Los jóvenes en la Convención: pequeños en número, grandes en impacto

Por Sharon Sheridan
Posted Jul 6, 2012

Miembros de la Presencia de la Juventud Episcopal asisten a una sesión de orientación con Neva Rae Fox, encargada de Relaciones Públicas de la Iglesia Episcopal. Foto/Sharon Sheridan

[Episcopal New Service — Indianápolis] Cuando Caroline Christie asistió a la Convención General de 2009 con un grupo de otros estudiantes de secundaria de la Diócesis Episcopal de Newark, ella no sabía qué esperar.

“Yo simplemente iba porque mis amigos iban”, dice. “No sabía que la Iglesia Episcopal era tan grande, ni todo lo que hacía. Fue realmente una experiencia que me abrió los ojos”.

Y ello le abrió el apetito para más. Christie regresa a la 77ª. Convención Anual como diputada laica electa a los 17 años, para representar a la Diócesis de Newark, junto con Gibson Oakley, que tenía 16 años cuando fue electo en enero de 2011.

Elegir a dos diputados jóvenes en una diócesis es “inusual pero no único”, dijo el Rdo. Canónigo Gregory Straub, funcionario ejecutivo y secretario de la Convención.

La mayoría de los diputados tienen más edad. Este año 12 de ellos son menores de 25, y 20 con edades de 25 a 34, dijo Bonnie Anderson, presidente de la Cámara de Diputados.

Pero los jóvenes adultos tienen una presencia constante y visible en la Convención General, desde diputados jóvenes hasta miembros de la Presencia Oficial de la Juventud de la Iglesia Episcopal y desde la Presencia de Jóvenes Adultos de la Hermandad Episcopal de la Paz hasta grupos de jóvenes que asisten como [delegados] de diócesis individuales.

Caroline Christie, de la Diócesis de Newark, asistirá como diputada a su primera Convención General acompañada de su abuela, la primera diputada suplente Marge Christie, quien ha sido diputada o suplente desde 1976. Foto/ Sharon Sheridan

Muchos diputados jóvenes experimentan por primera vez la Convención General como parte de la presencia oficial de la juventud, compuesta de 18 jóvenes —dos por provincia— que tienen voz pero no voto en la Cámara de Diputados. Anderson redactó la resolución que creó a este grupo en 1982.

“No creo que hubiera tanta conciencia entonces como hay ahora acerca de la necesidad y deseo y auténtica esperanza de tener más jóvenes en la Cámara de Diputados, porque ahora los jóvenes están siendo elegidos, mientras entonces un joven sencillamente no conseguía que lo eligieran”, dijo Anderson. “Eso es de cierto modo lo que creó la necesidad”

“Creo que ahora hay un ansia en las diócesis —en algunas de ellas, desde luego— de elegir diputados más jóvenes”, agregó.

Straub fue de la misma opinión.

“No tengo la menor duda de que especialmente en los últimos años ha habido un incentivo en las diócesis para que los jóvenes aspiren y las convenciones diocesanas elijan a diputados jóvenes”, afirmó.

La Diócesis de Chicago eligió a Ian Hallas, actualmente de 22 años, como primer diputado suplente en 2006 y como diputado en 2009 y 2012. La diócesis suele “brindar todo su apoyo” a los jóvenes, no porque sean “el futuro de la Iglesia, sino porque ya son una parte presente de la Iglesia”, dijo. Él visitó por primera vez la Convención General en 2003 siendo alumno de octavo grado y como parte del Evento de la Juventud Episcopal.

El proceso legislativo “y todas las Reglas Parlamentarias de Robert” captaron su atención. “Me interesé realmente en la logística de cómo el organismo se congrega y funciona y logra hacer cosas con unos 850 diputados electos… Disfruté prestando atención y viendo cómo se construían las cosas y se aunaban los esfuerzos”.

El habló por primera vez en el pleno de la Cámara de Diputados a instancias de su diputación cuando Katharine Jefferts Schori fue electa obispa presidente en 2006. “No tenía idea qué decir, pero yo la apoyaba a ella y creía que eso era estupendo”, afirmó. “Resultó muy estimulante”.

En 2009, con ayuda de su diócesis y la Consulta de Chicago, estuvo entre un número limitado de oradores a quienes les permitieron hablar sobre una resolución para rechazar la Resolución B033 de 2006, vista generalmente como una moratoria de facto en la consagración de obispos homosexuales. “Yo era sin duda la persona más joven en decir algo”, apuntó Hallas, quien describió su intervención de entonces como “un momento definitorio para mí en esa cámara”.

En Newark, Christie y Oakley se reunieron por primera vez con el resto de la diputación diocesana para prepararse para la Convención.

“Yo estaba realmente sorprendido. A todos nos trataron de la misma manera” como a los demás diputados, dijo Christie. “En mi experiencia, cuando nombran a gente joven, usualmente lo hacen para probar que hay jóvenes que participan. En verdad sentí que teníamos una voz y que estábamos allí como genuinos miembros de la diputación y para hablar y tener un propósito”.

En la Convención, ella seguirá en particular la labor del Comité Nacional e Internacional de Responsabilidad Social.

Gibson Oakley consulta algo con su colega la diputada Laura Russell, durante la Convención Diocesana de Newark en enero. Foto/ Sharon Sheridan

Liza Anderson, que acaba de cumplir 30 años, siguió de cerca las dos últimas convenciones y creó y compartió un resumen del Libro Azul en preparación para ésta, la primera a que ella asistirá.

Ella era nueva para la Diócesis de Connecticut cuando fue electa para servir de diputada en Indianápolis.

“Creo que lo único que sabían era que yo era una muchacha joven que estaba haciendo un doctorado en Yale”, dice ella. “Creo que fui electa porque era joven. En alguna medida, eso es frustrante”.

Ser miembro de un grupo demográfico escasamente representado también constituye una presión. Cuando los jóvenes hablan, dice Liza Anderson, “la gente quiere interpretar todo lo que dices como si hablaras por todos los jóvenes adultos… Somos tan diversos como cualquier otro grupo demográfico”.

Una voz de acogida

Megan Anderson de la Diócesis del Norte de California sirvió como diputada en 2009 y es codirigente de la presencia de jóvenes adultos de la Hermandad Episcopal de la Paz en Indianápolis. Ella visitó la convención por primera vez a través del Evento de la Juventud Episcopal en 2003, cuando tenía 15 años, y luego fue miembro de la presencia oficial de la juventud en 2006. “Yo en verdad sí sentí que me tomaron en serio y me escucharon”, afirma.

“Un punto de entrada difícil, especialmente cuando eres parte de estas presencias, es la tendencia de la gente a verte como a otro grupo de presión”, afirma. “Lleva un poquito [de tiempo] hacer que la gente tome a un joven como algo más que una persona joven, porque resultamos muy raros. Pero una vez que logras sobreponer ese obstáculo inicial, las personas son personas, y eso es sólo una parte de mis maravillosas experiencias”.

Los diputados mayores sí escuchan atentamente las palabras de los más jóvenes, dijo Bonnie Anderson. “Creo que los escuchan por la esperanza y expectativas que los diputados más viejos tienen de que algo nuevo y apasionante saldrá de ellos”.

Del mismo modo, la cámara le presta cuidadosa atención a la presencia oficial de la juventud, dijeron ella y Straub.

“La presencia oficial de la juventud tiene una enorme autoridad en la cámara”, afirmó [Anderson]. “Los diputados le prestan mucha atención a lo que ellos tienen que decir”.

“Yo también les invito a elegir a dos miembros de la presencia de la juventud para hablarle a la cámara, de manera que tienen una oportunidad que los diputados no tienen”, agregó. “Son muy valiosos para la Cámara de Diputados. Y también invité a jóvenes entre los 18 y 30 años de edad a hacer un vídeo de 90 segundos que voy a mostrar en la cámara durante las pausas. La pregunta es: ¿Qué sueñas para el futuro de la Iglesia?”

Dos miembros de la presencia de la juventud también hablaran ante la Cámara de Obispos y la Reunión Trienal de las Mujeres Episcopales, dijo Bronwyn Clark Skov, funcionaria encargada del ministerio de los jóvenes.

Los miembros de la presencia de la juventud no se avergüenzan de hablar en público, apuntó Straub.

“Si imaginamos la presencia de la juventud como una diócesis, ninguna diócesis va al micrófono más a menudo que la presencia de la juventud”, dice él. “Quiero decir eso de una manera positiva. Al parecer no tienen ningún miedo. No parece que se sientan cohibidos por el hecho de que están dirigiéndose a la Cámara de Diputados, y no temen hacer preguntas ni expresar sus opiniones. Utilizan la posición muy bien y con frecuencia”.

Para algunos, la participación en la presencia de la juventud y luego como diputado conduce a posiciones de ulterior liderazgo.

Bryan Krislock, de Seattle, se enteró de la presencia de la juventud en un Evento de la Juventud Episcopal y fue designado para asistir a la Convención General de Denver en 2000. Él sirvió como diputado por la Diócesis de Spokane en 2006 y 2009 y ahora es vicepresidente del Comité de Gobierno y Administración de la Misión como miembro del Consejo Ejecutivo.

Rememorando el año 2000 dice: “yo no sabía mucho de antemano acerca de la Convención General. Realmente no sabía del gobierno y la política [de la Iglesia]. La experiencia a través de la presencia de la juventud en verdad fue reveladora. Me llevó a querer regresar y aspirar a ser diputado y… a poner mi nombre en el sombrero para el Consejo Ejecutivo”.

Megan Anderson siguió una senda semejante, a partir del EYE en 2003 a la presencia de la juventud, y de ahí a ser diputada y ahora a su papel con la Hermandad Episcopal de la Paz, codirigiendo una diputación de jóvenes junto con Jessie Vedanti. Ella también es secretaria de la Comisión Permanente para la Misión y la Evangelización.

“Algunos de los miembros [de la comisión] al principio me confiaron que habían pensado que yo era una representación simbólica de los jóvenes, pero se me acercaron después de la primera reunión y tuvieron que excusarse y decir realmente ‘es un gran privilegio tenerte como miembro pleno del equipo’. Eso me conmovió increíblemente. Servir en la comisión “ha sido una de mis experiencias preferidas hasta ahora en la Iglesia”.

Anderson está al entrar en su último año de seminarista en la Escuela de Teología de Yale.

“Como una líder reciente, o en desarrollo, en la Iglesia, me apasiona realmente preparar a todas las personas para el liderazgo de la Iglesia y capacitarlas realmente para que encuentren esos sitios con los cuales se apasionarán”, agregó.

Observando la Convención General desde cierta distancia esta vez, mientras se prepara para tomar el examen del Colegio de Abogados dentro de unas pocas semanas, Krislock tiene algunos consejos para los diputados jóvenes:

“No teman meterse en problemas. Levántense y hablen, compartan sus opiniones, pero también escuchen y observen… Escuchen y vean lo que la gente hace y traten de aprender cómo pueden escucharlos mejor: una manera de ver dónde vuestras oportunidades han de tener mayor impacto”.

“Si no saben, pregunten” dice él.

Y agrega, estén dispuestos a cambiar de idea. Su filosofía es “nunca dirigirse a una reunión sabiendo de antemano cómo voy a votar o habiendo tomado una decisión”.

Y concluye: “No creo que es un buen liderazgo o un buen gobierno tener en mente un resultado particular tan fijo que no estés dispuesto a cambiar [de opinión]”.

— Sharon Sheridan es miembro del equipo de Episcopal News Service en la Convención General. Traducción de Vicente Echerri.


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