Convención General Sermón predicado por el Rdo. Gregory S. Straub

2 de Julio 2012

Posted Jul 2, 2012

[Episcopal Church Office of Public Affairs] El siguiente sermón fue presentado hoy en la 77a Convención General de la Iglesia Episcopal, que se reúne en Indianápolis, Indiana, hasta el 12 de julio.


Sermón predicado por el Rdo. Gregory S. Straub al Secretariado, los coordinadores y supervisores de la 77a. Convención General en Indianápolis, IN, el 2 de Julio de 2012.

Hay pocas palabras que connoten tanto como la palabra casa. Casa y las expresiones que de ella se extrapolan ejercen poderosas influencias en nuestras emociones. Irse a casa traduce bienvenida, satisfacción y descanso. Lejos de casa expresa distancia, soledad y desconexión. Estar de regreso en casa significa reunión, confort y celebración.

Uno de los privilegios de ser laico es el de poder optar por una iglesia en particular. Cuando los laicos se mudan a un sitio nuevo, suelen probar varias iglesias, con frecuencia dentro de una denominación en la cual se han sentido cómodos en el pasado, pero a veces entre varias denominaciones, hasta que encuentran una en que se sienten como en casa. Cuando yo era rector, una vez entré en la iglesia un día de semana y me encontré a una mujer sentada en uno de los bancos. Me dijo que estaba en la ciudad, buscando casas, pero quería ver primero si ésa era una iglesia en la cual ella podría adorar. Quería saber si en la iglesia se había orado durante bastante tiempo. (En ese momento en la iglesia se había orado por más de doscientos años.) La mujer finalmente compró la casa, se unió a la iglesia y se convirtió en una comulgante activa y dedicada.

Un centro de convenciones es la antítesis de una casa. Es de talla universal. Carece de personalidad, de encanto y de calidez. Ha visto incontable número de convenciones y de actos, ninguno de los cuales lo cambio para mejor o peor. El centro de convenciones es sencillamente un espacio virgen, siempre presto a adaptarse a las necesidades del próximo grupo. Y, sin embargo, durante los próximos 10 días será el sitio donde sesionará la 77ª. Convención General de la Iglesia Episcopal. Sus salones resonaran con oraciones, lecturas bíblicas y cánticos. Dentro de sus paredes tendrán lugar elecciones y debates. El rumbo de la Iglesia para los próximos tres años se fijará aquí. Será, durante un tiempo, la sede del gobierno de la Iglesia.

El capítulo catorce del evangelio según San Juan contiene la promesa de Jesús de que él y el Padre harían su morada entre sus seguidores. Jesús reitera la antigua creencia judía de que la casa de Dios está en medio del pueblo de Dios. Para simbolizar la presencia de Dios entre ellos, los judíos de la antigüedad llevaban consigo en sus andanzas una caja de cuero que contenía las tablas de la Ley que Moisés había traído del [monte] Sinaí. Los judíos de épocas posteriores creían que Dios estaba localizado en el templo de Jerusalén, pero Jesús le presta oídos a la tradición más antigua. Dios no tiene una casa en particular. Dios habita dondequiera que habita Su pueblo. En el mito esto se ilustra con el relato del nacimiento de Jesús. Jesús nace en un establo, no tiene casa. Hace su casa entre los que le siguen, como María, Marta y Lázaro de Betania. La casa de ellos se convierte en la suya.

Al igual que el pueblo de Israel, creemos que Dios está con nosotros en convención. Creemos que nuestras deliberaciones han de estar centradas en Dios y que nuestros votos han de estar inspirados por el Espíritu Santo. Porque estamos aquí, creemos que Dios está aquí, y donde Dios se encuentre, ésa es [Su] casa, dondequiera que esté. Hacer del Centro de Convenciones de Indiana una casa para Dios y para el pueblo de Dios exige de personas que la cuiden, y es ahí donde intervienen los voluntarios. Ustedes son los cuidadores de la Convención. Ustedes proporcionan los servicios que transforman un espacio vacío en la casa de la Convención de la Iglesia. Son ustedes los que hacen las camas y ponen las mesas, ustedes los que prenden el fuego del hogar y preparan los bufets, ustedes los que esperan a la puerta y brindan una palabra de bienvenida. Si la 77ª. Convención de la Iglesia Episcopal llega a considerar este lugar como su segunda casa, ustedes habrán realizado muy bien sus tareas.

Las casas, ya sean habitaciones humanas, lugares de culto o centros de convención, son sólo espacios vacíos hasta que los hacemos nuestros. Investimos a nuestras casas, ya se trate de una residencia, de una iglesia o de un centro de convenciones, con nuestras preciadas emociones que incluyen los recuerdos del pasado, el amor por las personas que asociamos con ellos y las esperanzas para el futuro. Que Indianápolis sea nuestra Jerusalén, al menos por diez días, que sea nuestro feliz hogar.


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