Con carnavales de mascotas y bendiciones en zoológicos celebran la Creación por el día de San Francisco de Asís

Por Pat McCaughan
Posted Oct 5, 2012

El Rdo. Ray Buchanan (a la derecha), rector de la iglesia episcopal del Redentor [Church of the redeemer] en Mobile, Alabama, cara a cara con un amigo canino antes de la bendición de las mascotas. Foto/Iglesia episcopal del Redentor.

[Episcopal News Service] Llovía a cántaros, pero eso no apagó el entusiasmo en el “Spa de los caniches rosados” [pink poodle spa] ni en la tienda de regalos Empawium  durante un carnaval de mascotas que tuvo lugar el 29 de septiembre en la iglesia episcopal del Redentor [Church of the Redeemer] en Mobile, Alabama.

El carnaval de mascotas “Arca de Noé”  incluía también un zoológico de animales domésticos, paseos a caballo, el Café del Perro Moteado [Spotted Dog Café] y una subasta silente sin ladridos. Y eso fue sólo el comienzo de la celebración del fin de semana de San Francisco de Asís, cuyo amor por los animales se conmemora tradicionalmente con bendiciones a las mascotas alrededor del 4 de octubre.

Unas 250 personas y la mitad aproximadamente de perros, asistieron al carnaval, una recaudación de fondos para la Cofradía de San Francisco. Se recaudaron alrededor de $3.000 para ayudar a personas necesitadas a comprar alimentos y pagar las consultas al veterinario para sus mascotas, dijo Carol George, miembro de la cofradía.

“Tenemos a un montón de personas que aman los animales y empezamos esto hace unos cinco años porque sentimos la necesidad para nuestro ministerio”, dijo ella.

El Spa de los Caniches Rosados en la iglesia episcopal del Redentor, en Mobile, Alabama.

Al igual que la del Redentor, otras iglesias están volviéndose creativas en lo que respecta a las bendiciones de las mascotas.

En Seattle, Washington, por ejemplo, la comunidad emergente de San Francisco el Trotamundos [St. Francis the Wanderer], “una iglesia al aire libre”, está llevándoles bendiciones a los animales del zoológico local el 4 de octubre, según dijo la Rda. Sally Carlson.

“Éste es el primer año que hacemos esto”, dijo Carlson durante una reciente entrevista telefónica, “somos una misión emergente y apenas empezamos a funcionar. Esta será realmente nuestra primera liturgia juntos”.

Ella y los otros asociados con San Francisco comenzarán en la puerta sur del Parque Zoológico de Woodland, y harán un recorrido de dos horas por el terreno, con aproximadamente una docena de paradas a lo largo del trayecto.

“Vamos a bendecirlo todo, las aves, los insectos, los invertebrados, todo. Nos sentimos tan entusiasmados  que no podemos aguantarnos”, afirmó Carlson. “Fue tan generoso de parte del zoológico entender lo que queríamos hacer en lo que a honrar la creación se refiere”.

La congregación emergente se sintió inspirada por el tiempo que Carlson dedicó “en Nueva Orleáns después del huracán Katrina, cuando la gente se reunía en las esquinas de las calles. Durante ese tiempo alguien diría, ‘oremos’”.

En consecuencia, San Francisco el Trotamundos será “estrictamente una iglesia sin muros y estará en lugares en que uno normalmente no esperaría que la gente se reúna para celebrar un ritual —playas, esquinas de calles, hospitales y terrenos de estacionamiento—, simples lugares diferentes en que, por cualquier razón, la gente está hambrienta de Dios pero no quiere entrar en una iglesia o en una casa de culto. Vamos a ministrarle a esa gente”, agregó Carlson.

En Danvers, Massachusetts, la Rda. Thea Keith-Lucas, rectora de la iglesia episcopal del Calvario [Calvary Episcopal Church], también hace públicas las bendiciones de las mascotas y las imparte al aire libre. Ella se propone presidir un oficio el 6 de octubre en el parque Endicott de la localidad.

“Ésta es nuestra décima bendición de mascotas y lo que la hace distinta es el haber elegido celebrarla en un parque público en Danvers, haber invitado a organizaciones locales dedicadas al rescate de animales y a veterinarios de la localidad, y tener un mesa de ‘pregúntele al veterinario’”, dijo ella durante una reciente entrevista telefónica.

Cada mascota bendecida recibirá un certificado y la iglesia también tiene un formulario de oraciones por escrito [“paper prayer”] a través de la Internet para que lo rellenen aquellos que no puedan asistir.

“Un grupo de voluntarios se reunirá conmigo y leeremos el nombre de todas las oraciones por escrito y les daremos una bendición [a esas mascotas] también”, agregó.

La iglesia también ofrece un oficio mensual de bendiciones para mascotas a través de “Zarpa Perfecta” [Perfect Paw] su ministerio para mascotas. Tal ministerio para mascotas es de vital importancia, afirmó.

“Nosotros como especie y como Iglesia nos enfrentamos al inmenso desafío ético de aprender a vivir en la creación de una manera que respete a todos los habitantes de la tierra y que no haga el daño que estamos haciendo con nuestro estilo de vida actual”, dijo ella.

El ministerio de las mascotas “me relaciona con personas que realmente comienzan en la relación con sus mascotas y a partir de ahí se sienten llamados a cuidar la creación y de ahí pasan a preocuparse por el bienestar de otras criaturas”, apuntó Keith-Lucas.

“La relación con las mascotas es muy fuerte para muchas personas”, agregó. “Es su experiencia más profunda de conexión y de amor incondicional. Es algo que les da sostén y que les ayuda a empezar a imaginar cómo Dios podría amarles.

“Es una gran oportunidad para nosotros llegar a personas en un ámbito que ya tiene una significación y un [valor] espiritual para ellas y conectarlas con el tuétano de nuestra fe e invitarlas a una relación más cercana con Dios”.

Carol Pozek, feligresa de Santo Tomás [St. Thomas], en Berea, Ohio, con su caballo Pablo, a quien ella tuvo presente en el oficio de recordación de mascotas el pasado 30 de septiembre.

Para Carole Pozek, miembro de la iglesia episcopal de Santo Tomás [St. Thomas] en Berea, Ohio, un oficio de recordación por animales, que se ofreciera por primera vez este año junto con las bendiciones por las mascotas, resultó casi milagroso.

Según su propia cuenta, Pozek, de 58 años, y miembro de Santo Tomás durante siete años, tiene tres perros,  —dos menpens, Sophie y Trace, y un chihuahua, Izzy—, además de dos gatos rescatados, Georgie, un barcino, y Buddy Boy, “que sólo tiene siete meses y [con sus manchas] negras y claras parece una pelotita de fútbol.

“Y”, hace una pausa, “tuve un caballo durante diez años”.

Ella cree que Pablo, su caballo apalusa, la ayudó a mejorar su esclerosis múltiple. “Él me sacó de la silla de ruedas”, dijo ella durante una entrevista telefónica reciente. “Él fue único para mí de mil maneras diferentes. Era más como un perrito, caminaba junto a mí y me seguía dondequiera que yo iba”.

Pero Pablo murió repentinamente el 16 de septiembre. “Recibí una llamada a las 9:20 A.M. del domingo y me dijeron que mi caballo había muerto durante la noche. Nadie sabía la causa. Yo no pude estar allí, así que fue realmente duro”.

And Pozek convalecía de una cirugía de la espalda el 16 de septiembre, pero fue a la iglesia ese mismo día, “aunque no se suponía que me levantara y saliera. En los bancos estaban estos avisos de las bendiciones de los animales y que también habría oficios de recordación por las mascotas [desaparecidas]. Nunca antes lo habían hecho. Fue un regalo de Dios para mí”.

La iglesia comenzó un ministerio de para animales —al que ha llamado “Epis-ca-paws”— hace unos pocos años, luego que un feligrés descubrió a un san bernardo amarrado a un árbol con un tazón de agua y algunos juguetes y una nota en que le pedían a cualquiera que lo encontrara que le diera un hogar, contó Pozek.

El ministerio ayuda a los dueños de animales que tienen apuros [económicos] con recogidas de donaciones de alimentos y otros empeños, dijo la Rda. Gayle Catinella, rectora de Santo Tomás. “Es un forma que tienen los miembros de llegar a la comunidad “y salirse del edificio de la iglesia”, apuntó.

Los feligreses ponen letreros y  contenedores en sus patios como puntos para dejar donaciones en el barrio y “encuentro bolsas de comida para perros apoyadas contra la puerta cuando salgo a trabajar. Este ministerio ha tocado las vidas de muchísima gente”.

Catinella añadió: “mucho de lo que hacemos es salirnos del edificio. Las bendiciones de las mascotas se hacen fuera, en la calle, de manera que la gente pueda ver lo que hacemos… y les toque el corazón, para que los que no saben nada de la Iglesia puedan aprender un poco más acerca de ella”.

Del mismo modo, ayudar a los que lloran por sus animalitos era importante. “Creíamos que, como parte del oficio, podíamos tener también un momento para las mascotas que han muerto”.

Para Pozek, el oficio del 30 de septiembre estuvo sobrado de significación.

“Fue horrible cuando Pablo murió”, dice ella. “No me llamaron porque yo había tenido recientemente una cirugía de la espalda y no querían que bajara allí y me lastimara, y sabían que yo iría.

“Sólo hay un lugar, a una hora aproximada al oeste de donde vivimos, donde uno puede llevar caballos a incinerar. Uno no puede estar allí. Uno no puede decirles adiós; uno nunca llega a aceptar el desenlace. Nunca pude abrazar a Pablo o decirle adiós. Estoy segura de que él me necesitaba y yo no estaba allí. Me siento culpable por eso”.

Sus mascotas, me dijo ella, la hacen reír. Ella enfrenta la posibilidad de someterse a otra cirugía de “manera que con todo eso que está pasando, no siempre tengo mucho de qué sonreír, excepto con mis animales.

“No creo que alguien deba vivir sin un animal”, añadió. “En verdad creo que Dios pone la mascota precisa en tu vida, para darte lo que necesitas”.

“Estoy discapacitada, y ya no puedo seguir costeando todos estos animales”, titubeó antes de proseguir, “pero encontraré un modo, porque sé que ellos me mantienen viva. Y sé que son un regalo de Dios para mí. Cuando miro a la personas trato de ver a Cristo en ellas, y hago lo mismo con mis animales”.

–La Rda. Pat McCaughan es corresponsal de Episcopal News Service y está radicada en Los Ángeles. Traducido por Vicente Echerri.