importantes de nuestra vida en las últimas décadas”. Foto para ENS de Mary Frances Schjonberg.

Ian Douglas, miembro del CCA y obispo de la Diócesis de Connecticut, llamó al proyecto “uno de los acontecimientos más fascinantes e importantes de nuestra vida en las últimas décadas”.

Luego de la presentación del informe, los miembros del CCA discutieron secciones del mismo en sus mesas. Josephine Hicks, miembro del CCA en representación de la Iglesia Episcopal, dijo posteriormente en el pleno que su grupo llegó a la conclusión que si dos individuos arriban a diferentes interpretaciones después de leer el mismo pasaje bíblico “eso no hace que mi interpretación sea correcta y la suya errónea; ambos podemos resultar mutuamente enriquecidos por nuestras interpretaciones”.

El Consejo aún está debatiendo una resolución acerca del trabajo del proyecto y su rumbo futuro.

El Consejo ‘se da por enterado’ del informe sobre el ‘sionismo cristiano y pide revisiones
Un informe de 33.000 palabras, con el título, ciertamente muy desprolijo, de “¿Tierra de Promesa? Una exploración anglicana de las actitudes cristianas hacia Tierra Santa, con especial referencia al ‘sionismo cristiano’”, provocó un debate durante la sesión vespertina del Consejo.

El sionismo cristiano se define en el informe como una creencia entre algunos cristianos de que el regreso de los judíos a Tierra Santa, y el establecimiento del Estado de Israel en 1948, se produce de acuerdo a la profecía bíblica… y en consecuencia merece apoyo político, económico y religioso”.

El informe proviene de un equipo de trabajo de la Red de Intereses Interreligiosos.

La obispa primada Katharine Jefferts Schori dijo que en el contexto de los Estados Unidos donde “estos temas resultan inmensamente divisivos y politizados, un informe como éste será de inmensa ayuda en el intento de reunir tanto las divisiones políticas dentro de Estados Unidos… como los conflictos que tenemos en nuestras relaciones ecuménicas en Estados Unidos”.

Ella resaltó que muchas otras denominaciones cristianas en EE.UU. se han situado firmemente de un lado o de otro, y “luchamos realmente por tratar de integrar la culpabilidad de todas las partes implicadas, incluido el gobierno de Estados Unidos”, apoyar a la Diócesis Episcopal de Jerusalén y “llamar todas las personas a la activa labor de la reconciliación”.

El arzobispo de Cantórbery, Rowan Williams, escribió en un epílogo al informe que “no le caerá bien a los que no encuentran nada que discutir respecto a los problemas de Tierra Santa en la actualidad, aquellos para quienes las cuestiones fundamentales resultan tan claras como el agua.”

Sin embargo, añadió él, “este informe plantea con toda exactitud la interrogante fundamental de lo que será perdurablemente justo para todos”.

Los segmentos que causaron mayor preocupación con algunos miembros del Consejo aparecen en el capítulo final que se llama “Localizando nuestros puntos de vista”.

Tony Fitchett, miembro del CCA por [la provincia de] Aotearoa, Nueva Zelanda y Polinesia, dijo que la sección titulada “Convenimos en que todos los anglicanos podemos y debemos afirmar lo siguiente” es “sospechosamente próxima” al tipo de “confesión de fe” que la mayoría de los anglicanos rehúyen. Y añadió que dudaba que todos los anglicanos convendrían con la lista subsiguiente.

Sus 25  enunciados de presuntos acuerdos van desde “Dios está igualmente interesado en todos los pueblos y todas las tierras”, hasta “el Estado de Israel es un Estado nacional establecido, y sus ciudadanos tienen derecho a vivir en seguridad, paz y libertad” y “los palestinos en Cisjordania y Gaza tienen derecho a vivir en libertad, paz y seguridad sin ocupación militar ni apropiación de [sus] tierras, y a la autodeterminación”.

De la misma manera, el capítulo incluye 12 “creencias y actitudes” que son “inaceptables dentro de las fronteras de una interpretación anglicana de la fe cristiana”. Éstas incluyen la noción de que Dios le ha dado Tierra Santa o Jerusalén a cualquier comunidad. Hay también una lista de “opiniones significativamente diferentes”, entre las que se incluyen el “deber moral de los cristianos de apoyar al Estado de Israel a la luz de la historia del antijudaísmo y del Holocausto” y “el llamado a la acción directa en pro de los palestinos como un imperativo primordial para los cristianos”.

Ian Douglas, obispo de la Diócesis de Connecticut, sugirió “que el hecho de que los nombres [de los miembros del equipo de trabajo] no aparezcan en el informe podría dar lugar a una teoría de conspiraciones” y pidió que se añadieran.

El informe es “un resultado directo de las conversaciones que se sostuvieron en Jamaica” en la 14ª. Reunión del CCA, dijo Sue Parks, coordinadora de estudios teológicos de la Oficina de la Comunión Anglicana, quien fuera designada a asistir al equipo de trabajo que redactó el informe. La introducción del informe dice que la red sugirió al Comité Permanente que podía informar sobre el tema en esta 15ª. Reunión.

“Este informe esta tratando de trazar un rumbo donde se corre la posibilidad de ofender absolutamente a ambas partes”, dijo ella en respuesta a las inquietudes que se ventilaron, y añadió  que “algunas de las críticas más cáusticas que hemos tenido hasta ahora provienen de la comunidad judía”.

Ella destacó que el equipo de trabajo consultó con los anglicanos de la Diócesis de Jerusalén, así como con miembros de las comunidades palestina y judía de allí.

Al final, el Consejo aprobó una versión corregida de la resolución que se le propuso acerca del informe. Los miembros del Consejo convinieron en “darse por enterados” del informe en lugar de “acogerlo” como decía el lenguaje original de la resolución. También le pidieron al equipo de trabajo que revisara ciertos aspectos del lenguaje y que lo devolviera al Comité Permanente de la Comunión Anglicana, que luego estaría autorizado a recomendarlo a las provincias para que lo estudiaran y reaccionaran al respecto.

Entre tanto, Michael Jackson, arzobispo de Dublín y presidente de la Red de Intereses Interreligiosos (NIFCON, por su sigla en inglés) dio a conocer una versión del informe en Dublín un día antes de que el CCA lo discutiera, de manera que la nueva versión (que se espera se publique en marzo) será diferente de la que algunas personas ya han comenzado a leer y a estudiar.

El consejo sigue considerando respuestas [a los problemas] del medio ambiente
Luego del foro que tuvo lugar en la noche del 1 de noviembre (hora local), el Consejo Consultivo Anglicano dedicó tiempo a debatir en grupos de reflexión la manera en que la Comunión podría seguir abordando las preocupaciones sobre el medio ambiente.

En ese foro, el arzobispo de Cantórbery, Rowan Williams, y el arzobispo de África del Sur, Thabo Makgoba, así como el obispo de Fijí, Apimeleki Qiliho, retaron a los presentes a abordar el daño medioambiental como parte de su deber cristiano.

El 2 de noviembre, el obispo Makgoba, que preside la Red Medioambiental de la Comunión Anglicana, les dijo a los miembros que la Comunión había estado prestando atención a los problemas ambientales pero “debemos hacer mucho más, no como las organizaciones no gubernamentales, sino como pueblo de fe”.

“La enormidad de estos problemas no pueden llevarnos a la inercia”, sino que deben llevarnos a la acción, afirmó él.

Posteriormente en una sesión informativa de prensa, Makgoba explicó que, como comunidad de fe, la Comunión es portadora “de un mandato bíblico de parte de Dios de que debemos cuidar de la tierra” y trabajar “a favor de la justicia para aquellos que están afectados por la crisis medioambiental”.

Él dijo que los problemas morales suscitados por la crisis son también sacramentales para los anglicanos. “Como cristiano anglicano…cuando uno no tiene agua ni saneamiento adecuado y yo voy y celebro la Eucaristía y mezclamos agua y vino, ¿me detengo a preguntarme cuantas personas obtuvieron el agua de una perforación y cuántas mujeres fueron violadas en el camino a conseguir el agua?”

Los problemas del agua potable y del saneamiento adecuado son cruciales debido a la multitud de enfermedades causadas por la falta de ambos, dijo Makgoba, quien apuntó que él está siendo conocido en su país como “el arzobispo de las letrinas y los inodoros”.

“La Iglesia es el pobre”, dice Bill Godfrey, Obispo de la Diócesis del Perú, al Consejo Consultivo anglicano el 2 de noviembre (hora local). Foto para ENS de Mary Frances Schjonberg.

Bill Godfrey, obispo del Perú y miembro del CCA por la Provincia del Cono Sur de América, contrastó el estado actual del medio ambiente con la imagen de la estrecha comunión con Dios y la creación en los primeros capítulos del Génesis.

“La situación en que estamos se debe a nuestro pecado y a nuestra separación de Dios”, afirmó. “Parecemos estar separados de la creación, separados lo unos de los otros y, en cierto sentido separados —distanciados— de Dios”.

Godfrey sugirió que “es parte de nuestra condición de cristianos el interesarnos en la creación”, añadiendo que a Dios le importa nuestro interés por la creación tanto como le importa nuestra obra de reconciliación.

Su diócesis fue la sede de la reunión de la red que sesionó en Lima del 2 al 10 de agosto de 2011, y que produjo la Declaración y el Plan de Acción de Lima.

En su diócesis hay “kilómetros y kilómetros de abyecta pobreza, de personas viviendo en casuchas… no hay saneamiento, no hay agua potable, no hay baños”, dijo Godfrey. “La gente a veces me pregunta si uno trabaja entre los pobres. No, la Iglesia es el pobre. Noventa y cinco por ciento de la Diócesis del Perú es pobre”.

Qiliho dijo en la sesión informativa de prensa que su diócesis en Fijí se enfrenta a problemas relacionados con la necesidad de reubicar a personas lejos de las tierras que se están inundando por un aumento del nivel del mar. “Estamos pidiendo equidad” en ese proceso, dijo, y que recuerden que “es nuestra fe, nuestra creencia, la que nos hará salir adelante”.

Makgoba pidió que cada provincia designara un enlace con la red “de manera que estemos plenamente presentes y visibles” en todas las provincias, y Godfrey alentó a todos los miembros de la comunión y del CCA a “estar al tanto y seguir las noticias de lo que [la red] está a punto de llevar a cada una de nuestras diócesis en los años venideros”.

La primera resolución que el CCA aprobó en esta reunión el 30 de octubre (hora local) provenía de la Red Medioambiental de la Comunión Anglicana. Recomienda la declaración de Lima, le pide a las provincias que “celebren, apoyen y alienten los ministerios —tanto ya constituidos como nuevos— de alimentos sostenibles y agricultura, conservación [de las fuentes] de agua potable y de la energía renovable”, considera incluir una estación de la creación en su año litúrgico y estimula las medidas a favor del medio ambiente en todos los niveles de la Comunión.

 – La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service. Traducido por Vicente Echerri.