El ministerio de sanación ofrece comprensión, amor y oración por el cuerpo, la mente y el espíritu

Por Sharon Sheridan
Posted Oct 22, 2012

[Episcopal News Service] Cuando a la Rda. Cathy Dempesy le diagnosticaron cáncer de mama, ella se lo dijo inmediatamente a sus feligreses.

“La razón por la cual fui tan directa al respecto [fue por] estar consciente de la necesidad de oración. Me ungieron e impusieron las manos sobre mí inmediatamente después de mi diagnosis inicial”.

Hoy, 18 de octubre, en la fiesta de San Lucas, Dempesy y otras tres mujeres clérigos de la diócesis episcopal de New York Occidental que fueron sobrevivientes de cáncer de mama presidirán un oficio de “sanación, esperanza y acción de gracias” para conmemorar el Mes de la Concientización sobre el Cáncer de Mama. La predicadora será la Rda. Alison Martin, una sobreviviente de mucho tiempo; y la presbítera Judy Breny y la diácona Penny Foster también participarán en el oficio para pacientes y sobrevivientes de cáncer de mama, sus familias, amigos y miembros de la comunidad médica. El programa incluirá Eucaristía, oportunidades para oraciones de sanación individuales, una conmemoración de las que han muerto de cáncer de mama y una pequeña feria de materiales sobre el tema.

En la Diócesis de Nueva York Occidental y en otras partes de la Iglesia Episcopal, el ministerio de sanación se mantiene vivo y creciente. Esto incluye equipos parroquiales de sanación, centros de sanación y capítulos de la Orden Internacional de San Lucas el Médico.

Los que participan del ministerio de sanación dicen que están viviendo permanentemente un mandato del evangelio.

“La conclusión es que Cristo en Lucas 9:2 dijo que hemos de predicar el [evangelio del] reino y sanar a los enfermos”, dijo el Rdo. Nigel Mumford, director del ministerio de sanación de la Diócesis de Albany en el Centro de Vida Espiritual Cristo el Rey [Christ the King Spiritual Life Center] en Greenwich, Nueva York. “Ése es mi grito de guerra”.

Setenta por ciento del ministerio de Jesús fue de sanaciones, dijo el Rdo. Jack Sheffield, sacerdote episcopal y fundador, junto con su esposa, Anna Marie, del Centro de Sanación de Cristo [Christ Healing Center] en San Antonio, Texas. “No creemos que el ministerio de sanación es algo para estar apagado en algún rincón y que ocupe el tres por ciento de nuestro tiempo. Creemos que podría ser un formidable foco de participación comunitaria para cualquier iglesia.

“Estamos iniciando centros de sanación en iglesias. Resulta muy evangelístico. Cuando las personas experimentan el amor y la misericordia y la liberación y la libertad de Dios mediante una oración sanadora, quieren quedarse y juntarse con nosotros.

Mumford y Sheffield son líderes de la orden de San Lucas, como vicepresidente de la junta nacional y director norteamericano interino respectivamente. Un sacerdote episcopal, el Rdo. John Gayner Banks, y su esposa, Ethel Tulloch Banks, fundaron la orden ecuménica en 1932.

Más de 7.500 laicos, clérigos y profesionales norteamericanos pertenecen a la orden, y sus capítulos en varias denominaciones existen a través del mundo, según la página web de la organización. El ministerio está creciendo particularmente en la India, dijo Sheffield.

“Es una orden de sanación antigua y bien establecida”, afirmó. “Existe con el propósito de devolverle a la Iglesia el ministerio de sanación de Jesucristo… Está basada en los laicos, y en consecuencia creemos que hay realmente, en los bancos de las iglesias, un ejército de personas que podrían ser equipadas y adiestradas en [la búsqueda de la] excelencia y en una teología bíblica realmente sólida sobre cómo el Señor Jesucristo sigue sanando a las personas hoy”.

En el tiempo en que Banks fundó la orden, dijo él en una ocasión, “habíamos perdido mucho del ministerio de Cristo en lo que respecta a sanar a las personas, no sólo físicamente, sino también espiritual, emocional y mentalmente”.

Los miembros de la orden pagan sus cuotas y siguen una regla de vida. “Ésta incluye [lectura] diaria de las Escrituras, especialmente de los pasajes de los Evangelios donde Jesús sana a personas”, dijo Sheffield. Incluye también oraciones diarias por la orden, su liderazgo y los que sus miembros ministran, [así como] educación continua y la búsqueda de “tal salud mental y emocional y espiritual y física en nosotros mismos que realmente encarnemos la verdad y la enseñanza de nuestro ministerio con fulgor”.

Los miembros se someten a entrenamiento, que incluye estudiar los milagros de Jesús y varios libros, e incorporarse a los capítulos locales con un capellán —con frecuencia el sacerdote o pastor del capítulo de la iglesia, explicó Sheffield. La Orden de San Lucas está concibiendo un plan para permitir también la existencia de capellanes laicos, agregó él.

Las congregaciones pueden expandir aún más su ministerio de sanación mediante la formación de centros de sanación, tal como uno que existe en San Antonio. “Los centros de sanación están un poco más concentrados [en esta tarea], y activan realmente los equipos de oración”, explicó Sheffield. “Hay una enorme cantidad de dolor ahora mismo en nuestra cultura. Muchísimo temor, muchísimo quebranto… y hay muchísimos traumas en las vidas de la gente, y este ministerio aborda eso con gran brío”.

En el centro de Texas, a los individuos que buscan sanación les dedican una hora completa en la primera visita y pueden regresar repetidas veces en busca de oraciones de sanación. “Tenemos médicos que nos envían a sus pacientes”, dijo Sheffiel “Creo que debería constituir una parte importantísima del proceso terapéutico”.

La esencia del ministerio de sanación, dijo Mumford, es escuchar, amar y orar. A veces ocurren sanaciones físicas, explicó él, y recordaba a una pareja que él encontró llorando incontrolablemente en el fondo de su iglesia. A ella le habían dicho que necesitaba un trasplante de corazón para salvar su vida —y tenía que tener un aborto para hacérselo. “Estaba embarazada, iban a abortarle el bebé, y podría morirse de todas maneras”.

“Puse a todo el mundo en la iglesia a orar”, contó él. Trajeron la pareja al altar y les impusimos las manos, Al día siguiente, la mujer llamó con emocionantes noticias: una sexta y última prueba mostraba su corazón curado en un 50 por ciento. Finalmente siguió con su embarazo y, después de dar a luz, le dijeron que su corazón estaba “perfectamente normal”.

“Si todos nosotros pudiéramos adoptar la mentalidad de la Iglesia: confiar en Dios, que él sí sana, que sí quiere que vivamos vidas de abundancia plena —es por eso que Cristo murió por nosotros”, dijo Mumford, veterano de los comandos de la real Infantería de Marina de Gran Bretaña, cuyo libro más reciente aborda la sanación postraumática.

“La gente se asusta mucho del ministerio de sanación. Se asustan de que nada pudiera pasar, y se asustan de que algo pudiera pasar”, afirmó. “Yo diría categóricamente que todo el mundo es sanado, y alguno son curados. Y eso es el misterio”.

El Rdo. David Bryan Hoops, sacerdote episcopal y prior de la Orden del monasterio de la Santa Cruz [Holy Cross] en Toronto, sirvió como capellán de la orden de San Lucas de la región oriental de Long Island antes de convertirse en superior de la Santa Cruz durante nueve años a partir de 1999. En la Diócesis de Toronto, de la Iglesia Anglicana del Canadá, pertenece al comité del obispo para la unción de los laicos.

“Adiestramos a los laicos para que sean ministros de la unción y parte del equipo de sanación del ministerio”, explicó. Alrededor de 60 personas se han inscrito para participar de la próxima conferencia de adiestramiento en noviembre.

“En el tiempo que llevo de sacerdote, que es cerca de 40 años, realmente he sentido que el ministerio de la sanación era una parte esencial del ministerio de Jesús, y creo que él nos impartió esa responsabilidad en la Iglesia que prosigue su obra”.

Una persona puede recibir una oración de sanación sin que la toquen, o mediante la imposición de manos o siendo ungida con óleo [o aceite] santo, dijo. “Depende de las circunstancias, de lo que alguien desea”.

Si me preguntan por qué se usa el óleo, “diré que es una costumbre bíblica y, usted sabe, el óleo es símbolo de la sanación. Es símbolo de consagración, y creemos que cada ser humano es un hijo amado de Dios, y es una especie de honor esa consagración… Éste puede ser un símbolo externo del amor de Dios y de la gracia de Dios”.

Pero uno no quiere transmitir un mensaje de que es algo “mágico”, que garantiza eliminar el cáncer, dijo él. “Es simplemente elevar la persona ante Dios y pedir la intervención de Dios de cualquier modo que Dios lo crea adecuado”.

Él recordó a su madre, paralizada por una rara forma del síndrome de Guillain-Barre, quien recibía oraciones de sanación. “Una vez le dije, ‘Madre, ¿sientes que has sido sanada? Y ella me respondió, ‘he sido sanada de la amargura y de la ira y eso es una gran liberación’”.

“Sí creo que hay sanaciones físicas”, dijo Hoops. Pero en otras ocasiones, la gente no recibe sanación física, sino que “se curan de algunos problemas muy importantes en la vida que les impiden ser íntegros, como la amargura y la ira y los resentimientos”.

El recibir una oración de sanación después de su diagnóstico de cáncer de mama en 2003, ayudó a Foster a relacionarse con aquellos que más tarde vendrían a ella para [recibir] esas oraciones.

“Al orar por una persona”, explicó ella, “especialmente si has estado en el puesto de la persona por la que estás orando, sabes como se siente. Sabes que vale la pena. Sabes lo que eso significa para una persona que está en busca de la sanación de Dios. Supongo que una de las cosas por las que puedo darle gracias al cáncer, porque me puso en ese puesto”.

Dempesy escribió recientemente una columna para el Huffington Post que decía, “Gracias, Dios mío, por el cáncer”.

“Yo le digo a la gente constantemente que tener cáncer me ha hecho mucho mejor sacerdote”, afirmó.

Para ella, el “toque” de sanación es importante. La “experiencia táctil del santo óleo y de las manos” puede brindar alivio y consuelo, dijo, haciendo notar que la Eucaristía también es un acto táctil.

“Creo que en nuestro mundo no tenemos suficiente contacto físico. Gran parte de nuestra comunicación la hacemos por medios electrónicos, digitales, etc.” Durante los oficios de sanación en la catedral, “supe que para un asombroso número de personas ése era el único contacto físico semanal que era sano y amoroso”.

Cuando tuve el cáncer, “nunca oré pidiendo curación. Pedí tan sólo gracia”, resaltó ella. La gente con frecuencia le dirá que oraron pero no fueron sanados. Ella suele responderles: “Sí fuiste sanado [o sanada]. Sólo que no era la sanación que esperabas”.

“Todos nosotros estamos limitados por nuestra humanidad, y nuestra humanidad nos da de alguna manera una visión en blanco y negro de muchas cosas —estoy sanada o no estoy sanada— y yo no creo que ésa es la manera en que Dios sana”, subrayó. Creo que la sanación no es un evento. Creo que es un proceso.

– Sharon Sheridan corresponsal de ENS. Traducido por Vicente Echerri.