Los episcopales de Luisiana encuentran a Isaac menos destructivo de lo que se temía

Por Matthew Davies y Pat McCaughan
Posted Aug 31, 2012

[Episcopal News Service] Siete años después del catastrófico huracán Katrina, al clero de la Diócesis Episcopal de Luisiana lo animaba sobre todo un sentimiento de gratitud mientras comenzaba a evaluar el impacto del huracán Isaac, si bien los restos del ciclón, según avanzaba hacia el norte, seguían inundando partes del estado y del vecino Misisipi.

Los peores informes de la diócesis fueron de la caída de un árbol sobre una rectoría y de una escuela de la Iglesia que se inundó con un par de pulgadas de agua. Otros reportes se reducían a falta de fluido eléctrico, pérdida de tejas, daños menores en el servicio de agua y rotura de vidrios debido a la intensidad de los vientos.

En los hogares de algunos feligreses entraron varias pulgadas de agua y “los desechos usuales” que se asocian con las grandes tormentas, según el clero de la diócesis que hizo sus evaluaciones [del fenómeno] el 30 de agosto en una llamada en conferencia.

[En el momento de redactar esta nota, no se había recibido ningún informe de la Diócesis de Misisipi.]

Aunque los diques recientemente reforzados que protegen a Nueva Orleáns se mantuvieron firmes durante los embate de Isaac, más allá de la ciudad centenares de casas quedaron bajo el agua. En un momento, la mitad del estado se quedó sin energía eléctrica. De los 60.000 habitantes de la ciudad que fueron evacuados, varios miles aún permanecen en los albergues.

Según un informe de Prensa Asociada, Isaac inundó hasta una altura de 16 pulgadas en algunas zonas, y unas 500 personas tuvieron que ser rescatadas en botes o en vehículos para zonas inundadas. Al menos se han reportado cinco muertes relacionadas con la tormenta.

Al moderar la llamada de conferencia del clero diocesano de Luisiana, el Rdo. Mark Stevenson, canónigo del ordinario, dijo que un tasador del seguro de la Iglesia ya se encontraba en la zona de Nueva Orleáns para ayudar en la reclamación por daños a la  propiedad.

Aunque la tormenta trajo escalofriantes recuerdos de las desastrosas consecuencias del huracán Katrina hace exactamente siete años, la mayoría de los clérigos se sintió aliviada por la extensión del impacto de Isaac a través de la diócesis.

El Muy Rdo. Ken Ritter, presidente y director ejecutivo de la Comunidad de Jubilados de St. James Place, en Baton Rouge South, dijo que no había habido daños de importancia. Algunas parroquias puede que no tengan electricidad, “pero al parecer en gran medida nos libramos”.

El Rdo. Karen Gay, rector de la Iglesia de la Santa Comunión [Holy Communion] en Plaquemine, una zona afectada por una inundación de importancia, dijo: “Estamos bien, hemos perdido unas cuantas tejas, pero tenemos corriente eléctrica”.

La rectoría de la iglesia episcopal de San Mateo [St. Matthew’s] en Bogalusa recibió algunos daños luego que le cayó un árbol en el techo, y el Muy Rdo. Canónigo Stephen Chad Jones informó que en la escuela episcopal  de la iglesia de San Patricio [St. Patrick’s], donde él ejerce de rector, el agua llegaba hasta el tobillo en varias aulas. Dijo que se proponían extraer el agua con una bomba.

En la iglesia episcopal de la Anunciación [Annunciation] en Nueva Orleáns, se produjo una filtración en el techo y la unidad del aire acondicionado se cayó.

En la iglesia episcopal de San Timoteo [St. Timothy’s] en LaPlace el agua subió varias pulgadas y los hogares de tres feligreses se inundaron.

El Rdo. Ron Clingenpeel, sacerdote a cargo de la iglesia episcopal de San Juan [St. John’s] en Thibodaux, informó que algunas de las contraventanas habían volado, y que algunos paneles de vidrio se habían roto.

Previendo que la falta de fluido eléctrico se extienda, la iglesia episcopal de San Felipe [St. Philip’s] en Nueva Orleáns estaba organizando una actividad en la cual todo el mundo pudiera cocinar cualquier alimento susceptible de echarse a perder.

Morris Thompson, obispo de Luisiana, junto con otras 60.000 personas, se fue de Nueva Orleáns antes de que Isaac tocara tierra. Él le agradeció a sus clérigos “por prestarle atención a su gente. Es grato estar conectados; gracias por su labor”.

Thompson espera regresar a Nueva Orleáns el domingo. Las oficinas diocesanas de Nueva Orleáns estarán cerradas hasta el martes.

La Diócesis de Luisiana ha publicado una página web sobre Isaac que se irá actualizando en el medida en que se disponga de nueva información.

En los próximos días, Ayuda y Desarrollo Episcopales estará listo a presar su ayuda mientras los equipos diocesanos pueden evaluar la situación.

Ayuda y Desarrollo Episcopales tiene una asociación de varios años con las diócesis de Luisiana, Misisipi y Costa del Golfo Central, que comenzó con los empeños de recuperación luego de [los destrozos del] huracán Katrina en 2005. “Durante los últimos dos años, las tres diócesis han recibido adiestramiento de preparación para el desastre y han seguido perfeccionando y ejercitando las estrategias de respuesta, incluidos los planes de comunicación”, dijo la agencia en un comunicado reciente. “Debido a esta preparación, las diócesis están en condiciones de evaluar con eficacia y responder a las necesidades cuando las condiciones del tiempo lo permitan”.

Entre tanto, la Asociación Nacional de Sociedades del Altar de la Iglesia Episcopal ha preparado conjuntos eucarísticos portátiles para enviarlos a quienes los necesiten en zonas afectadas por la tormenta.

Isaac, la novena tormenta de la temporada atlántica de 2012, se formó el 21 de agosto en las Antillas Menores. Primero tocó tierra como tormenta tropical en Haití y la República Dominicana, donde es responsable de por lo menos 24 muertes. La tormenta luego siguió bordeando los cayos de la Florida antes de dirigirse a la costa del Golfo.

En la República Dominicana, más de 30.000 personas han abandonado sus hogares debido a las inundaciones, y carecen ahora de artículos de primera necesidad tales como alimentos, agua y ropa de cama, según una petición hecha por el obispo Julio Holguín.

“Miembros de nuestras congregaciones y estudiantes de nuestras escuelas están recogiendo alimentos y ropas para hacerles donaciones a los que han resultado más afectados por Isaac”, dijo Holguín. “Que Dios bendiga a los que de una u otra manera están demostrando su generosidad hacia estas víctimas”.

En Haití, donde Isaac causó extensas inundaciones en varias zonas, la diócesis episcopal ha proporcionado suministros ya disponibles de agua potable para 500 familias en Léogâne, y distribuirá agua potable hasta en otras cinco zonas, según Ayuda y Desarrollo Episcopales, que ofrecerá apoyo adicional para necesidades de emergencia o recuperación mientras la diócesis concluye su evaluación [sobre el desastre]. La Organización Mundial de la Salud informó de nuevos brotes de cólera como secuela de la tormenta.

Las donaciones de ayuda a los damnificados del huracán pueden hacerse a través de la página web de Ayuda y Desarrollo Episcopales aquí.

– Matthew Davies es redactor y reportero del Servicio de Prensa Episcopal. La Rda. Pat McCaughan es corresponsal del Servicio de Prensa Episcopal. Ella está radicada en Los Ángeles. Traducido por Vicente Echerri.