Día Mundial del SIDA: Líderes cristianos instan a renovar esfuerzos para combatir la pandemia global.

Por Matthew Davies
Posted Dec 5, 2011

A boy receives medication at Nkosi’s Haven, south of Johannesburg, South Africa. Nkosi’s Haven provides residential care for destitute HIV-positive mothers and their children, whether HIV-positive or not. Nkosi’s Haven is named after Nkosi Johnson, a young AIDS activist who died on International Children’s Day on June 1, 2001. December 1 is World AIDS Day. Photo/REUTERS/Siphiwe Sibeko. For use only by permission of Reuters.

[Episcopal News Service] Al conmemorar el Día Mundial del SIDA el 1 de diciembre, algunos líderes cristianos han pedido que se siga apoyando a los casi 34 millones de personas que viven con el VIH en todo el mundo, al tiempo que instan a que renovados empeños educativos y promocionales le pongan fin a la pandemia global.

Katharine Jefferts Schori, Obispa Presidente y Primada de la Iglesia Episcopal, y Mark Hanson, Obispo Presidente de la Iglesia Evangélica Luterana en América, emitieron una carta conjunta por el Día Mundial del SIDA 2011 en la que dicen que las dos iglesias han iniciado una nueva era de plena comunión.

“El Día Mundial del SIDA es una oportunidad para que cada uno de nosotros reflexione sobre el llamado de Dios a elevar la dignidad y los valores de cada persona”, dijeron ambos líderes.

“Estamos llamados a luchar contra esta pandemia, cuya escala no tiene precedentes en la historia de la humanidad, mediante la oración, con pronunciamientos en contra del estigma y la discriminación de quienes viven con el VIH y el SIDA, con el cuidado de las personas afectadas por el virus en nuestras propias comunidades, con pronunciamientos a favor de la defensa de un fuerte apoyo gubernamental a los programas que salvan vidas, y con el apoyo a los esfuerzos mundiales para aliviar los sistemas globales de la pobreza en la que el VIH y el SIDA son tan endémicos”.

Los obispos primados de la Iglesia Episcopal han hecho declaraciones formales el Día Mundial del SIDA desde que comenzara la conmemoración anual en 1988. Este es el primer año en que la Obispa Primada de la Iglesia Episcopal emite una declaración sobre el Día Mundial del SIDA conjuntamente con el líder de otra de las principales denominaciones cristianas del país.

“Juntos formamos parte de una familia global de 150 millones de anglicanos y luteranos, la mayoría vive en países en desarrollo, para los que el virus es una realidad cotidiana siempre presente”, afirmaron, para añadir que el Día Mundial del SIDA es “una oportunidad para recordar a las 30 millones de vidas que se han perdido debido a la pandemia mortal de los últimos tres decenios, para dedicar de nuevo nuestras energías al apoyo de los 34 millones que viven hoy con el VIH y el SIDA y para trabajar en la construcción de un futuro sin SIDA”.

Sarah Dreier, representante legislativa para asuntos de política internacional de la Iglesia Episcopal y la Iglesia Evangélica Luterana en América, dijo el 30 de noviembre a Episcopal News Service que la declaración “resalta no sólo el trabajo de promoción conjunto de nuestras dos iglesias para ponerle fin al SIDA, sino también el momento de genuina posibilidad en el cual el mundo intervenga en la lucha contra esta pandemia mortal”.

La Secretaria de Estado Hillary Clinton y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) “identificaron recientemente la esperanza de que un mundo sin SIDA está a nuestro alcance en el futuro inmediato”, dijo Dreier a ENS. “Luego de tres largas décadas, la tecnología y las estrategias que necesitamos para superar el SIDA están finalmente en las manos del mundo. La pregunta decisiva será si los líderes mundiales pueden recabar el apoyo político y los recursos económicos necesarios para crear una generación libre de SIDA”.

El Congreso de EE.UU. debate en la actualidad las asignaciones federales de ayuda exterior concentradas en la pobreza, para 2012 y después. Dreier explicó que debido a la Ley del Presupuesto que el Congreso aprobó y que el presidente Barack Obama sancionó con su firma este verano, esas asignaciones de recursos para 2012 —en las que se incluyen lo que gasta EE.UU. en la lucha contra el VIH y el SIDA— sentarán la pauta para la próxima década.

“Probablemente será un mes decisivo —para mejor o para peor— en la lucha del mundo contra el SIDA”, agregó Dreier. “Todos los episcopales y luteranos en Estados Unidos deben hacerle saber a sus líderes electos lo importantes que serán las decisiones sobre estos recursos para responder a la pregunta de si el mundo tiene la voluntad de ponerle fin al SIDA en el transcurso de nuestra vida”.

De los 34 millones de personas infectadas con el VIH en todo el mundo, 22 millones viven en el África subsahariana, donde toda una generación de niños “han quedado huérfanos a causa del virus, muchos de estos niños han sido infectados por la transmisión de la madre al niño, una transmisión que se puede prevenir con una atención médica básica”, mediante el uso de fármacos antiretrovirales, señalaron los obispos.

“En un mundo injusto con más riqueza que nunca jamás, la pobreza mundial ha contribuido a que más personas mueran cada día debido a que son demasiado pobres para sobrevivir y recibir la atención básica de los síntomas de la pobreza mundial: la violencia de género, la discriminación, el hambre y la falta de acceso a un tratamiento médico”, sigue diciendo la carta de los obispos presidentes.

Aunque no existe cura para el VIH, los fármacos antirretrovirales pueden retrasar la aparición del SIDA y mejorar la calidad de la vida y la longevidad.

El VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana) es un virus que ataca el sistema inmunológico e inhibe al cuerpo humano de combatir infecciones y enfermedades. El virus se encuentra en muchos fluidos corporales y puede transmitirse a través de relaciones sexuales sin protección con una persona infectada, por transfusiones de sangre contaminada, por el uso de jeringuillas, agujas u otros instrumentos punzantes contaminados, o de una madre infectada a su hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia.

El SIDA (Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida) se refiere a las etapas avanzadas del VIH, cuando empiezan a aparecer síntomas, infecciones y cánceres en una persona infectada.

Ayuda y Desarrollo Episcopales dirige programas globales internacionales de atención del VIH/SIDA que, según información que le proporcionara la agencia a ENS, “se concentran en educar a los jóvenes y a otros grupos vulnerables sobre la prevención de la enfermedad, el sostén de los huérfanos y los niños vulnerables con necesidades básicas, en ayudar a individuos afectados por el VIH/SIDA a reconstruir sus vidas con oportunidades tales como micropréstamos, y en abordar el VIH como un problema que afecta todas las áreas de nuestro trabajo”.

Los programas se administran en colaboración con la Iglesia y sus aliados ecuménicos en África y partes de América Latina para asistir a los países más devastados por la enfermedad, entre ellos, Honduras, Congo, Burundi, Belice, Kenia, Perú, Tanzania, Sudáfrica, la República Dominicana, Suazilandia, Botsuana, El Salvador, Zambia y muchos otros.

“Mediante los programas educativos y de generación de ingresos para mujeres vulnerables, así como los servicios de salud para prevenir la transmisión de madres a hijos, y otros programas de todos los sectores, estamos integrando el VIH/SIDA en muchos de nuestros programas para ayudar a robustecer el tejido social de las comunidades en las que trabajamos nosotros y nuestros aliados”, dijo Ayuda y Desarrollo Episcopales.

Según su informe sobre el Día del SIDA 2011, ONUSIDA dice que el índice de las nuevas infecciones anuales se redujo en un 21 por ciento entre 1997 y 2010.

“En la medida en que los medicamentos se hacen más fácilmente accesibles, las personas que obtienen el tratamiento más a tiempo tienen menos probabilidades de infectar a otras, así como los que adquieren conciencia de su situación más a tiempo es menos probable que infecten a otros”, dijo Matthew Ellis, director ejecutivo de la Coalición Nacional Episcopal sobre el SIDA (NEAC, sigla en inglés), que se creó en 1988 en respuesta a los que estaban viviendo con el VIH/SIDA —o se veían afectados por este virus— en EE.UU.

Para muchas personas en EE.UU. y otros países occidentales la pandemia suele verse como un problema global —o más específicamente africano—, un “lamentable subproducto de la cobertura de prensa nacional”, dijo Ellis a ENS el 30 de noviembre en una entrevista desde su oficina en Indianápolis. “En un tiempo no se veía como una enfermedad puramente africana, pero desafortunadamente ha quedado fuera del radar en muchos círculos”.

Ellis agregó que en algunas zonas de EE.UU., tales como Washington D.C., se aprecia un aumento de las infecciones del VIH/SIDA, de manera que la complacencia en el contexto nacional “puede convertirse en un problema”.

Él dijo también que la NEAC ha sido más emprendedora este año en usar tecnología y medios sociales para distribuir un tesoro de educación virtual acerca de la enfermedad. La NEAC también tiene una relación de compañerismo con los Ministerios Episcopales de la Salud, que Ellis dirige, para ayudar a enfermeras parroquiales y otros profesionales de la salud a incluir ministerios sobre el VIH/SIDA en programas nacionales.

“Intentamos lograr una fuerte presencia diocesana y trabajar con otras organizaciones nacionales… de manera que no trabajemos aislados”, dijo Ellis. “Muchas de nuestras iglesias episcopales son pequeñas y están en zonas rurales. No tiene sentido para ellas aislarse dentro de su propia comunidad… Les resulta mucho más efectivo asociarse con otra comunidad de fe”.

La NEAC tiene por objetivo alentar a las personas “a informarse acerca del SIDA en su propia comunidad” y a brindar “un sentido de sanación y de comunidad” a los infectados o afectados por la enfermedad, añadió Ellis. “Alentamos a las personas a pensar en cómo pueden hacer de sus parroquias un lugar de acogida para todo el mundo, en particular para los que viven con el VIH/SIDA”.

Ellis, que presta servicios en el equipo de trabajo sanitario del Consejo Nacional de Iglesias, dijo que esa colaboración también tiene sentido a nivel nacional.

La Iglesia Episcopal ha promovido [los derechos] de las personas que viven con el VIH/SIDA y de aquellos que los cuidan desde su Convención General de 1985, cuando se destacó entre las iglesias tradicionales en abordar [el tema de] la pandemia.

Más recientemente, la Convención General 2009 aprobó seis resoluciones que abordaban específicamente las preocupaciones relacionados con el VIH/SIDA. La legislación llamaba a los episcopales a luchar contra el aumento en la tasa de infecciones; expresaba su pesar por las discrepancias en el cuidado y tratamiento de las personas que viven con el VIH/SIDA y pedía que se introdujeran cláusulas en la reforma del cuidado de la salud para que le ofreciera atención médica a personas con afecciones previas; instaba a una prevención certera e integral del VIH/SIDA en programas educativos para la juventud; y alentaba al personal y los líderes diocesanos y a todos los clérigos en servicio activo a tomar un seminario sobre VIH/SIDA, autodirigido y basado en la Internet, al que se puede tener acceso en www.neac.org.

Ellis dijo que si bien una reunión de estrategia —según la pedía la Resolución A 162 de la Convención General— no ha tenido lugar, la NEAC está en las etapas finales de un plan estratégico integral sobre el VIH/SIDA para la Iglesia Episcopal. El plan se espera que esté disponible a principios de 2012.

Entretanto Ellis resaltó la importancia de la educación básica sobre la enfermedad y se refirió a una prueba de información concreta que se puede obtener en la página web de la NEAC. También destacó la labor de la Red Episcopal de Política Pública, que sigue instando a los episcopales a escribirles a los políticos de su región y a promover el tema.

EPPN emitió un comunicado de alerta el 30 de noviembre en el que le pedía a sus partidarios a “contribuir a hacer de este Día Mundial del SIDA el principio del fin del SIDA”, diciéndole al Congreso “que Estados Unidos debe apoyar la visión de la secretaria Clinton de una generación libre de SIDA”.

En su carta, los obispos presidentes también enfatizaron la importancia del activismo promocional a través de las redes de sus denominaciones. Dijeron que “la voz de cada episcopal y de todos los miembros de ELCA es vital en esta tarea, por ello les instamos a unirse a los esfuerzos de defensa de nuestras iglesias haciéndose miembros de [la Red Episcopal de Política Pública] Episcopal Public Policy Network o de  ELCA e-Advocacy Network”.

Las iglesias luteranas también están laborando a nivel mundial contra la pandemia del SIDA. La carta de los obispos presidentes subraya que la estrategia global de la ELCA respecto al VIH y al SIDA “pone de relieve  el compromiso sobre la prevención, el tratamiento, el alivio del estigma, y ofrece cuidado y apoyo a todos. Guía y apoya las respuestas de la congregación a nuestras comunidades domésticas y a nuestros compañeros globales necesitados”.

En Indonesia, la Federación Luterana Mundial organizó dos conferencias a principios de noviembre sobre el VIH/SIDA a la que asistieron 60 delegados de la juventud y líderes de la Iglesia.

Los participantes se comprometieron a establecer burós sobre el VIH/SIDA en cada una de las 12 iglesias luteranas de Indonesia, incluir el tema del VIH/SIDA en el currículo de las escuelas de teología, las clases de confirmación y las escuelas dominicales; y recaudar fondos en las congregaciones para apoyar las campañas sobre el VIH y a favor de los infectados con el virus, según decía un artículo de Ecumenical News International.

El obispo Langsung Maruli Sitorus instó a los jóvenes presentes en la conferencia “a romper en la Iglesia el límite del prejuicio y del estigma para llevar consuelo a los infectados con el VIH”.

Los delegados de la jóvenes también sugirieron el lanzamiento de una red de comunicación de la juventud, que celebre foros para crear conciencia sobre el VIH/SIDA, recaudar fondos e incluso asumir el tratamiento preventivo y cuidado de las personas estigmatizadas por la infección del virus del SIDA.

En Kenia, líderes cristianos y musulmanes asistieron a una conferencia en que se discutió cómo mejorar sus estrategias en los ministerios relacionados con el VIH/SIDA, afirmando que un enfoque global, integrado y libre de estigmas problemas de moral y salud pública, reportó ENI.

En Uganda, el Rdo. Canónigo Gideon Byamugisha, el primer líder religioso de ese continente en declarar públicamente su estatus positivo del VIH, dijo que las iglesias africanas necesitan instar a los gobiernos a hacer más para detener la propagación del VIH/SIDA.

“La Iglesia está haciendo algo, pero si fuera suficiente la pandemia habría desaparecido. La Iglesia no le ha exigido a los gobiernos que pongan el dinero allí donde se está el problema”, dijo Byamugisha a ENInews en Nairobi.

Byamugisha agregó que los gobiernos deben asignar recursos para ponerle fin al estigma, las prevenibles muertes por SIDA y las enfermedades que se le asocian. “Nosotros [las iglesias] no le hemos pedido a los que hacen campañas por llegar a la presidencia que muestren en sus manifiestos cómo esperan combatir la enfermedad”, afirmó Byamugisha, que fue cofundador en 2002 de la Red Africana de Líderes Religiosos que Viven con o son Afectados por el VIH y el SIDA (ANERELA+, sigla en inglés).

En Canadá, 15 líderes budistas, cristianos, hindúes, judíos y musulmanes provenientes de distintas partes del mundo, algunos de los cuales son portadores del VIH, se reunieron en Toronto el 29 y 30 de noviembre para evaluar el progreso en la lucha contra la pandemia. La reunión fue organizada por la Alianza de Promoción Ecuménica, con sede en Ginebra, y una declaración sobre evaluación y objetivos para cualquier acción futura se daría a conocer el Día Mundial del SIDA.

Un artículo reciente de la Sociedad Unida para la Propagación del Evangelio (USPG), una agencia misionera anglicana con sede en el Reino Unido, resaltaba algunas de las dificultades en apoyar a los pacientes y trabajadores de la salud en comunidades pobres donde el VIH es una preocupación fundamental, pero donde abordar el tema resulta difícil debido al estigma que se asocia con la enfermedad.

En Myanmar, donde las estadísticas oficiales son tan difíciles de obtener, se desconoce la extensión exacta del VIH, decía el comunicado. “Debido también a que el tema es tabú puede resultarles difícil a los trabajadores de la salud abordarlo abiertamente. En verdad, el proporcionar conocimientos que desafíen el estigma que rodea al VIH es uno de los objetivos de los trabajadores de la salud”.

Según el comunicado de la USPG, la Iglesia en Myanmar es la única organización que ofrece atención médica —que incluye visitas a los hogares, tratamiento antirretroviral y cuidados paliativos— en muchas partes del país.

El arzobispo de Cantórbery, Rowan Williams, dio a conocer un mensaje en vídeo por el Día Mundial del SIDA en el que habla de la parte que la violencia sexual desempeña en la propagación del VIH, y lo llama “uno de los actos más vergonzosos de nuestra época”.

Williams grabó el mensaje de vídeo durante una visita reciente a la República Democrática del Congo, que ha sido “el epicentro de muchísima violencia atroz en los últimos años”, dice él en el vídeo.

Él se refiere específicamente al uso de la violencia sexual como un arma de guerra  y algo que se emplea para “humillar y someter a otros”.

Williams subraya el papel decisivo que ha desempeñado la Iglesia en apoyar a los sobrevivientes de tal abuso, y en combatir el estigma que ellos con frecuencia enfrentan en sus propias comunidades como resultado de esta violencia.

“El trauma es algo que no puede superarse de la noche a la mañana, pero cuando las personas sienten que han sido abandonadas por familias, por comunidades, por causa de la vergüenza y el estigma del VIH/SIDA, la Iglesia en esta parte del Congo les ha brindado su apoyo”, dijo Williams. “Para estas personas, que han sido sistemáticamente víctimas de abusos, que han sido golpeadas, violadas, secuestradas, con frecuencia a la más tierna edad —para estas personas, la Iglesia ha sido la familia que importaba”.

El mensaje en vídeo de Williams se puede ver aquí.

Jefferts Schori visitó el Congo en julio y fue testigo de cómo la Iglesia Anglicana allí ayuda a sostener a mujeres que se han infectado con el VIH como resultado de una violación sexual, así como a niños huérfanos, muchos de los cuales han perdido a sus padres como resultado del virus.

“La comunidad global ha hecho avances significativos en la lucha contra esta pandemia”, dijeron los obispos presidentes en su carta. “Hoy en día, tenemos que intensificar estos esfuerzos. Nos encontramos en el umbral de llegar a la meta de lograr una ‘generación libre de SIDA’, establecida recientemente por la Secretaria de Estado Clinton. Pero si somos capaces o no de alcanzar este hito dependerá nada menos y nada más de si nuestras naciones y comunidades están dispuestas a ofrecer los recursos y las energías para lograr que los próximos 30 años sean diferentes a los 30 últimos”.

— Matthew Davies es editor y reportero de Episcopal News Service.