Convención General Sermón predicado por la Rda. Dra. Mary Crist

Posted Jul 9, 2012

[Episcopal Church Office of Public Affairs] El siguiente sermón fue presentado hoy en la 77a Convención General de la Iglesia Episcopal, que se reúne en Indianápolis, Indiana, hasta el 12 de julio.

El texto que sigue es el sermón que la Rda. Dra. Mary Crist (Pienegro) predicará en la Convención General, en la Eucaristía del mediodía del 9 de Julio de 2012.

Señor, soy tuya. Que mis palabras glorifiquen tu nombre.

Gracias por la oportunidad de hablarles hoy. Les traigo saludos de mis ascendientes: del pueblo de mi madre, la nación pienegro de Montana, y del pueblo de mi padre, de Dinamarca. Me llamo Pitaki,  que quiere decir Mujer Águila.

El pueblo de Samson Occom era el mohegano. Él fue el primer indígena en ser ordenado al ministerio, como presbiteriano. Esto tuvo lugar en 1859, unos pocos años antes de que Enmegahbowh, de los ojibuas fuera el primer indígena ordenado al sacerdocio episcopal.

Occom fue también el primer indio americano que publicó sus escritos. Demostró que tenía valor, conexiones y compromisos, cualidades que siguen caracterizando a muchos indígenas en la Iglesia de hoy. Él le llevó la luz de Cristo a mucha gente.

Las cualidades del valor, la conexión y el compromiso son la espina dorsal del ministerio de las iglesias pequeñas que estamos llevando a cabo con buenos resultados.

Tal como el evangelio nos dice hoy, debemos dar a conocer esta obra. Vayamos a la luz. Celebrémosla. En obediencia al evangelio de Lucas, y en la tradición nativa, comparto un relato de lo que puede suceder cuando escuchamos.

Poco después de mi ordenación al sacerdocio, hace unos seis meses, mi obispo me dijo que me nombraba para servir en una iglesia. ¡Me sentí tan entusiasmada! Esto era muy buena noticia.

La mala noticia era que mi iglesia no tenía ni congregación, ni presupuesto ni salario.

Vean ustedes, la congregación en esta iglesia había llegado al punto en que ya no podía hacerle frente a sus gastos. Esto sucedió a pesar de que el clérigo anterior y unos cuantos fieles habían trabajado arduamente. La iglesia en su antigua forma había muerto.

Los pocos fieles plantaron un huerto comunitario, y le dieron vida a un ministerio para los desamparados y los hambrientos. Auspiciaron un congreso (pow wow) y empezaron a ayudar a los estudiantes en una escuela interna de nativoamericanos. También acogieron a nuevos grupos en el territorio.

Escucharon al Espíritu y experimentaron la resurrección en algo nuevo.

En la actualidad, el edificio de la iglesia sigue siendo bello. Situado en un terreno de 1,8 hectáreas, cuenta con un costoso órgano de tubos obsequio del propio fabricante de órganos, vestimentas de seda para el clero, hermosos trajes para el coro, e incluso vestimentas para niños acólitos se encuentran pulcramente colgadas en la sacristía. Los cálices de oro y plata aguardan con sus cubiertas protectoras. Los objetos de bronce están bruñidos. Las luces del santuario resplandecen. El gran altar está cubierto de [paños de] lino y brocado inmaculados. Un crucifijo tamaño natural tallado en madera adorna la pared detrás del altar. Las estaciones del Via Crucis esculpidas orientan a los fieles  por un costado de la nave. A lo largo de la pared opuesta la luz entra a raudales a través de las puertas vidrieras. Abundan los árboles y las plantas de flores. Uno casi puede escuchar el potente sonido de los cánticos acompañados por el órgano resonante el domingo por la mañana.

Sin embargo, el Espíritu llamó a la gente al ministerio de un huerto comunitario.

Cuando el sacerdote anterior, un nativoamericano, se fue, el obispo me nombró a mí. Me pidió que alimentáramos a los pobres, albergáramos a los desamparados, enseñáramos a los niños y apoyáramos a los que luchan por librarse de la drogadicción y otros problemas.

Cuando le pedí más detalles, me dijo que el Espíritu Santo nos ayudaría a entenderlo.
En los primeros seis meses de pequeño ministerio, mi propia vida ha sido transformada como fue la de Samson Occom. He aprendido a escuchar esa vocecita del Espíritu dentro de mí, tal como manda Lucas… a escuchar en verdad.

Si ustedes fueran a preguntarle a nuestra comunidad quién es el líder, la gente diría, “simplemente seguimos al Espíritu Santo”. Oramos y hacemos planes como grupo. Trabajo dentro del círculo de compañeros del ministerio.

La Iglesia tiene tres empleados. La secretaria de la iglesia, una ex monja franciscana, se enfrenta a la gente más bravucona y a la más vulnerable con la misma gentileza. Ella recibe un salario de media jornada y trabaja jornada completa.

El segundo empleado, plomero y soldador, andaba mal de salud cuando oyó un llamado “a tomarse unos días para entender de qué se trataba eso de Dios”. Vivió en la calle por un tiempo. Se enamoró de Dios. Aunque él puede arreglar cualquier cosa, dice que su ministerio es para los pobres y los que intentan escapar del consumo de drogas y alcohol. Afirma que habla su mismo idioma porque estuvo en la calle con ellos. Él trabaja sin paga.

El jardinero, encargado y guardián también vivió en la calle hace unos pocos meses. Comenzó a trabajar en el jardín. Hoy es un miembro sano y valioso de la comunidad. Su única compensación es un cuartito donde duerme de noche.

Un día  vi a una mujer recostada a la pared. Parecía sentirse sola y le pregunté si le gustaría ayudarnos a colgar unos cuadros. Ahora se ocupa de la oficina después que la secretaria se va. Es una persona nueva. Su compensación es un pase mensual de autobús. Recientemente, comenzó un ministerio de cocina utilizando alimentos frescos del huerto para algunos de nuestros amigos sin hogar. “Ellos no pueden cocinar en la calle”, se dijo, y respondió [a esa necesidad].

Dos Círculos de Conversación para las Primeras Mujeres de la Tierra están creciendo en la actualidad. Las mujeres provienen de muchas naciones nativoamericanas y aprenden unas de otras. También atienden a los estudiantes de un internado nativoamericano que queda cerca.

Dos congregaciones evangélicas de habla hispana ahora celebran su culto en el edificio de nuestra iglesia. Ambas participan activamente en el desarrollo de nuestra comunidad.
Ahora distribuimos alimentos durante cinco días a la semana. Queremos mejorar nuestras instalaciones para expandir el ministerio de cocinar [para los pobres]. Colaboramos con Casa Sobria de la Mujer [Women’s Sober Living House]  que tiene un local en la acera de enfrente.

Una escuela primaria que se sostendrá con fondos públicos abre sus puertas en septiembre. Perfeccionará las destrezas en matemáticas, ciencias y liderazgo de niños de barrios urbanos deprimidos. El director de una escuela afroamericana es también miembro de nuestro Comité de Planificación.

En nuestro último informe al obispo, documentamos servicios a más de 500 personas por semana.

Cuando voy al centro del nuevo ministerio, me siento llena de alegría, que me la produce el presenciar las vidas transformadas por personas que aman a sus prójimos como a sí mismas. A partir de los diversos ministerios, está naciendo la misión. Estamos cumpliendo con las Cinco Marcas de la Misión.

La gente nos pregunta sobre lo que pasa en el centro, dándonos una oportunidad natural de hablar acerca de nuestra relación con Dios. El cumplir el Gran Mandamiento da pie naturalmente al cumplimiento de la Gran Comisión. Predicamos el evangelio hacia los cuatro puntos cardinales a través de nuestras palabras y nuestras acciones.

Alguien que, en la actualidad, pase por el nuevo centro de ministerio probablemente se pregunté quién concibió la cartelera. La respuesta es el Espíritu Santo. Se parece un poco a la cartelera de un bazar. Un letrero invita a la gente a la Iglesia de la Libertad [Freedom Church]. Otro anuncia la Academia REACH, la escuela nueva. Y otro más anuncia en español un festival de familia que habrá de celebrarse pronto. Y ciertamente, ¡el letrero que dice La Iglesia Episcopal te da la bienvenida, también está allí!

Todo se ve un poco chapucero. Los letreros no tienen una coordinación de color. No son del mismo tamaño ni del mismo estilo. Todos se vuelan con el viento. Y sin embargo, la gente me dice que les fascina ver qué es lo que sigue. Yo les digo que estamos atentos para oír lo que el Espíritu Santo tiene planeado para nosotros. Sabemos que estará lleno de vida, que estará lleno de amor de Cristo. Nos estamos convirtiendo en una nueva familia espiritual —hermanos y hermanas en la fe— la Iglesia primitiva resurrecta.

Lo que he aprendido de esta experiencia es asombroso. Por lo que algunas personas me dicen, la Iglesia Episcopal se está muriendo, pero, por lo que yo veo, está renaciendo.

Somos llamados por el Espíritu a algo nuevo

Estoy de pie en medio del torbellino

Puedo sentir el viento en mi rostro, que me agita el pelo.

Puedo oír el llamado del Águila.

Es estimulante.

Es impredecible.

Es desordenado… y sin embargo es Dios… y es bueno.

Amén.