El Consejo Ejecutivo adopta un anteproyecto de presupuesto para el próximo trienio

El presupuesto pide que se explore “una reforma a largo plazo” de la obra de la Iglesia Episcopal.

Por Mary Frances Schjonberg
Posted Jan 31, 2012

[Episcopal News Service – Linthicum Heights, Maryland] El Consejo Ejecutivo de la Iglesia Episcopal aprobó el 29 de enero un anteproyecto de presupuesto que incluye dinero destinado a “abrir la puerta para hacer una reforma a largo plazo en el modo de hacer negocios como Iglesia”.

El Consejo Ejecutivo dedicó la mayor parte de su reunión del 27 al 29 de enero aquí, en el Centro de Conferencias del Instituto Marítimo, a discutir el anteproyecto de presupuesto, alternando el debate entre los asuntos de panorama general con la negociación de las pequeñas partidas específicas. También aprobó lo que la obispa primada, Katharine Jefferts Schori, llamó una resolución “de enorme significación” en la que expresaba su solidaridad con el pueblo de la República de Sudán del Sur.

El anteproyecto del presupuesto representa $104,9 millones en ingresos provenientes de las diócesis y de inversiones, más otras fuentes tales como alquiler de instalaciones, y un monto semejante de gastos. No incluye la obra de reasentamiento de refugiados que realiza la Iglesia, la cual se lleva a cabo con subvenciones gubernamentales, según explicara el tesorero Kurt Barnes.

Él dijo que el anteproyecto del presupuesto se publicará aquí en los próximos días.

El presupuesto, que no será final hasta que sesione la Convención General en julio, propone reservar dinero para hacer “una consulta de toda la Iglesia” sobre la configuración y trabajo futuros de la Iglesia Episcopal. Incluye dinero también para proyectos experimentales, que el jefe de operaciones, Stacy Sauls, dijo que podría mostrar cómo el poder adquisitivo y organizativo de la Iglesia sería capaz de ayudar a las congregaciones y diócesis a liberar más [dinero] de sus recursos para el trabajo de la misión.

Sauls caracterizó esos planes de cooperación como una manera de provocar “un cambio significativo a largo plazo” en la manera en que los funcionarios de la Iglesia se relacionan con el resto de ella. El Consejo aceptó su propuesta y su sugerencia de que el presupuesto 2013-2015 “debe abrir la puerta para hacer una reforma a largo plazo en el modo de hacer negocios como Iglesia”.

Jefferts Schori dijo al Consejo en sus palabras de clausura que “hemos comenzado a mirar a una restructuración de esta Iglesia para [llevar a cabo] la misión de Dios. Es el comienzo de un proceso que es tan sólo una etapa de lo que los reformadores llaman ‘la Iglesia en reforma permanente’”.

Ella también sugirió que el Consejo considerara al personal empleado en el Centro Denominacional en Nueva York y en cualquier otro lugar a través de la Iglesia como “un personal de toda la Iglesia, que está llamado a dispersarse en el servicio: a ser enviado a través de la Iglesia, a extenderse para ayudar a interconectar a los episcopales en el servicio a la misión de Dios”.

“No tenemos un ‘centro de la Iglesia’, excepto en Jesús”, dijo ella.

Bonnie Anderson, la presidenta de la Cámara de Diputados, dijo en sus palabras de clausura que se sentía agradecida por lo que ella llamaba los “atisbos” de cambio que se reflejaban en las decisiones que había tomado el Consejo tocante al presupuesto. Sin embargo, agregó que a ella “le preocupa que las categorías dentro del presupuesto perpetúen la continúa dependencia de la Iglesia de un ejecutivo, de una iglesia dirigida por un grupo de funcionarios. Este modelo no resulta para nosotros, y va en contra de las redes flexibles que se están creando y abarcan otros niveles de la Iglesia y del mundo”.

Advirtiendo que el anteproyecto del presupuesto incluye más de $7,7 millones para mantener el Centro Denominacional y cubrir sus deudas, Anderson dijo que “si seguimos gastando este dinero en un edificio para albergar una estructura ejecutiva, el único lugar en el que podremos buscar ahorros será en áreas que comprometan las voces y el liderazgo del clero y el laicado de la Iglesia. Eso no es ser fieles a nuestra tradición como episcopales ni a quienes yo creo que Dios nos llama a ser”.

En su carta a los miembros de la Iglesia, los miembros del Consejo dijeron que en su trabajo con el presupuesto se sintieron conminados “a buscar un modo de asumir los retos de adaptación que enfrentan todas las denominaciones en una era postcristiana de creciente desinterés en la Iglesia institucional”.

Los miembros del Consejo dijeron que su debate del 29 de enero sobre el presupuesto reiteraba su “interés de que el presupuesto reflejara la visión y la misión de la Iglesia que sea manantial de una teología de la abundancia y que lleve las Cinco Marcas de la Misión”.

“El debate también reflejó un aprecio y un deseo genuinos de atraer a nuestros compañeros internos y externos afectados por el presupuesto”, decía la carta del Consejo. “Esta apreciación se equilibra con la comprensión de que el proceso no siempre nos da tiempo para sostener esas conversaciones. Y en consecuencia vivimos en esa tensión. La discusión también dejó sentado que el Consejo sabe que un presupuesto es un documento vivo. Confiamos en que el personal resalte los detalles y matices que lo hagan un verdadero instrumento para la renovación de nuestra vida en la Iglesia”.

El Consejo está obligado por los cánones a presentar un anteproyecto del presupuesto trienal al Comité Permanente Conjunto sobre Programa, Presupuesto y Finanzas (PB&F) al término de esta reunión.

El Consejo dijo que “dedicó mayor parte al desarrollo del presupuesto este trienio por haber entendido que, en un tiempo en que la conducción de los negocios tal como solían ser ya no era útil a la Iglesia en su respuesta a la misión de Dios, se requería de un presupuesto motivado por una visión renovada de las tareas a que nos enfrentamos. El empeñó cambió al Consejo mismo, moldeándolo para funcionar de nuevas maneras”.

[El Comité de] Programa, Presupuesto y Finanzas comenzará a estudiar el anteproyecto del presupuesto del 2013-2015 cuando se reúna en el Instituto Marítimo del 30 de enero al 2 de febrero. El comité finalmente redactará el presupuesto trienal para proponerlo a la Convención General el 10 de julio. El presupuesto 2013-2015 no será definitivo hasta que la Convención General lo apruebe, en una votación que está programada para el 12 de julio. El presupuesto entra en vigor el 1 de enero de 2013.

El Consejo había encomendado a su Comité Ejecutivo que diseñara y supervisara el proceso mediante el cual el Consejo creó el anteproyecto del presupuesto 2013-2015. Ese proceso incluyó la solicitud de opiniones de toda la Iglesia respecto a cuáles deben ser las prioridades de financiación de la Iglesia y la participación en modelos económicos.

El 27 de enero, el Consejo Ejecutivo le presentó al Consejo dos escenarios presupuestales. En uno se le solicitaba a las diócesis que contribuyeran con el 19 por ciento de sus ingresos y el otro se basaba en una contribución diocesana del 15 por ciento. La diferencia en ingresos era de aproximadamente $13,5 millones.

El anteproyecto del presupuesto 2013-2015 muestra un decremento en el ingreso en comparación con el trienio actual, que se basaba en $141,271,984. La diferencia se debe en parte al hecho de que la Convención General redujo la cantidad de dinero que se le pedía a las 110 diócesis de la Iglesia para contribuir al costo de financiación de la obra denominacional. La cantidad disminuyó del 21 por ciento del ingreso diocesano en 2010, al 20 por ciento en 2011 y al 19 por ciento en 2012.

El Consejo preparó la versión final del anteproyecto del presupuesto 2013-2015 asumiendo la petición del 19 por ciento y bosquejando los gastos en la versión del 15 por ciento. A ese escenario de gastos, los miembros del Consejo le impusieron luego sus prioridades para restaurar partes del presupuesto a los niveles del 19 por ciento. Esas prioridades incluyen el invertir en redes emergentes y en sostener las que ya existen, potenciando al ministerio y las comunicaciones locales.

En otras medidas del Consejo, Jefferts Schori encomió también a los miembros por aprobar la resolución sobre el Sudán, en la que se manifiesta regocijo por el establecimiento del Estado independiente de la República de Sudán del Sur, si bien se deplora “la gran tragedia humana” que sigue ocurriendo en Abyei, estado del Nilo Azul, y en el estado de Kordofán Meridional. [El documento] reafirma la solidaridad con la Iglesia Episcopal del Sudán, resaltando que la Iglesia ha respaldado a todos los sudaneses aun siendo “blanco de violencia y abuso”. El Consejo recordó e instó a todos los episcopales a proseguir en oración y en defensa de todo el pueblo del Sudán y llamó al gobierno de Estados Unidos “a renovar y continuar sus sanciones económicas y sus empeños diplomáticos urgentemente para garantizar la paz y el fin de las atroces violaciones de los derechos humanos y la constante brutalidad militar contra las personas en todas las zonas del Sudán”.

La Obispa Primada dijo que aprobar la resolución “no conllevaba envío de dinero, conllevaba la expresión de solidaridad y apoyo por otros anglicanos en otra región del mundo. Ello nos trasciende”.

Un resumen de todas las resoluciones aprobadas por el Consejo en la reunión se encuentran aquí.

El Consejo Ejecutivo lleva a cabo los programas y políticas adoptadas por la Convención General, según el Canon I.4 (1)(a). El Consejo está compuesto de 38 miembros, 20 de los cuales (cuatro obispos, cuatro presbíteros o diáconos y 12 laicos) son elegidos por la Convención General, y 18 (un clérigo y un laico por provincia) por los sínodos provinciales, para períodos de seis años, además del [la] Obispo/a Primado/a y el[la] Presidente de la Cámara de Diputados.

— La Rda. Mary Frances Schjonberg es editora y reportera del Episcopal News Service. Traducido por Vicente Echerri.


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