¿Quieres orar?”. Innovadores evangelistas laicos llevan la Iglesia a la calle

Por Pat McCaughan
Posted Sep 5, 2012

Adrian Dannhauser y Matthew Lukens, innovadores evangelistas laicos con su cartel de “¿Quieres orar?”

[Episcopal News Service] A Adrian Dannhauser, una innovadora evangelista laica, se le conoce por pararse a la hora del almuerzo en una concurrida calle de Stamford, Connecticut, con un cartel que dice: “¿Quieres orar?”.

A veces ella agrega una invitación verbal a los que se le acercan. Otros pasan a veces por su lado, lentamente, se vuelven y regresan.

“Te enterarías de la pérdida de un ser querido ocurrida el día antes”,  recuerda ella durante una reciente entrevista telefónica. “O [el que te dice], ‘mi esposa está teniendo dificultades en salir embarazada’.

“Es una bella forma de evangelización”, afirmó con la voz conmovida. “Dar testimonio a las almas es un gran privilegio. Intentas compartir una experiencia. Intentas facilitar un encuentro con Dios.

“La evangelización innovadora consiste en conectar mi historia [y] tu historia con la gran historia”.

La ex abogada de Wall Street especializada en quiebras y restructuración, asiste ahora a la Escuela de Teología Berkeley en [la Universidad] de Yale. Junto con sus “compañeros en evangelización” Otis Gaddis III y Matthew Lukens, se encuentra entre un número creciente de evangelistas innovadores de la Iglesia Episcopal que está llevando la Iglesia a las calles y a la gente.

“Uno no pretende cambiar la mente o el sistema de creencias de nadie”, dijo Dannhausser, de 34 años. “Oraré con cualquiera de cualquier fe y de cualquier manera que le resulte cómodo”.

La evangelización innovadora, dice Gaddis, —en la actualidad diácono transicional y capellán de la Universidad de Maryland en College Park—  significa primero y ante todo, vivir de manera visceral la promesa bautismal de “buscar y servir a Cristo en todas las personas y amar a tu prójimo como a ti mismo”.

“Se supone que Cristo ya está presente”, dijo Gaddis durante una reciente entrevista telefónica. “El objetivo no es llevar a la gente a la iglesia, sino revelar la presencia de la Iglesia entre tú y la personas con quien hablas”.

Puede ser tan sencillo como iniciar una conversación con la persona que está al lado en la cola, o en un avión o en un café —algo que él ha hecho muchas veces.

“Ser un evangelista innovador significa que estoy en disposición y puedo y deseo escuchar el relato espiritual de alguien y a su auténtico ser a través de esa historia y responder con un relato propio que pruebe que yo estaba realmente presente.

“La mayoría de las personas no tienen con quien hablar”, dijo Gaddis, ex abogado de 32 años que fundó la Red de Evangelización Episcopal (EEN, por su sigla en inglés) en 2009 mientras era seminarista en Berkeley.

Al principio, la organización creció a partir de la propia costumbre de los estudiantes de reunirse y crear un lugar discreto para compartir sus  experiencias de Dios y sus historias personales.

“Adquirimos un montón de destrezas de cuidado pastoral de muchísimas formas, comenzamos oyéndonos unos a otros de una manera que nunca habíamos imaginado. Nos convertimos en una comunidad, descubrimos que el problema es que no hablamos de los temas que realmente importan, entre ellos nuestros asuntos espirituales”, apuntó.

Para mayo de 2010, la EEN se había extendido hasta el Seminario de Teología del Pacífico en Berkeley, California. En la actualidad, hay capítulos en el Seminario del Suroeste en Austin, Texas, en el Seminario Teológico General de Nueva York, y en el Seminario Teológico de Virginia, en Alexandria. Gaddis espera que la EEN llegue a tener una presencia en todos los seminarios episcopales y que también incluya al laicado y al clero en la creación de nuevas comunidades espirituales episcopales.

La EEN convoca a una conferencia sobre desarrollo misional, del 20 al 22 de septiembre, en el Seminario Teológico General, destinada a preparar a líderes de la Iglesia en el desarrollo de comunidades espirituales, y a dar testimonio y compartir mutuamente la imagen de Dios, confraternizar con personas y comunidades salvando las diferencias, y formar líderes misionales que puedan alimentar en otros la búsqueda de una auténtica vocación, dijo Gaddis.

La conferencia está auspiciada por la Escuela de Teología Berkeley en Yale; el Ministerio Episcopal de Jóvenes Adultos/Universitarios; y las diócesis de Connecticut, Long Island, Maryland, Newark, Washington y Virginia.

La evangelización innovadora es parte de la genuina vocación de Matthew Lukens. Él pasó gran parte del verano brindando limonada y entablando conversaciones con los transeúntes en las gradas de la catedral de San Pablo [St. Paul] en Boston, y ha servido de interino en El Cruce [The Crossing] una reciente comunidad de culto en San Pablo.

“El objetivo era intentar crear un momento en que la gente pudiera detenerse y tener este tipo de encuentro diferente en su jornada, simplemente sostener una conversación con alguien y ofrecerle algo, usualmente limonada. También agua. Queríamos saber quiénes eran, cómo les iba y cuán lejos podíamos profundizar en esa conversación”.

Lukens, de 25 años, se crió como bautista del Sur en Alabama y está bien consciente de las connotaciones que puede evocar la palabra “evangelista”. “En algunas tradiciones es tarea del evangelista transformarte para que seas a mi modo. Pero en la evangelización innovadora, debo tener una apertura para ser transformado, porque otras personas aportan luz de Dios a la conversación de la manera en que la han experimentado”.

Él recordaba, riéndose, que después de su primera experiencia en la calle —de “quieres orar”— con Gaddis y Dannhauser, se dio cuenta de que “fue la Iglesia Episcopal la que llevó a este ex bautista del sur a una esquina para orar por la gente”.

Sin embargo, la evangelización innovadora no consiste en convertir a la gente ni en llevarla a la Iglesia, explicó.

“Para mí, la evangelización innovadora es fundamentalmente una disposición a encontrarse con otras personas. La considero un ejercicio espiritual. La oportunidad de profundizar en una conversación con otras personas, de escuchar sus pasiones, dónde ellos oigan la voz de Dios, háganse episcopales o no. Esas conversaciones se dan en poquísimos lugares de nuestras vidas que yo encuentro que la gente no tiene la oportunidad de compartir.

Se trata, fundamentalmente, de formar una comunidad espiritual. “Es algo de lo que la gente también está hambrienta”, añadió. “Uno oye hablar del gran número de personas que no se identifica con ninguna religión o que dicen que son espirituales, pero no religiosos, pero lo que siempre falta en esos sitios es una comunidad para tener esa conversación”.

Gaddis estuvo de acuerdo. “Tus oídos atentos se convierten en el terreno para la palabra que ya está allí”, dijo refiriéndose a las conversaciones espirituales. “Y eso es divertido, porque uno ve a personas que literalmente vuelven a la vida ante tus ojos, y eso es lo que la Iglesia puede ser”.

El obispo Eugene Sutton ha comisionado a Buddy Coffey como evangelista laico en la Diócesis de Maryland.

Él ha estado en el proceso de discernimiento, pero ha llegado a la conclusión que “el ministerio ordenado no era para mí”, dijo Coffey, un ex ingeniero de 62 años.

Pero  Sutton reconoció “los extraordinarios dones de Coffey en presentarle el evangelio a las personas” y lo comisionó para servir como evangelista laico, enseñando, predicando y escribiendo acerca de la evangelización, así como relacionándose con otros en conversaciones espirituales y en la manera [que ellos tendrían] de comunicarle su fe a los demás.

“Me gustaría comisionar a más evangelistas laicos”, dijo Sutton durante una entrevista telefónica reciente. “Por una cosa, ayuda a toda la Iglesia, ayuda a los individuos, porque un cierto número de esos individuos está buscando la manera de que la Iglesia reconozca sus dones e incluso los apoye de algún modo, aunque no fuese económicamente. Podría aliviar la presión que tenemos en el proceso de ordenación”.

Coffey describe su vocación como un testimonio alegre que proclama mediante la palabra y el ejemplo la buena nueva de Dios en Cristo. “La gente siempre pregunta, ‘¿de qué se trata?’ Eso me permite comenzar una conversación que puede conducir o no a una conversión espiritual”.

En el sur de California, Randy Kimmler, ayudó “inadvertidamente” a plantar la Comunidad del Espíritu Santo en el distrito de Silver Lake de la Diócesis de Los Ángeles hace aproximadamente seis años. Básicamente, él no hizo más que escuchar al Espíritu Santo, afirmó.

“No es una iglesia. No es una misión. Es una anomalía y las diócesis de todo el país están tratando de ver que van a hacer con grupos como nosotros que están apareciendo por todas parte”, dijo él en el curso de una entrevista telefónica reciente.

La Comunidad del Espíritu Santo (CHS, por su sigla en inglés) “comenzó como un grupo de estudio cuaresmal para seis o siete laicos” apuntó él.

Resultó tan divertido que quisimos que continuara después de la Cuaresma. Y ellos quisieron añadirle la Eucaristía. Un sacerdote local la celebró y “luego dijimos ‘¿por qué no seguimos haciendo esto?”.

Al grupo, organizado y dirigido por laicos, se le considera una comunidad cristiana innovadora emergente, dijo Kimmler  durante una entrevista telefónica el 28 de agosto.

La CHS se sigue reuniendo regularmente los jueves por la noche en un espacio encima de un restaurante de la localidad. “Lo llamamos la Cena del Señor en tres platos. Lo primero que hacemos es ofrecerles pan y vino”.

El primer plato es un tiempo de reunión, con refrescos y  canapés, camaradería y conversación. Se saluda a los recién llegados y aquellos con quienes han estado conversando se los presentan al grupo.

El segundo plato incluye escuchar la palabra, una respuesta o reflexión de cinco minutos, seguida por un tiempo para que los miembros del grupo compartan. Un sacerdote —de una lista aproximada de 20 que se turnan— celebra la Eucaristía.

El último planto “es el postre. Limpiamos el altar y servimos el postre y las personas pueden quedarse y conversar todo el tiempo que quieran”, explicó Kimmler.

La evangelización del grupo es también singular —al compartir su espacio con exposiciones de arte mensuales que muestran el mundo de los músicos, escritores, escultores y pintores, dijo.

Kimmler presentará un taller en la EEN acerca de la plantación de iglesias por los laicos.

–La Rda. Pat McCaughan es corresponsal del Servicio de Prensa Episcopal. Está radicada en Los Ángeles. Traducido por Vicente Echerri.