El Consejo Ejecutivo comienza nuevo período con la orientación de mirar al futuro.

Los miembros honran a un funcionario ejecutivo que se jubila, el Secretario General de la Convención.

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Oct 18, 2012

[Episcopal News Service – New Brunswick, Nueva Jersey] Los miembros del Consejo Ejecutivo de la Iglesia Episcopal inauguraron aquí su primera reunión del trienio 2013-2015 instruyéndose mutuamente sobre su papel a desempeñar y sopesando la labor a la que se enfrentan.
La reunión del 15 al 18 de octubre en el hotel y centro de conferencias Heldrich en la Diócesis de Nueva Jersey, comenzó con una Eucaristía en la que se celebraba la fiesta de Santa Teresa de Ávila.

Valiéndose del evangelio asignado para el día “ustedes son la sal de la tierra” (Mateo 5:13-16), la obispa primada, Katharine Jefferts Schori, le recordó a los miembros del Consejo que las sales están cargadas de moléculas que reaccionan en presencia del agua u otros solventes y por tanto forman la base de la mayoría de las reacciones químicas que producen la vida, incluida la luz emitida por el sol.

“La salinidad es la capacidad de interactuar con el mundo que nos rodea —y está íntimamente relacionada con nuestra naturaleza creada— es parte de nuestra condición terrestre”, afirmó. “No podemos ser portadores de la luz si rechazamos nuestra naturaleza creada… Si no tenemos sal, no podemos verter luz”.

Teresa retó a sus colegas de la vida religiosa “a prescindir de las cosas no esenciales, las banalidades y la frivolidad, para que su propia sal pudiera estar mejor dispuesta a interactuar con Dios”, dijo Jefferts Schori. “Se nos conmina a hacer tareas semejantes: a recobrarnos y concentrarnos en los aspectos centrales de la misión de Dios que compromete a esta Iglesia y a sus aliados. Esa es una tarea radical: ir a las raíces, volver a la esencia del llamado de Dios a restaurar el mundo, y echar a un lado los detalles que con tanta frecuencia nos distraen”.

Los miembros del Consejo pasaron el día 15 de octubre en sesiones plenarias y en comités enterándose de cual es su papel en el gobierno de la Iglesia Episcopal y debatiendo sobre el mismo. Los miembros del Consejo están divididos en cinco comités permanentes conjuntos: Promoción e Interconexión (A& N, por su sigla en inglés), Finanzas para la Misión (FFM), Gobierno y Administración para la Misión (GAM), Ministerio y Misión Locales (LMM, por su sigla en inglés) y Misión Mundial (WM, por su sigla en inglés).

El Consejo Ejecutivo lleva a cabo los programas y políticas adoptadas por la Convención General, según el Canon I.4 (1) (a). El consejo está compuesto de 38 miembros, 20 de los cuales (cuatro obispos, cuatro presbíteros o diáconos y 12 laicos) son electos por la Convención General y 18 por cada uno de los nueve sínodos provinciales (un clérigo y un laico por cada uno de los sínodos) para un período seis años, además del Obispo Primado y del presidente de la Cámara de Diputados. Aproximadamente la mitad de los miembros son nuevos en esta reunión del Consejo, al que fueron recién electos por la Convención General y las provincias.

En sus palabras de apertura al Consejo, la obispa primada Katharine Jefferts Schori, presidenta del Consejo, y la Rda. Gay Jennings, presidenta de la Cámara de Diputados y vicepresidenta del Consejo, hicieron un bosquejo de sus perspectivas de la labor a realizar en los próximos tres años.

Jefferts Schori comenzó con un breve recuento de las responsabilidades del Consejo y como desempeñó esas responsabilidades durante los últimos tres años. El Consejo “es responsable de supervisar la política y de supervisar la administración, pero no es el organismo administrativo”, afirmó ella.

La Obispa Primada dijo que existe una “eterna tensión” en la interpretación de esa división de deberes, y añadió que el Consejo hizo “algunos progresos significativos en su comprensión de esa tensión” durante el último trienio.

Agregó que el Consejo debe estar dispuesto a ejercer un “arbitraje creativo y fiel para cambiar las realidades a lo largo del trienio”.

“Sí, la Convención General toma decisiones en nombre de toda la Iglesia, pero sólo se reúne una vez cada tres años. Por consiguiente, el Consejo Ejecutivo tiene que estar dispuesto a hacer una amplia interpretación de las decisiones de la Convención General”, dijo ella. “Con esto quiero decir que ustedes tienen que pensar profundamente respecto a lo que significan esas decisiones de la Convención y estar dispuestos a dejarlas que prosperen a lo largo del trienio. No pueden tomarlas al pie de la letra”.

Se presentó un conflicto en el seno del Consejo durante el último trienio, especialmente según nos enfrentábamos con “las nuevas formas de actuar y de estar juntos”, afirmó Jefferts Schori.

“Eso no es del todo malo”, agregó ella. “El conflicto es necesario para crecer”.

“Hay un aspecto de mayor crecimiento posible, en lo que respecta a relaciones y confianza”, sugirió Jefferts Schori, entre los miembros, entre los miembros y los funcionarios de la Iglesia y entre los miembros y la Iglesia en general.

“No somos simplemente una junta; somos una comunidad de discernimiento. Cada persona aquí presente está llamada a ser de alguna manera un líder espiritual en este organismo para bien de la misión de Dios en que la Iglesia participa”, le dijo ella a los miembros. “Somos mayordomos de los recursos de la Iglesia, de su presupuesto, de su reputación, de sus prácticas y políticas” y somos llamados a “ayudar a la Iglesia a ser una edificadora más eficaz del reino de Dios”.

Tenemos una plataforma muy esperanzadora a partir de la cual comenzar estos tres años”, añadió. “Espero y ruego que la Iglesia luzca bastante diferente de aquí a tres años gracias a la labor en que este organismo se empeña”.

En sus palabras de apertura, Jennings discutió sus nombramientos a los organismos interinos, que funcionan entre convenciones generales, pero advirtió al Consejo que “el simple nombramiento de un nuevo plantel de líderes para poblar viejas estructuras no nos hará mucho bien”.

“Por estupendas que yo crea que son las personas que han aceptado los nombramientos, y por mucha confianza que tenga en el equipo de trabajo estructural que ha de nombrarse, no podemos sentarnos a esperar tres años a que ese grupo conciba grandes ideas, escriba un informe inteligente y salve a la Iglesia Episcopal”, apuntó.

Jennings resaltó que Jefferts Schori había regresado a principios de octubre de un sabático y que las dos habían comenzado “el proceso de estímulo y colaboración” de nominar a los miembros del equipo de trabajo estructural conforme al mandato de la Convención General en la Resolución C095. Según Jennings, hubo cerca de 450 nominaciones para los 24 asientos disponibles en el equipo de trabajo.

“No hemos terminado aún, pero hemos progresado bastante y hasta nos hemos divertido [en el proceso]. Estoy agradecida por la cálida acogida y el compañerismo de la obispa primada y de los miembros de su equipo durante estos últimos meses y por su ayuda mientras doy los primeros pasos”, agregó.

Jennings dijo que los miembros “deben comenzar a ejercer la restructuración ahora mismo”, añadiendo que esto significa que “somos llamados a renunciar a algunas de las viejas maneras de hacer las cosas, a renunciar a nuestro poder para darle cabida a nuevos líderes y abandonar algunas de nuestras atrincheradas posiciones para ver si podemos sencillamente llevar a la práctica la restructuración de tal manera que parezca en gran medida como si lleváramos a la práctica la resurrección”.

El Consejo revisa el presupuesto 2013-2015

El Consejo escuchó una breve presentación de nuevas iniciativas propuestas que serían financiadas en cada una de las Cinco Marcas de la Misión de la Comunión Anglicana según los objetivos que la Convención General estableció para el presupuesto 2013-2015. El Rvdmo. Stacy Sauls, funcionario encargado de operaciones de la Iglesia Episcopal, dijo que las propuestas fueron redactadas por cinco equipos compuestos por miembros del Consejo y del personal denominacional que también consultaron con personas que participaron en tales labores a través de la Iglesia.

Sauls agregó que las propuestas se proponían ser los puntos de partida de la conversación y no la última palabra sobre cómo se gastarían los $5,5 millones presupuestados. Las propuestas han sido asignadas a los comités de Promoción e Interconexión, Misión y Ministerio Locales y Misión Mundial.

Las Cinco Marcas de la Misión, los objetivos del presupuesto de la Iglesia Episcopal asociados con cada una de ellas y el dinero presupuestado para cada una son:

* Proclamar las Buenas Nuevas del Reino de Dios (objetivo de comenzar nuevas congregaciones: $2 millones).
* Enseñar, bautizar y formar a nuevos creyentes (objetivo de fortalecer a la IX Provincia para una misión sostenible: $1 millón).
* Responder a las necesidades humanas con amoroso servicio (objetivo de poner el servicio misionero al alcance de todos los jóvenes episcopales: $1 millón).
* Procurar la transformación de las estructuras sociales injustas (objetivo de comprometer a los episcopales en la erradicación de la pobreza dentro del país a través del Ministerio de Jubileo: $1 millón).
* Luchar por salvaguardar la integridad de la creación y por el sostenimiento y la renovación de la vida en la tierra (objetivo de crear y fortalecer las redes locales para cuidar de la creación: $500.000).

Los comités del Consejo comenzarán a considerar las propuestas durante esta reunión para hacer formalmente un informe en la reunión del 25 al 27 de febrero.

Las sesiones de orientación del Consejo el 15 de octubre incluyeron información sobre sus responsabilidades canónicas, legales y económicas. Como parte del segmento económico, el tesorero Kurt Barnes describió cómo se financia el presupuesto trienal de la denominación. Informó que el ingreso proveniente de las diócesis (que asciende a dos tercios del ingreso trienal) ha aumentado este año, pese al supuesto presupuestario de que disminuiría en uno por ciento. La Iglesia Episcopal pidió a cada diócesis que contribuyera con un 19 por ciento de su ingreso de dos años antes, menos $120.000.

Barnes informó que 52 diócesis habían aportado su contribución completa; 32 habían dado entre el 10 y el 18 por ciento, y 14 del uno al nueve por ciento. Trece diócesis todavía no habían presentado un informe de sus ingresos, dijo Barnes, y por tanto su oficina no había podido calcular el porcentaje de sus pagos.

En respuesta a una pregunta sobre cómo mejorar la respuesta económica de las diócesis, Barnes dijo que, si bien hay una cierta cantidad de “persuasión moral” que puede aplicarse, no hay ningún mecanismo para exigirle a una diócesis, en ningún nivel, que pague la solicitud. Él recordó al Consejo que algunas diócesis imponen [a sus parroquias] multas tales como una suspensión del privilegio de votar en una convención diocesana, y sugirió que la Convención General y el Consejo podrían desear una vez más considerar si debía haber multas para las diócesis que no pagaban la totalidad de su contribución.

“Yo los alentaría como miembros del Consejo Ejecutivo, si su diócesis no está pagando la totalidad de su contribución, que hicieran esa pregunta en su convención diocesana o le preguntaran al funcionario encargado de las finanzas [en la diócesis] o al obispo”, dijo él.

La lista más actualizada de contribuciones diocesanas se encuentra aquí.

Jennings dijo al consejo que la Iglesia pronto “le diría adiós a un líder cuya chaqueta será imposible de vestir”.

A Straub se le conoce por usar vistosas chaquetas deportivas cuando se sentaba en el estrado durante la Convención General, y se proyectaron fotos de sus chaquetas más llamativas mientras Jennings le presentaba la condecoración.

Los mayores dones de Straub son “su amor a la Iglesia Episcopal, su integridad y fuerza de carácter, su capacidad para evaluar las situaciones y tomar buenas decisiones, su devoción por sus amigos y colegas, su mente receptiva y su profundo aprecio de la historia y de la tradición, así como su travieso sentido del humor”, dijo Jennings.

Ella creó la medalla para honrar a clérigos y laicos que se hayan distinguido en el servicio de la Cámara de Diputados y de la Iglesia Episcopal.

El director ejecutivo supervisa todos los aspectos del quehacer del gobierno de la Iglesia Episcopal, desde la selección del sitio para la reunión de la Convención General hasta la supervisión y financiación del trabajo mandado por la Convención, según información que puede hallarse aquí. El director ejecutivo también puede ser elegido para servir como secretario de la Cámara de Diputados y, si resulta electo por ambas cámaras de la Convención General, secretario de la Convención General.

“Me siento halagado por recibir la primera medalla de la Cámara de Diputados”, dijo Straub más tarde. “Ha sido una genuina alegría ser secretario de la Cámara de Diputados. Una de las partes preferidas de mi trabajo ha sido mi tiempo en el podio de la Convención General”.
También en la agenda del Consejo:

El 16 de octubre el Consejo visitará el centro denominacional de la Iglesia en Nueva York, a unos 80 kilómetros al norte de aquí. Mientras estén allí, los miembros se reunirán con el personal denominacional y participarán en una sesión de adiestramiento en contra del racismo y a favor de la diversidad.

Los miembros regresarán a New Brunswick el 17 de octubre para las últimas dos jornadas de la reunión. El Consejo dedicará la mayor parte del 17 de octubre a reuniones de comité luego de una última reunión de orientación en el pleno. El 18 de octubre el consejo se reunirá en sesión plenaria para oír los informes de los comités y considerar resoluciones.

– La Rda. Mary Frances Schjonberg es redactora y reportera de Episcopal News Service.
Traducido por Vicente Echerri